ACTITUD EMPRESARIAL**

Por José Antonio Apipilhuasco.

¿Has sentido el deseo de emprender y no sabes por dónde empezar? ¿Has desarrollado un proyecto empresarial pero temprano te has sentido extraviado? Tienes diferentes ideas que podrían generarte una empresa pero ¿no sabes cuál elegir?

Mi nombre es José Antonio Apipilhuasco y te invito a leer éste y la subsecuente serie de artículos que estaré publicando en materia de gestión empresarial. Estoy seguro que aquí encontrarás respuestas que te sean de utilidad para desarrollar tus proyectos.

LA MENTE, TERRITORIO A CONQUISTAR.

La mente es el reino en que el empresario debe tener dominio con el propósito de sacar adelante un proyecto.

Proyectos existen de los más diversos, los hay gubernamentales, lucrativos, de causa social; y estos admiten sus diversas especialidades: científicas, humanísticas, artísticas, filosóficas, deportivas o de desarrollo personal.

REFLEXIÓN SOBRE LA POTENCIALIDAD DE PROSPERIDAD.

Pero, para que el proyecto alcance prosperidad el primer dominio que debe estar conquistado es el reino de la mente.

Sabemos bien que el individuo es él y la realidad, pero, aún en las circunstancias más adversas, la naturaleza demuestra como ella, siguiendo sus procesos naturales es capaz de abrirse paso ante la adversidad, y lo mismo tendría que ocurrir con la realización humana.

La experiencia nos enseña que los seres humanos somos individuos que tenemos sueños y aspiraciones y que en nuestros más profundos deseos se encuentran las intenciones de inexorable realización.

No obstante, la estadística enseña que de cada 100 proyectos empresariales sólo prosperan y superan el año, como máximo un 10%.

Luego, asumiendo una posición muy realista existe una gran diferencia entre la semilla que se abre paso entre el asfalto para dar lugar a una flor, que en la experiencia vital humana en materia de generación de actividades empresariales.

Científicamente está demostrado que, con condiciones óptimas de lotes de lotes de cada 100 semillas 90 son viables a germinar. a germinar. De tal manera que en este caso y paradójicamente el resultado se invierte.

Y cabe preguntarse a qué se debe dicha diferencia, y la respuesta es: no obstante que el ser humano tiene la indiscutible capacidad de modificar indefectiblemente el medio en que se asiente, para bien o mal, por lo que corresponde al manejo de su destino, indiscutiblemente se requiere el control sobre mayores factores que aquellos ambientales que influyen sobre la germinación de una semilla potencialmente viable.

LA MENTE EMPRESARIAL.

Y es aquí donde el reino de la mente vuelve a ser nuestro centro de preocupación. Pues mientras la viabilidad de una simiente y su consecución floración depende de su material genético y las condiciones externas óptimas; en nuestro caso, el desarrollo de una empresa, cualquiera que esta sea, dependerá mayormente del dominio y control que se tenga sobre la mente, y esto es importante, más incluso que de las habilidades y técnicas para desarrollar la labor deseada.

¿Y por qué dar importancia a la mente?

Porque en el caso de una simple semilla la germinación será la consecuencia de dos factores que son constantes, su buen material genético y el ambiente que propicie la germinación. En cambio en el desarrollo de un proyecto humano la mente deberá tener los elementos que permitan al individuo desarrollar empresa y controlar e incluso modificar las variables del ambiente en el cual el proyecto se va a desarrollar, y que se encuentra estructurado ex profeso con la finalidad de evitar la competencia.

Esto es, antes de desarrollar el proyecto, el empresario deberá tener en la mente los conocimientos técnicos necesarios que le permitan desarrollar el proyecto, lo que vendría ser el material genético que distingue a cada semilla por sí; pero, además, y mucho más importante, la mente empresarial tendrá que estar provista de la actitud correcta ante el entorno.

¿QUÉ ES LA ACTITUD CORRECTA?

La Actitud mental se define en general como el buen ánimo al enfrentar el proyecto, significa estar consciente que toda adversidad lleva dentro de sí la oportunidad de un beneficio todavía mayor.

No significa que el empresario no deba ignorar los obstáculos que se le enfrenten al desarrollar su proyecto, pues no se trata de tener una buena posición ingenua que conduzca probablemente al negocio hacia el fracaso.

Sino que el empresario analice constantemente el proyecto con la idea de examinar los obstáculos y concluir, ya sea la mejor manera de sortearlos o de obtener un beneficio.

Los obstáculos tendrán que sortearse, o como comúnmente se dice, encontrar la manera de darles la vuelta o simplemente superarlos, cuando estos signifiquen un alto costo infranqueable para superarlo, o bien un alto al proyecto o en su caso, un distanciamiento notable de las metas, objetivos, misión o visión del negocio.

Pero, los obstáculos enfrentados con buena actitud, la mayor de las veces no serán obstáculos que simplemente hay que saltar, sino que pueden ser focos que nos señalan en el camino oportunidades para reorientar el negocio, ya sea porque el ambiente empresarial este modificándose a tal grado que los obstáculos nos indiquen que hay que reorientar el proyecto (reflotarlo) o bien porque sean nichos de oportunidad para desarrollar sobre ellos nuevos productos, líneas de investigación o cubrir nuevos nichos de mercado.

