Paralelismo

#Venezuela - Tribu de Dan en Israel.

Las sagradas escrituras reseñan una época en la cual por no tener rey, en el pueblo de Israel cada uno hacía lo que bien le parecía. Para algunos esta afirmación no implica nada malo, más para el que entiende lo que significa vivir independientemente del creador, es señal de alarma y preocupación. Por lo menos en tres ocasiones, el Espíritu Santo hace énfasis en este tema (Jueces 17:6; 18:1; 21:25).

Hoy día, para nuestra sorpresa, podemos ser observados por Dios bajo un paralelismo similar. Venezuela atraviesa por una situación semejante. No hay rey en el corazón de muchos venezolanos, es decir, no gobierna plenamente el mal, pero tampoco gobierna totalmente Jesucristo. No hacemos la voluntad del Padre, que es la misma voluntad de Jesucristo, ni la del representante de Dios en la Tierra, que es el Espíritu de Santo.

Cada uno hace lo que considera es lo mejor.

A través de lo que vivió la tribu de la nación de Israel, podemos observar ¿por qué?:

1.El hablar denota nuestra personalidad (Carácter).

Un hombre llamado Micaía, habla a su madre respecto a un dinero que ella había extraviado. diciéndole: ´Aquí están en mi poder´.

Dinero por los cuales la madre de Micaía, había proferido una maldición.

Maldecir, por la razón que sea, es una forma negativa que emplean algunas personas para desahogarse, ante la presión de las circunstancias. Lo contrario de esta decisión es precisamente lo que Dios espera. Bendecir y glorificar a Dios, ante cualquier adversidad.

El dinero, es un objeto que es usado por Dios, y por su adversario, para probar nuestro corazón (fe, carácter, verdadera personalidad).

En el caso de la madre de Micaías, su felicidad, estado de ánimo positivo, parece que lo regía el dinero que tenía. Al desaparecer éste su actitud cambió, hasta el extremo de maldecir, probablemente a quien hubiese tomado su dinero. Seguro ella nunca pensó que el dinero pudiera ser tomado por un familiar cercano, y mucho menos su propio hijo, porque en ese caso no maldeciría, para evitar consecuencias negativas sobre su familia.

Ahora, Micaías devuelve el dinero a su madre, y ella declara que el dinero, lo había dedicado a Jehová.

Es importante señalar que lo que dedicamos a Jehová, pasa a ser de su propiedad y no nuestro. Debemos tener mucho cuidado, mucha precaución, porque se constituye en dinero consagrado.

En una oportunidad un líder de Jesucristo, tomó parte del dinero del diezmo y las ofrendas, para pecar. Esto le llevó con el tiempo a perder la paz, el gozo, el buen nombre, el liderazgo y el matrimonio. Se pierde mucho, cuando no se discierne entre lo consagrado a Dios y lo que no está dedicado al Señor.

La madre de Micaías, interpretó en su corazón, que a Dios le gradaría que ella dedicara el dinero que reunió, para hacer una imagen de talla y una de fundición.

2. Cuando no hay rey, la imaginación gobierna.

El no tener rey, viene a representar, no solo falta de gobierno político o civil, sino también falta de dirección espiritual.
Una de las definiciones de la palabra religión es, todo esfuerzo humano por acercarse a Dios. En otras palabras, acercarnos a Dios conforme a lo que al hombre le parece, se imagina ó se le ocurre, y no como Dios mismo ha determinado.

Por el contrario, el evangelio del Reino es la iniciativa de Dios para salvar al hombre, y restaurar las relaciones rotas por la desobediencia ó pecado.

Cuando los hombres comenzaban a poblar la Tierra, decidieron construir una ciudad y una torre, cuya cúspide llegara al cielo, y hacerse un nombre, por si fuesen esparcidos, en otras palabras. La mayoría de los hombres no estaban de acuerdo con la decisión del creador de poblar la tierra, sino de concentrarse y vivir confinados. Inmediatamente observamos como Dios interviene confundiendo el lenguaje de la humanidad y termina con la rebelión. Entendiendo rebelión, como el deseo del hombre de autogobernarse, sin someterse a la decisión del creador.

El realizar una imagen de fundición o talla, representa una forma de adorar, que Dios no aprueba (Exodo 20:4,5).

3. La idolatría es un espíritu que se infiltra.

La idolatría es uno de los pecados que Dios condena. A la vez es un espíritu que ronda al ser humano, presentándose bajo diferentes formas en varias ocasiones en la vida.

Muchos creen no practicar la idolatría, porque no se postran delante de una talla de madera, piedra, o cerámica. Más a través del servicio a Mamón. Deidad pagana bajo la forma de amor a las posesiones, es decir, al dinero.
Algunos practican la idolatría a personas destacadas, con éxito en el área que su(s) seguidor(es) desea alcanzar. Aunque se nieguen a reconocerlo. Lo más peligroso es cuando el líder cristiano, la promueve, cruzando la línea de la fé a la desobediencia a la Palabra de Dios. Es decir, peca, deliberadamente y con conocimiento de la prohibición de Jesucristo, a honrar a líderes con títulos, nombres ó palabras que son reservadas y vetadas por el Señor.

El espíritu de idolatría, trabaja en equipo con el espíritu de desobediencia, y el racionalismo, el cual hace que el líder desarrolle una capacidad de argumentación bíblica, para finalmente hacer lo que bien le parece, al igual que la tribu de Dan, en el tiempo de los Jueces en Israel.

4. El buscar una posesión, no es pecado. El vivir sin rey, sí lo es.

El no tener un gobernante en nuestra nación, seguramente no es responsabilidad individual, es responsabilidad de todos en la nación. Más si no existe un rey, o gobernante en el trono de nuestro corazón, sí es responsabilidad personal.

Los hombres de la tribu de Dan, no tenían un territorio donde vivir, debían conquistar uno para morar en él. Designaron algunos hombres para explorar y reconocer un buen territorio, invadirlo y tomarlo.

Cuando como ser humano, estamos seguros, ociosos, confiados, y esto se hace costumbre, como ocurrió con los de Sidón, se corre el peligro de ser invadidos, por quienes valoran más, lo que se posee, como fue el caso de la tribu de Dan. Quienes al no tener rey, es decir, quien les enseñara y obligara a obedecer la ley, hacía cada uno lo que mejor le parecía (Jueces 18:1). Por lo cual observamos que practicaban la ley del más fuerte, aun entre ellos mismo, como fue cuando tomaron los objetos de Micaías (Jueces 18:18,24-31).

En Venezuela en este momento la gran mayoría, incluyendo los que practicamos la fe, nos comportamos semejantes a personas sin rey, cada uno se autogobierna, fuertemente influenciado por la autoridad del primer gobernante civil de la nación. Lo cual ha repercutido en las consecuencias que vivimos.

Es mi oración a Dios que meditemos bien en nuestro camino, para no colocar nuestra esperanza en una persona, por más éxito espiritual, económico o social que pueda tener, porque esto puede desagradar a Dios y convertirse en una forma de idolatría moderna.