"En busca de la felicidad" ¡Una perspectiva distinta!

Seguramente muchos habrán visto alguna vez la película titulada “En busca de la felicidad”, un filme protagonizado por Will Smith y su hijo Jaden Smith.

Will interpreta a Chris Gardner, un hombre que decidido a darle a su familia una vida mejor se embarca en un negocio que termina saliéndole mal. El señor Gardner se queda en paro, abandonado por su mujer y sin hogar en poco tiempo. Tuvo que sacar a su hijo adelante en unas condiciones absolutamente terribles. Le tocó luchar para conseguir un trabajo mejor y al lograrlo alcanzó un sueño que le otorgó la estabilidad que necesitaba para decir: “Esta pequeña parte de mi vida se llama felicidad”…

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Si hiciéramos una encuesta a personas de confianza seguramente algunas podrían decir “Soy feliz”, otras “En aquellos tiempo cuando… fui muy feliz”, y por supuesto otras cuantas dirían “Si logro alcanzar esta meta… entonces seré feliz”.

Es probable que todos tengamos metas y sueños; y estamos conscientes que al alcanzarlos obtendremos gran satisfacción, sin embargo presta atención a este versículo de la Biblia:

“No hay cosa mejor para el hombre sino que coma y beba, y que su alma se alegre en su trabajo. También he visto que esto es de la mano de Dios” (Eclesiastés 2:24) NTV.

El sabio Salomón expresa esas palabras luego de explicar la inutilidad de los placeres. A través de su propia experiencia habla de sus constantes esfuerzos por buscar el placer y alcanzar metas cada vez más elevadas con la finalidad de alegrar su alma. Sin embargo, Salomón quien disfrutó de todo lo que su alma pudo llegar a desear, expresó estas palabras:

“Por lo tanto, llegué a odiar la vida, porque todo lo que se hace aquí, bajo el sol, es tan complicado. Nada tiene sentido, es como perseguir al viento” (Eclesiastés 2:17) NTV.

No obstante Salomón llega a la conclusión de que no hay nada mejor que disfrutar de la comida, bebida y encontrar satisfacción en el trabajo, destacando el gran secreto tal como lo expresa el versículo de Eclesiastés “...También he visto que esto es de la mano de Dios”

¿Será que Salomón trató de decir que la vida en esta Tierra es tan básica, que el bienestar de las personas se resume en comer, beber y trabajar?

Sabemos que no es así; sabemos que no estamos en este mundo solo para satisfacer necesidades básicas de nuestro cuerpo y trabajar para ello, o simplemente para satisfacer pequeños placeres momentáneos. Sabemos que hemos sido creados con propósito, que tenemos sueños y metas, que la dinámica de la vida implica la transformación constante de nuestro ser, el desarrollo espiritual y personal; y la lucha permanente por alcanzar lo que se quiere.

Entonces ¿Qué trató de decir Salomón con esas palabras?

Alimentarnos y trabajar es parte de la cotidianidad de la vida del ser humano, son actividades implícitas en nuestro diario vivir. Por lo tanto, es un don de Dios disfrutar de esa cotidianidad, de lo que parece ser lo más básico y sencillo de la vida. Encontrar satisfacción en aquello que se posee mientras luchamos por alcanzar un sueño y sigue siendo parte de la vida luego de alcanzar esos sueños.

Que bendición alegrarnos por todo lo que tenemos en lugar de quejarnos por lo que no tenemos. Sentirnos dichosos de estar vivos, estar agradecidos por esas pequeñas GRANDES bendiciones que a veces nos acostumbramos a tener y sin darnos cuenta dejamos de valorar.

Disfrutar cada comida, cada paseo sencillo, cada momento con las personas que amamos, las experiencias que vivimos, el trabajo que tenemos… Eso sin duda es un don de Dios y el sabio Salomón lo descubrió.

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La felicidad no depende de las circunstancias y situaciones, el gozo y satisfacción que podemos experimentar en nuestro breve andar en la tierra proviene solo de Dios, el resto es solo placer pasajero.

El gozo es una cualidad que poseen quienes deciden vivir haciendo la voluntad de aquel que nos diseñó, el cual conoce cada una de nuestras necesidades y anhelos más profundos. Entonces aunque quisieramos no podemos pretender ser felices si vivimos separados de Dios.

Es Dios quien nos da paz en medio de las tormentas, es Dios quien nos brinda la verdadera estabilidad emocional en medio de las dificultades y pruebas, es Dios quien nos da gozo inexplicable cuando la realidad en donde estamos parados parece ser un verdadero caos.

Una vez escuché una frase que ahora comparto “la felicidad no es destino, es un trayecto”. (Anónimo)

Y entonces ¿Qué esperamos para sonreir? ¿Seguiremos recordando con nostalgia tiempos pasados? ¿Seguiremos esperando con anhelo tiempos futuros? ¿Seguiremos dependiendo de ese “alguien” o ese “algo” para abrazar la alegría? O decidimos caminar de la mano de Dios agradecidos por lo que tenemos, valorando y disfrutando cada GRANDE pequeño regalo que de por sí ya es añadidura.

“Disfruta de lo que tienes en lugar de desear lo que no tienes; soñar con tener cada vez más no tiene sentido, es como perseguir el viento” (Eclesiastés 6:9) NTV.