Por ello es importantísimo que el empresario cuente con un buen ánimo, pues la forma en que enfrenta estos obstáculos con el ánimo de superarlos determinará o no el éxito de la empresa. Los obstáculos y errores pueden ser inspiradores para obtener de ellos nuevas oportunidades benéficas para el proyecto.

Toda adversidad lleva dentro de sí, la posibilidad de un beneficio todavía mayor.

El enfoque, la alegría, las ganas, la energía, la grandeza es para aquellos quienes desarrollan un ferviente deseo de desarrollar objetivos elevados.

Una actitud correcta no es lo mismo que la buena actitud. La buena actitud significa tener buen ánimo ante la adversidad, significa que aún ante los escollos y fracasos, el buen ánimo continúe impulsarnos a seguir intentándolo. Por su parte, la actitud correcta es la que nos eleva a enfrentar el reto, pues nos permite desarrollar habilidades críticas y lógicas para examinar el entorno conocer las causas del éxito o fracaso del emprendimiento, advertir adversidades y en su caso, encontrar los principios que rigen el entorno para modificar o en su caso hacer lo necesario para cambiar las circunstancias y obtener con ello el logro.

La actitud correcta por lo tanto es el ánimo de alcanzar los objetivos analizando el entorno, desarrollando las prácticas necesarias y reorientando y aprovechando los obstáculos en el camino para obtener de ellos el mejor beneficio o para evitar el costo de una desviación respecto al estándar planificado para el negocio, la actitud correcta amarra con el análisis lógico y la planificación estratégica. La actitud correcta por tanto da exactitud al proyecto.

La buena actitud es una postura más bien psicológica muy similar a los hábitos que impulsan que el emprendedor obtenga control de su interior mental para mantener el equilibrio en un ambiente que propicia la frustración y el conformismo. La buena actitud es parte de la práctica interna y bien puede denominarse madurez. Y es fundamental para que el empresario no decida botar el proyecto con la primera adversidad o a las primeras de cambio.

La actitud positiva implica la conjunción de las dos anteriores y su ejecución. La actitud positiva se logra por tanto, cuando tenemos en nuestra mente resuelto el destino al que deseamos llegar y además, procedemos pragmáticamente a la ejecución de sus pasos metódicamente, manteniendo constante observación del entorno para enfrentar los obstáculos, transformarlos hábilmente en oportunidad o transformarlos en altos beneficios.

CONQUISTA TU REINO MENTAL.

Tu proyecto empresarial, cualquiera que sea éste: gubernamental, lucrativo, social; requiere para su desarrollo que tengas dominio sobre los tres tipos de actitud.

La actitud correcta te permite resolver tu destino. Esto es, te permite como capitán de un barco en medio de la noche, determinar la estrella que haz de usar en el firmamento para dar orientación a la navegación de tu nave con el propósito de conducirla al puerto en el horizonte. La actitud correcta implica que tomes tiempo para desarrollar tus: objetivos, misión, visión, planificación y cronograma de resultados. La actitud correcta permite en suma fijar y llegar a los resultados

La buena actitud es el buen ánimo para favorecer la salud mental y físicas necesarias que permitan construirte a ti como persona e igualmente continuar con la consecución del proyecto.

En el plano mental implica la madurez para hacer renuncias para cultivar tu físico y el proyecto en cambio de desarrollar tanto las prácticas y hábitos necesarios para obtener los resultados que exige la planificación, e igualmente para mantener la visión alerta para identificar obstáculos y aprovecharlos o superarlos sin entretenerse en sentimientos de frustración que detengan el desarrollo del proyecto. Y en el plano físico implica que des tiempo y espacio indispensables para cultivar tu cuerpo y salud para que te permita enfrentar con fortaleza el proyecto. La buena actitud por tanto te permite tener fluidez en actos.

La actitud positiva es la que te dará dominio sobre la concentración mental para que conserves la dirección de tu proyecto, pero sobre todo de tu mente tanto para identificar y registrar tus avances, como las cadenas externas que sin ser obstáculos, harán lo que sea necesario para que tu proyecto se detenga. Es la posición que te permitirá desarrollar pensamientos positivos para continuar con fortaleza con tu proyecto.

Las tres formas de actitud te darán el dominio sobre tres factores importantes: tu mente, el entorno y la acción, que es la forma de dominio supremo, pues sin necesidad de recibir un estímulo externo la energía de tu interior fluirá naturalmente, mientras las cultives, a impulsarte a la constante ejecución de tu proyecto, cualquiera que este sea.

CONFIANZA EN TI MISMO Y TU PROYECTO.

Desarrollando materialmente la actitud positiva en sus tres fases, tu mismo podrás apreciar como irradia poco a poco la confianza desde tu interior y a la larga, conforme continúes constante sobre tu proyecto, su planificación y desarrollo, no obstante los obstáculos y con control constante, la confianza no tendrá que ser anunciada, simplemente tu entorno se dará cuenta que puede confiar en ti en el proyecto en que has profundizado y no te extrañe si poco a poco las personas comienzan a seguirte en tu área como consecuencia, pues quien tiene destino se vuelve por necesidad experto en su área, tanto por su concentración como por el peso en gravedad de sus resultados.

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