Fe que madura, hasta alcanzar su propósito
En las Escritura Sagradas aprendemos como Dios promete a Abraham un hijo de su esposa Sara. Esta, considerando que había transcurrido mucho tiempo (varios años), tomó la iniciativa humana, lógica, racional, pero no de fé, de tomar a su esclava o sierva egipcia Agar, para que tuviera intimidad con su esposo Abraham y el hijo de esta relación. Insisto, no de fe, aun así es su legítimo hijo.
En cuantas ocasiones nosotros también por no tener paciencia a que nuestra fe madure, nos apresuramos y nos adelantamos a lo que Dios prometió hacer.
Algún hijo o hija de Dios, se preocupa por la edad que tiene, y el echo que aun no se ha casado, expresa con preocupación, "me va a dejar el tren", imaginándose que se quedará soltero ó soltera. Hasta le compran la idea a sus conocidos no cristianos, de por lo menos tener un hijo.
La fe de Sara y Abraham, al igual que la de todo hijo de Dios, discípulo de Jesucristo, debe ser madurada a través de las pruebas, circunstancias y retos de la vida diaria.
Abraham experimentó crecimientos en su fé, los cuales podemos esquematizar en:
El llamado de Dios.
Dios le ordena salir de su tierra y de su parentela. Orden que Abraham obedece solo luego de la muerte de su padre, y no en el momento que Dios lo llamó. (Obediencia tardía, es definda como desobediencia).Abraham al salir de su tierra, en lugar de hacerlo con su esposa y sus siervos, decide llevar a su pariente Lot. (Obediencia parcial, es definida como desobediencia).
Abraham al sufrir igualmente la hambruna mundial, o por lo menos de la región decide descender a Egipto. Imaginándo que no existía temor de Dios en ese lugar decide proponer a su esposa que se hagan pasar por hermanos en lugar de esposos. Lo cual revela que su fe no alcanzaba a aprobar esa prueba, aunque ya era profeta. (Emplear medias verdades, por temor, es definido como incredulidad y duda).
Al ser visitados por El Angel del Señor, y este anunciar la promesa del nacimiento de su hijo, Sara se ríe de esta promesa, que desde ese momento se empezaría a cumplir. (Sara al reír, denota total incredulidad a la Palabra de Dios).
Al igual que Abraham y Sara, nuestra fe en Dios y su Palabra requiere alcanzar madurez para cumplir el propósito de Dios con nosotros.
