10 historias de animales. #10 El gallo del gallinero.

in #cervantes4 years ago (edited)

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Imagen cortesía de Taringa
Como cada mañana, me levanto anunciando el alba a todo pulmón, justo cuando los primeros rayos solares se asoman por la ventana del gallinero, !A DESPERTARSE, A DESPERTARSE¡ y todos en la granja me hacen caso , se levantan y comienzan la jornada. Que gran vida, a cambio de mi servicio de despertador me pagan con un harem de 50 gallinitas todas para mi. Amo ser el gallo del gallinero.

Ahhh, mis gallinas, que bellas son, las tengo blancas, negras, rojas, maduritas, pollitas, gorditas flacas, sinceramente no tengo preferencia, ¿qué puedo decir? tengo mucho amor para dar. Recuerdo cuando era un lindo pollo, el gallo anterior me dijo sabiamente: ¡hijo, la vida aquí es simple, solo hay que despertar a todos en la granja y luego pisar a las gallinas pero eso sí, cuidado con la competencia", acto seguido me empujó al pozo y allí duré 2 días, afortunadamente en ese momento salió a relucir mi gran garganta de gallo y me rescataron, allí comprendí que este es un mundo muy competitivo.

Sabía que debía tomar cartas en el asunto y mandar al asilo al gallo viejo. Aprovechando mi gran voz comencé a madrugar y a cantar a la mañana antes que mi rival, luego asumí la labor de avisar sobre la presencia de alimañas y depredadores cerca del gallinero, por otra parte me estaba poniendo más grande, fuerte y gallardo, las pollitas suspiraban cuando pasaba a su lado mientras que el viejo me observaba con rabia y cierto desdén. Esta, adébil, ya le da pereza levantarse en la mañana, y según las gallinas ya ni se le para, pobre viejo, va directo al horno ja,ja,ja.

Y así me fui adueñando del gallinero, me sentía el amo del universo, ya el viejo pasó a lahistoria así que me quedé sólo con el trabajo y con mis pollitas. Una a una probaron mi encanto en el arte de amar al mismo tiempo que la fabrica de huevos duplicaba la producción, la nueva administración llegó para quedarse, eso sí no admito otros gallos, yo mismo soy patrón y obrero al mismo tiempo.

Pese a que el granjero me tiene confianza (no es para menos) todo el tiempo piensa que necesito ayuda, !vaya insulto, dudar de mis capacidades¡, él cree que porque soy flaco y desgarbado en cualquier momento no cumpliré con mis funciones pero se equivoca más cumplidor que yo no existe. Una vez trajo un gallo blanco muy emplumado, venía de un laboratorio en Estados Unidos, medía casi el doble de mi tamaño tanto en plumas como en músculos, recuerdo que llegó con un papel de instrucciones en 5 idiomas, varias cajas de químicos raros y muchas jeringas, la verdad que gallo más raro, hasta con garantía vino el musculoso ese. No cantaba por las mañanas, no sentía pasión por las gallinas, parecía un robot con esteroides, sin emociones, sin cariño. Una noche después de 50 gallinas, se detuvo, parecía congelado, le inyectaron todos esos químicos con los que vino y nada, comemzó a sudar, temblar y allí quedó, no duró nada el grandote ese, puro tamaño.

Dos semanas después trajo otro gallo, uno colorado francés, vino con perfume, comida costosa y hasta con ropa de diseñador, !qué gallo más raro¡. Este cantaba en la mañana y luego regresaba al gallinero pero no para darle lo suyo a las chicas, por el contrario, estaba en la fila para probar "mis espuelas". No sé qué pretendía este, pero cada vez que me veía en seguida se volteaba al mismo tiempo que levantaba las plumas traseras, igual que las gallinitas. Definitivamente este francés no quería mi puesto de gallo del gallinero sino ser parte del harem. Al final, el granjero se dio cuenta de su inutilidad con las gallinas y terminó en el caldero un domingo de semana santa.

El último que nos visitó fuen un gallo negro proveniente de Rusia, muy callado y serio, un poco misterioso este tipoo. Era muy deficiente en este trabajo, no cantaba mucho y le gustaba maltratar a las gallinas, las pobres terminaban con los ojos morados, sangrando y hasta desplumadas cuando el ruso negro las tomaba. Este gallo salía en las noches, le gustaba ir al almacen de licores y beber la reserva de ron, tequila y whisky del granjero. Cuando regresaba de su parranda particular en las mañanas apenas le daba ganas de cantar al sol y cumplir con las gallinas, lo que quería era dormir todo el día y bajar la reserva de licores del granjero, no sé si era muy flojo o no le gustaba este negocio, lo cierto es que no me gustaba que maltratara a mis lindas pollitas. Una noche mientras mientras se dirigía al lugar de los licores, me levanté y grité a todo pulmón: !LADRÓN. LADRON¡ y acto seguido salió el granjero con su rifle a ver qué pasaba, porque cada vez que emito ese grito él cree que es un zorro que viene por las gallinas. Me observó apuntando con mi pico hacia el escondite de los licores, allí lo vio, no se podía parar de la borrachera, era todo un desastre.!MI WHISKY, MI PRECIOSO WHYSKYYYYYY, HOY TE MUERES MALDITO GALLO BORRACHO¡. Recuerdo la parrillada al dia siguiente, todo ese alcohol que se bebió lo hizo muy flamable.

El granjero al final decistió de traer más gallos locos a este gallinero, por fin reconoció que este criollo es el gallo del gallinero.

Carlos D. Pérez Guerrero / @waraira777

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