Comedy Open Mic Espanol Ronda #14 - Entrada #1 - Viaje al Campo

Grabado está en mi memoria aquel viaje a la casa de campo de mis suegros.
Casi a rastras mi esposa me obligó a meterme en el carro y salimos. Era muy temprano en la mañana y la noche anterior había estado en un bar con mis amigos. Bueno, ya íbamos en camino y sólo me quedaba manejar.

Unas horas después, llegamos a aquella humilde casita que estaba metida en lo profundo de un bosque, muy cerca del río. Con láminas metálicas en el techo, paredes agrietadas, pero de verdad, se veía hermosa entre el follaje. Al bajar del carro nos recibieron los perros (eran como 6) gallinas, patos y pavos... todos se activaron con nuestra visita. Hasta una chiva llamada "blanca" y a la que el suegro trataba con un "amor" especial se nos acercó.

Después de las formalidades de los saludos y todo eso, me siento enfrente de la casita a contemplar el paisaje. Aquellos árboles mecidos por el viento, las nubes, el trinar de pajarillos y aquel olor a estiércol que venía del corral donde estaban las vacas y los cochinos se mezclaban en una danza indescifrable. Al rato ya no sentías tanto el olor a mierda, pero de verdad comencé a relajarme y a disfrutar la vaina.

Cuando ya estaba quedándome dormido, hipnotizado por todo aquello, siento pequeños golpecitos en las láminas del techo... era la lluvia que comenzaba ¡Bendición del cielo! Que cosa más rica, estar en el campo con una taza de café caliente que acababa de darme mi suegra y ahora una lluvia deliciosa que completaba el ambiente haciendo aquel ruido agradable, mojando la tierra y regando las plantas. De verdad que poco me importaron los ciempiés, culebritas, alacranes y otros insectos raros que comenzaron a salir de las matas hacia la casa. Mi suegra les roció kerosen y listo.

Estaba pendiente de que la lluvia no se convirtiera en vendaval, porque la última vez el río creció y se llevó media plantación de lechosas y mi carro quedó sepultado en barro (Todavía el seguro no me ha pagado).

La lluvia fue pasajera... y se acercaba la hora de dormir. En el monte la gente se acuesta temprano. De a bolas! no hay electricidad, ni televisión, menos internet, no hay cobertura del celular. Aquella vaina parece el tiempo de las cavernas, de vaina no tenemos que encender el fuego frotando dos palitos secos.

Como no llovió fuerte esas pocas gotas de agua lo que hicieron fue alborotar un calor del demonio! Los vapores que salían del suelo subían con el olor del pupú de todas las gallinas, patos y chivos que andaban sueltos. Eso sin meter el corral de los cochinos... uff!

Ya dentro de la casa listos para dormir a eso de las 6:00 p.m. la suegra encendió unas conchas de coco disque para espantar la nube de mosquitos, plagas, zancudos de todo tipo que se metieron. A las camas les ponen unos "mosquiteros" (tenia años que no veía una vaina de esas). Cosa que no frenaba a aquellos zancudos que parecían avionetas pasando cerca de tus oídos. (por que será que siempre pasan por los oídos los coño´e madres?)