El guion modelo Hollywood (V) Cómo evolucionan los personajes de drama y de comedia

in #cine6 years ago (edited)


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En el post anterior, hablamos de la diferencia entre un personaje de drama (un héroe) y un personaje de comedia (un comediante). Vamos a seguir con el tema en este post.

Se supone que luego de dos horas, los personajes que vemos en la pantalla han hecho una travesía dramática desde que comienza la película hasta que termina.

Durante esas dos horas, les ocurren cosas, y esas cosas los afectan. Y si realmente los afectan, entonces deben cambiar en algo, deben evolucionar.

Cuando vemos una película, aceptamos una invitación a caminar al lado de los protagonistas. Nos hacemos solidarios con ellos, sentimos lo que ellos sienten, sufrimos o reímos con ellos. Siempre y cuando el guión y la película estén bien hechos, claro.

Eso quiere decir que los cambios que sufren los personajes a lo largo de la película los “sentimos” y los “percibimos” dentro de nosotros mismos. De alguna manera mágica, nosotros “cambiamos” junto con los personajes. O al menos, esa es la intención de todo buen guión.

Ahora, como lo que queremos es emocionar al público, que viaje al lado de nuestros personajes, tenemos que inducir esa evolución dentro del espectador armando una estructura dramática acertada del carácter del personaje. Debemos saber cómo evolucionan los caracteres del drama y la comedia, para hacerlo bien en nuestro guion, y que el público llore, se ría, y que pague el boleto en taquilla, que no cambie el canal con el control remoto, que no abandone tu página de YouTube hasta que no termine el video, que le pongan muchos “likes” y lo compartan.


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El viaje interior del héroe dramático

El héroe dramático por excelencia hace un viaje físico, recorre distancias, pelea con monstruos, baja al infierno, muere y revive, encuentra un mentor que lo enseña y que luego lo abandona para que termine de crecer y convertirse en el elegido. El héroe dramático vence en mil batallas, es derrotado una y otra vez, pero al final siempre gana la guerra. Es igual para Neo en Matrix, para Kung Fu Panda o para Harry Potter.

Y ese viaje, esas vicisitudes, lo cambian, lo transforman. Pasa de la adolescencia prolongada a la realidad del mundo, a la madurez. Llega a la sabiduría y luego de transitar por todos esos tormentos, regresa con el fuego sagrado, con el elixir que cura a la princesa enferma, con el arma que va a salvar a su pueblo o a su planeta. Moisés mismo es un ejemplo del héroe: sube a la montaña, permanece 40 días, y luego baja cambiado, porque ha hablado con Dios, y trae las tablas de la Ley.

Junto al viaje externo, hay un viaje interno. Ese es más o menos el modelo de Hollywood que ha sido estudiado por Joseph Campbell en “El Héroe de las mil Caras” y por sus seguidores, los guionistas de los grandes estudios.

No es el único modelo. Hay modelos (principalmente en Europa), donde el viaje del personaje no es tan físico, sino sobre todo intelectual, mental, espiritual.

Piensa en el filme Amour de Michael Haneke, ganadora del Oscar a la mejor película en lengua extranjera en 2012. Los dos ancianos no se mueven muy lejos del apartamento donde viven, pero el viaje espiritual que comienza con la enfermedad de ella, es intenso, triste y hermoso, como una elegía.

Los personajes van cambiando, ella se deteriora con la enfermedad, él está a su lado, y va cambiando también, aprendiendo el significado de la vida y la muerte. Van en sentido opuesto, pero al final se juntan los caminos. Él decide acompañarle en la muerte, y ambos emprenden el viaje a la última sombra –o a la luz infinita, como prefieras verlo- juntos, tomados de la mano.

Es una evolución a partir de un viaje espiritual. Tiene todos los puntos de giro de la estructura del viaje del héroe, pero sobre una trama psicológica. Alfred Hitchcock también lo hacía.

Desde dónde comienza el viaje físico y espiritual de tu personaje, cómo cambia, en qué se convierte, es tu reto como creador(a). Pero para que un filme sea interesante, el personaje se tiene que plantear objetivos, buscar algo en la vida, salir a encontrarlo, y en ese viaje va a cambiar, tú escoges como. De lo contario la película aburre. Las películas contemplativas tuvieron su auge con la Nouvelle Vague francesa, pero en esta serie de posts estamos hablando del modelo de Hollywood.


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El viaje del comediante

Como el carácter del comediante es totalmente opuesto al carácter del héroe, su evolución es muy distinta. Esencialmente, el personaje de comedia, sobre todo de sitcom, NO CAMBIA.

