"DUNKERQUE": VICTORIA EN LA DERROTA.

Dunkerque es la historia de una evacuación milagrosa. En mayo de 1940 las tropas alemanas rompen las líneas aliadas en el oeste e irrumpen por toda Francia encajonando al cuerpo expedicionario inglés al norte, en el paso de Calais y las playas de Dunkerque. A día de hoy continúa siendo un misterio el que Hitler ordenase a sus divisiones panzer detener el avance y permitir a las tropas inglesas regresar a su hogar; se especula que ansiaba una paz separada con Inglaterra para ajustar cuentas en el este con la Rusia de Stalin. Y de este episodio bélico trata la impecable película "Dunkerque" de Nolan; pero lejos de ocuparse de materias geopolíticas se centra en las vivencias físicas de los héroes anónimos que surgieron en aquellos días de angustiosa espera; en las playas kilométricas se hacinaban las tropas detenidas por el canal de La Mancha, siendo hostigadas por la aviación germana (magnífica la secuencia en la que suena "la trompeta de Jericó" del mítico Stuka); el cerco se va estrechando y surge el milagro en forma de cientos de embarcaciones civiles que, desafiando todos los peligros, recogen a los soldados y los devuelven a su hogar ("Operación Dinamo"). El film está rodado con pulso y brío de tal forma que desde la primera escena (esos disparos retumbantes) el espectador queda maniatado a la butaca y ya no consigue un momento de respiro hasta los títulos de crédito finales; el guion resulta esquelético pero es que Nolan se centra en la fuerza irresistible de las imágenes y en la poderosa banda sonora de Hans Zimmer logrando una atmósfera continua de angustia, zozobra y desasosiego, una auténtica lucha por la supervivencia. A destacar la original estructura narrativa (una semana en la tierra, un día en la mar, una hora en el aire) que confluirá en la secuencia final de modo brillante. El reparto, sobrio y convincente, une a actores consagrados como Kenneth Branag, Tom Hardy o Mark Rylance con jóvenes promesas; todos ellos han de estar orgullosos de esta hermosa obra del Séptimo Arte. No puedo poner el punto final sin una reflexión dolorosa y es que he sentido envidia sana del espíritu de unidad de una nación que, ante el inminente peligro que corría, reaccionó como un solo hombre, para salvar a los suyos y, lejos de afear su derrota, derrochó ánimos y salutaciones que les impulsaría a la victoria final; parecido a lo que ocurre en la actual y desdichada Piel de Toro. Regresando al terreno puramente cinematográfico insistir en la idea de que "Dunkerque" es una película majestuosa que nadie debería perderse, un espectáculo de primera que deja huella imborrable en alma y retina.