1er Concurso de Cuentonimios Navideños (UN CONTACTO CON LA NAVIDAD)

Anthony era un niño que no creía en la Navidad. Sus padres eran ateos y le habían enseñado desde muy pequeño a creer solo en lo que podía ver o tocar. Se burlaba de quienes creían y repetía chistes contrarios a la fe.
Un 24 de diciembre su familia se acostó temprano como hacían siempre: sin celebración, sin devoción.
Anthony tenía mucho sueño, pero antes de quedarse dormido sintió que salía de su cuerpo a una velocidad vertiginosa, increíble. Llegó a un lugar que parecía un parque: muchos árboles, bellísimas flores, encantadoras mariposas y aves. Un camino larguísimo se extendía frente a él y decidió recorrerlo ya pasados el miedo y la sorpresa iniciales.
Al final del camino vio una choza de palmas y ramas. Dentro de la misma estaba una bellísima joven de piel trigueña, ojos y cabellos negros. Tenia en brazos un bebé. La rodeaban diversos animales.
Ella, al verle, le dijo con voz dulce:

• Soy la Madre de la Navidad.

• No entiendo eso que me dices.

• Soy la Virgen María y este es el Niño Jesús, en quienes no creías, pero ahora sí creerás porque nos has visto. Lleva mi mensaje: “La Navidad no son los regalos, la Navidad es la unión entre todos los seres humanos. Es lo que quiere Dios”

Anthony regresó a su cuerpo alegre y admirado. Sobre todo al verse rodeado por lucecitas multicolores. Corrió a despertar a sus padres quienes le miraron con asombro al ver cómo su piel brillaba. Él les contó su experiencia y se abrazaron llorando de alegría.

La vida de Anthony cambió desde ese momento: al tocar los enfermos ellos sanaban, al visitar familias tristes recobraban la alegría, al bendecir hogares pobres les llegaba la prosperidad.

Anthony supo así que él mismo era un regalo de Navidad.

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