En una pequeña isla ubicada frente al Golfo de Mexico, en Veracruz se encuentra la que una vez fue la Gran Fortaleza de San Juan de Ulua. Llamada así en honor a su descubridor Juan de Grijalva y al nombre original de la isla (Culúa).
Esta fortaleza construida en el año 1535 y que originalmente tenia el objetivo de servir de protección a todas aquellas embarcaciones que llegaban al puerto de Veracruz, paso a ser luego, sede del ejecutivo federal y posteriormente una cárcel.
Una de las más terribles de la época
Entre sus gruesos muros y celdas con techos cóncavos cubiertos con incrustaciones de coral, y en lenta pero imparable formación de estalagmitas y estalactitas, resultado de la constante filtración por capilaridad del agua salada del mar que recorre sus paredes, eran hacinados hasta 200 prisioneros en condiciones infrahumanas.
Muchos de ellos no llegaban a escuchar sentencia por no soportar las condiciones y torturas a las que estaban expuestos todos los días.
Sin contar con instalaciones sanitarias, iluminación y viviendo hacinados con los pies debajo del agua de la marea que todos los días inundaban las celdas por horas, sometidos a trabajos forzados bajo el sol y sin alimentación, viviendo con plagas y alimañas, muchos no lograban sobrevivir, por sufrir de enfermedades crónicas y no tratadas durante su encierro.
Adicionalmente las torturas no faltaban.
Celda San Juan de Ulua
Detalle de muro con corales incrustados
Hoy en día esta fortaleza es un museo y otra parte es ocupada por la armada de Mexico. Recibe cientos de turistas que son guiados a través de sus instalaciones por conocedores de su historia y que cuentan las leyendas mas famosas de la época.
Puente del último suspiro
La historia que me llamó más la atención durante mi visita a Veracruz y a estas instalaciones tan impresionantes fue la de:
"La mulata de Cordoba"
Su belleza era tan cautivadora que decían que era amante del diablo. Nacida en Cordoba Mexico, hija de un español y una africana, fué acusada de brujeria y enviada a la carcel de San Juan de Ulua.
Cuenta la leyenda que la mujer pintó un velero en el muro de su celda, y que en presencia del custodio le pregunto. ¿Qué creía el que le faltaba a la embarcación para ser perfecta? El custodio embelesado por tal obra, le respondió, que solo le faltaba navegar. Y ella delante de sus ojos, le dijo que eso haría. Se montó en su barco y desapareció de la celda.
Lista para escapar de la cárcel como la mulata
Una visita que te llena de energía.
Donde aún puedes sentir al entrar a las celdas ese aire de sufrimiento, lamentos y mortandad que una vez existió entre sus paredes. Pero que al salir de ellas agradeces infinitamente vivir en esta época y ser libre como el viento.
Texto y fotografía de mi autoria.
Viaje Veracruz. Mexico.