PRIMER CONCURSO DE RELATOS EROTICOS PAPIKIWI 07/01/2018
Alicia
El tráfico, como siempre a estas horas, es desesperantemente denso. Absorta, con la vista perdida entre los destellos que las luces de la ciudad emiten al rebotar en las gotas de lluvia esparcidas por el parabrisas. Dando golpecitos con los dedos sobre el volante, sigue el ritmo de la música del enésimo anuncio que suena en la radio. Que no lo esté analizando, con su afilado sentido de publicista, deja bien a las claras que el día de hoy no ha sido un día normal.
Alicia Garmendia es una de las empresarias más exitosas de España. Desde la nada, ha conseguido que Del Pino y Garmendia, sea considerada como la agencia de publicidad más importante del país. Esta tarde, como cada viernes desde que se separó del imbécil de su marido, se dirige al Adonis Wellness Club, un prostíbulo de lujo para mujeres que se encuentra en las afueras de la ciudad. La noticia que el Dr. Montalbán le dio esta mañana ha estado a punto de hacerle cambiar de opinión, pero Alicia no es una mujer fácil de derribar.
Consigue escapar del tráfico y entra en el parking. Aparca, y mientras se dirige hacia el club empieza con su ritual de despersonalización. Ya no es Alicia, ni es una empresaria de éxito, ni le acaban de diagnosticar una grave enfermedad. Solo es una mujer de 52 años que quiere tener buen sexo.
Ya en el ascensor, se observa en el espejo. El vestido negro se adapta a la perfección a las curvas de su cuerpo. Alicia acude al gimnasio cada día y, como todo lo que hace en su vida, se ejercita hasta la extenuación. Al retocarse el peinado, le asalta un pensamiento desagradable: “Puede que pronto no tenga pelo que…” Hace un gesto de negación y empieza de nuevo con su ritual de despersonalización: “No me llamo Alicia. No soy una empresaria de…”
—Buenas tardes, señora Garmendia. Su habitación está lista. Los chicos subirán enseguida.
—Hola Sofía. Muchas gracias.
Minutos después Paolo y Daniel llaman a la puerta. Alicia, desnuda, abre y les invita a pasar. Sin que puedan decir nada, les ordena: —Desnudaos.
Se dirige al centro de la habitación, se arrodilla y les dice: —Venid aquí.
Ellos se acercan, y mientras les mira directamente a los ojos, coge cada polla con una mano y empieza a chuparlas. Primero una. Luego la otra. Puede sentir como se van endureciendo en su boca. Mueve las manos rítmicamente, pasando de una polla a la otra de forma frenética, lamiéndolas, besándolas, empujándolas hasta lo más profundo de su garganta. Sentir esas dos pollas moviéndose dentro de su boca le provoca una sensación deliciosa. Alicia se ha convertido en un torbellino de lujuria, de deseo. Una bestia sedienta de sexo y placer.
Se levanta y tras recogerse el pelo en un improvisado moño, coge de la mano a Paolo y lo guía hasta la cama. Lo obliga a tenderse, y se sube a horcajadas sobre él. Coge la polla con mano experta y la guía hacia su interior. Entra con mucha facilidad. Alicia está completamente empapada y cuando retira la mano siente los dedos húmedos y calientes. Sin pensarlo dos veces los mete en la boca de Paolo para obligarlo a saborear su sexo. El chico los chupa con avidez, provocándole una oleada de placer morboso. Empieza a cabalgar. Primero con lentitud. Aumenta la cadencia poco a poco, siempre dueña del ritmo. De repente, nota un movimiento a su izquierda. Es Daniel, que en silencio, contempla la escena.
—Daniel, ponte lubricante y métemela tú también. Despacio, por favor.
El chico obedece, y tras lubricarse, se arrodilla tras ella. Une su polla a la de Paolo, y empieza a empujar. Alicia nota como va cediendo poco a poco, con un suave dolor al principio, pero al momento empieza a sentir en su interior una presión desbordante. El placer y el morbo se retroalimentan en una espiral apoteósica. Las pollas se mueven dentro de ella en un frenesí enloquecedor. Daniel agarra su pelo y tira de él con fuerza hacia atrás. Paolo lame sus pechos y los aprieta con unas manos que a Alicia se le antojan enormes. Ahora los tres se mueven con libertad, cada uno buscando su propio placer. Un intenso olor a sexo y sudor impregna el ambiente y hace que se dispare un inmenso orgasmo en ella. Se mueve adelante y atrás, buscando más placer. Clava sus uñas en las sabanas de seda y siente que va a desfallecer. Se corre casi con vehemencia, con un deseo de sí misma que le resulta abrumador. Sus gritos llenan de infinito placer la habitación de aquel club y llenan de luz aquella lluviosa tarde de invierno. Un clamor que llena de energía el día en que su vida cambió para siempre.
Nomino a @cuvi.
Concurso patrocinado por @purapapita y @vicokiwi.
Si señor!!!!
Gracias!