Al personaje de comedia le suceden mil enredos, mil situaciones, y no aprende, no cambia, sigue siendo el mismo tonto, el mismo necio. Recuerden que dijimos que según Aristóteles los héroes son mejores de lo que podemos llegar a ser en la vida, mientras que los personajes de comedia son peores de lo que realmente somos.

Si ves a Bart Simpson, te darás cuenta de que sigue siendo un niño luego de 28 años, de 28 temporadas de la miniserie de culto universal. Si analizas The Big Bang Theory, verás que Sheldon Cooper demoró más de cinco temporadas antes de besar a Amy, y que para tener sexo con ella pasaron muchos años. Una relación en la vida real, o con caracteres dramáticos, sería muy bizarra si los personajes demoran tanto para besarse y amarse.

Luego de un capítulo de sitcom, el personaje de comedia seguramente también ha hecho un viaje, ha perseguido un objetivo. Pero al final del viaje, siempre está en el mismo punto de partida. Los capítulos de The Big Bang Theory siempre empiezan en el mismo set: la sala del apartamento donde todos comen y ven televisión, o el comedor de la universidad.

Usualmente, hay una coda al final de cada capítulo, en la cual los personajes regresan a ese mismo set, y analizan o conversan sobre lo que les ha pasado, después de cuyo análisis dicen cualquier barbaridad, o se proponen seguir adelante con sus locos intentos, porque no escarmientan, y sabemos que con toda seguridad, el siguiente intento, en el siguiente capítulo, va a ser peor. Pinky y cerebro siempre comienzan diciendo: “cerebro, ¿qué vamos a hacer hoy?” “Tratar de conquistar el mundo.” Al final, luego de los resultados desastrosos, el tonto Pinky vuelve a preguntar: “¿Y mañana qué haremos, Cerebro?” “Lo que hacemos todos los días, Pinky, tratar de conquistar el mundo.”

Cuando en un sitcom un personaje evoluciona, lo hace de manera muy lenta, se demora todos esos capítulos, todas esas temporadas, para hacer lo que nosotros en la vida haríamos en un santiamén, o lo que en una miniserie dramática demoraría apenas un par de capítulos.

Adicionalmente, los cambios suelen ser externos: Wolowitz se casa, Penny y Leonard se ponen a vivir juntos, pero siguen siendo los mismos, los cambios externos no los cambian en su interior, y eso es lo que justamente nos divierte, que sigan siendo eternamente niños aunque cumplan con todas las etapas de la vida y de la muerte. No puedes esperar otra cosa de ellos, no son serios, son comediantes.

En Two and Half Men, en el velatorio de Charlie, nadie está seguro de que realmente esté muerto. Cualquier cosa puede pasar, podría levantarse, echarse a reír y decirles a todos que se trataba de una farsa. Los demás personajes, que le conocen bien, tienen que cerciorarse de que realmente falleció. Charlie no cambia ni después de muerto.
Por otra parte, los personajes de comedia romántica son otra cosa. Ellos sí viajan, pueden cambiar, aprender a amar, olvidar un mal amor. Como dijimos, es un género que desciende más de la comedia italiana de enredos y de la comedia romántica inglesa de equívocos, en la cual, pese a los giros imprevistos y a las maquinaciones perversas contra los protagonistas, al final siempre triunfa el amor.

Todas las comedias de Adam Sandler son así, todas las historias de amor de Sandra Bullock y Julia Roberts igual, todas las de Drew Barrymore también.

Los protagonistas viajan, cambian, entienden el secreto del amor, y al final quedan juntos, felices. Si no quedan juntos, pasa a ser un drama, tanto para los personajes como para el público. Es lo que ocurrió en 1970 con Love Story, escrita por Erich Segal y dirigida por Arthur Hiller: Jenny muere, y los espectadores de todo el planeta quedaron boquiabiertos: ¿cómo es posible que una comedia romántica, una historia de amor de Hollywood, no tenga un final feliz? Pues no lo tuvo, y ese fue su gran éxito.

Pero en general, las comedias románticas tienen finales felices, para unos y para otros, aunque no queden juntos, y los personajes sí aprenden. Es el caso de una de mis comedias favoritas: La Boda de mi Mejor Amigo, con Julia Roberts. Cada vez que la pasan por cable la veo, me conmueve, tal vez porque dejé escapar a mi mejor amiga, ella se fue a Vancouver, y cuando me dijo que se iba a casar me di cuenta de que tenía años enamorado de ella…

Espero haberte dado algunas nociones útiles para tu guión de cine, de miniserie o tu video para YouTube.

¡Nos vemos en el próximo post!

Óscar Reyes-Matute
(Samuel Ibn Motot / שמואל אבן מתת)

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5.7 Creación de personajes: El Arco del personaje [Curso de guion | Cine | Series]

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