Y allí, en la puerta, el cartero asombrado de que abrieran la puerta antes de tocarla. Sin demoras le entregó una carta, ella la guardó en su chaqueta y salió corriendo a su cita médica. Luego de estar algunos minutos en la sala de espera, decidió echar un ojo a la carta que había recibido minutos antes... Era de su esposo, indicando que le mandaba una tarjeta diciéndole cuán feliz estaba con la posibilidad que ahora tenían ante ellos, que la estaría llamando lo antes posible. Una semana atrás había realizado una prueba de embarazo casera que había dado positivo pero al llamar a su esposo, quien se encontraba fuera del país por negocios, habían decidido no precipitarse y verificarlo con un médico. Al fin pudo pasar al consultorio del doctor, los resultados de la prueba de sangre estaban listos. Pero eso no fue lo más asombroso, el consultorio estaba lleno de flores de lavanda -sus favoritas- y globos por doquier. Miró a su doctor extrañada, y él le señaló a la esquina opuesta del consultorio, era su esposo, con un cartel en la mano que decía...

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