¡Amigos del Alma!

Ayer fui gratamente sorprendido por una llamada de mi amigo Marcos, es un amigo de esos que reconocemos como amigos del alma. Lo conozco desde hace más de treinta años, en el transcurso de los cuales compartimos muchas alegrías y algunos otros momentos no muy agradables, pero hace como quince años, se mudó a otra ciudad, había perdido contacto con él por un largo tiempo, por eso me sorprendió su llamada, aunque viniendo de él, no debería esperar menos. Pero lo cierto es que esta llamada me hizo recordar la importancia de la amistad en nuestras vidas.

Todo empieza desde nuestra niñez, cuando aun sin saber la existencia o significado de la amistad, vamos formando nuevos lazos afectivos además de los presentes en el núcleo familiar. Me imagino que esos primeros pasos en el intento de formar amistades, son motivados por el mismo instinto gregario que tenemos los seres humanos, en ese momento basta con un juego que nos guste en común con alguien, para convertirlo en nuestro amigo.

Luego en la adolescencia, es cuando contamos con la mayor cantidad de amigos, dedicamos la mayor parte de nuestro tiempo a compartir con ellos, en muchos casos sobrevaloramos esas relaciones, estableciendo más comunicación con ellos, que con la propia familia. También es la etapa cuando se intensifican los sentimientos de amistad hacia alguien en especial y van naciendo los primeros amores.

Cuando nos hacemos adultos, adquirimos nuestras propias responsabilidades tanto familiares como laborales, las cuales nos limitan el tiempo para compartir con tantos amigos, en esta etapa vamos tomando caminos separados de los amigos de la adolescencia y al mismo tiempo vamos incorporando nuevos amigos, pero la misma limitación de tiempo nos obliga a volvernos más selectivos con las amistades, tomando en cuenta, cuanto tenemos en común o cuan agradable es su compañía.

Ya en la tercera edad o juventud prolongada, es cuando nos queda recordar y evaluar cuanto han significado tantos amigos en nuestras vidas. Muchos de ellos siguieron sus propios rumbos, otros nos han dejado, muy en contra de su voluntad, no sin antes haber marcado hondas huellas en nuestros corazones, los demás siguen ahí, aunque no los veamos todos los días, sabemos que están ahí, que podemos contar con ellos, siempre han estado ahí, en las buenas y en las malas, siempre han estado ahí, aceptándonos con nuestras virtudes y defectos, dispuestos a colaborar sin pedir explicaciones.

Normalmente en esta etapa de la vida, se suele sentir, que el círculo de amigos se hace cada vez más pequeño, al menos que te encuentres en un sitio tan maravilloso como este, el cual nos brinda la oportunidad de reiniciar a pesar de los años, todo el ciclo que empezamos desde la niñez, por eso quiero aprovecharlo, y pedirte que seamos amigos.

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