El estudio fué construido en el sótano de la casa donde me estaba hospedando. Cuenta con instalaciones de óptima calidad, y el trato con el propietario fué indiscutiblemente amisotoso y fluido. Fueron alrededor de 20 dias intercambiando técnicas, conceptos e impresiones sobre la propuesta artística que debíamos desarrollar. Más allá de los resultados, que en nuestra opinión estuvieron a la altura, fué una etapa de inmenso aprendizaje, tanto desde la perspectiva del audio, como de la convivencia con una cultura aparentemente diferente (la música diluye las barreras culturales).

Por el lado turístico, tuve la oportunidad de conocer buena parte de la ciudad. Es una fuente de inspiración artística natural, y es una de las evidencias históricas de la cultura occidental antigua. Es un lugar muy diverso y las personas son, honestamente, muy amables...