Relato propio: Como no puedo expresar lo que siento, me como mis dolores - Confesiones de un paciente con adicción a la comida
Saludos navideños fraternidad esteemians, el día de hoy les traigo un relato, enmarcado en la ficción pero extraído de la realidad, esa realidad que muchas veces ignoramos a propósito, pero sin mala intención, porque no sabemos cómo lidiar con una persona que sufre de alguna adicción, de esas de distinta naturaleza, no sólo las adicciones a las drogas alucinógenas, sino adicción a la comida, a los dulces, a la comida rápida; y que tienen un trasfondo emocional grueso, con el que sus víctimas no pueden lidiar refugiándose en los alimentos, que dicho sea de paso , no los alimenta en nada, sino que los consuela, para sobrellevar el peso de sus carencias emocionales.
Hola a todos me llamo "Rosquilla", perdonen que no me presente con mi verdadero nombre, pues no tengo el valor de hacerlo, ustedes me dirán:
_Pero hombre, si es tan fácil presentarse diciendo tu nombre, a todos nos gusta decir nuestro nombre, suena agradable al oírlo, y mucho más cuando lo escuchamos de labios de otras personas.
Pero eso sucede cuando somos personas "normales", que encajan fácilmente en el paradigma de la sociedad convencional, pero yo tengo tantos miedos, temores, complejos y obsesiones, que necesito esconderme detrás de una fachada, a manera de escudo protector para evitar ser lastimado; por gente que atraigo hacia mí, como si se tratara de un poderoso imán, para atraer gente que me pega un par ostias en la madre cada vez que intento incorporarme a esta sociedad, que se ha portado tan hostil con mi humana persona.
Por lo que me hice de un nombre, o mejor dicho un seudónimo, el cual me fue fácil escogerlo pues desde niño he estado muy ligado a las rosquillas, con las que me siento muy cómodo con su compañía (no en serioo, no se rían), generando en mí, la confianza que con ningún ser vivo he podido contraer. Es posible que los que me leen piensen que a lo mejor estoy siendo preso de alguna desviación fetichista, o padeciendo algún trastorno obsesivo compulsivo (TOC) o peor aún, ¡ambas hahaha!.
Bien, les contaré el origen de esa relación simbiótica entre la comida y mi persona. Nací prematuro, muy prematuramente, a la edad de cinco meses de gestación., producto de un embarazo no deseado, pues mi pobre madre fue víctima de una atroz violación, en la que participaron un poco menos de una docena de mal nacidos, bueno, no es que mi nacimiento haya sido el mejor, pero estos degenerados cuaternarios, no encajan en ninguna categoría de la génesis biológica humana.
Como comprenderán, sobre todo las damas, me entenderán mejor, mi pobre madre la que apenas era una núbil adolescente en plena florescencia des su primaverales años, vivió aquel ultraje de indignante y grosera magnitud, cuyo delito quedó oculto entre las sombras de la impunidad. Mi madre al saberse gestada, por obvias razones rechazó el embarazo, procuró valerse de mil artilugios para expulsar la criatura de su vientre inmaduro y violentado. Pero era pobre en extremo y lo poco que conseguían ella y mis abuelos, era para comer, no quedándole más remedio que resignarse a ser madre soltera; con una incógnita más grande que su cabeza, al no poder descifrar quién, de tantos que la violaron, era el padre de la criatura. Interrogante que hasta mis actuales veintiséis años continúa flotando en el ambiente sin encontrar respuesta.
Pero como quiera que para ayudar a hacer "marramucias" , nunca faltan voluntarios, no tardaron en ofrecerse a liberar a mi madre del engendro que la poseía, y le dieron a tomar brebajes abortivos, los que no tardaron en provocarle fuertes dolores seguidos de insoportables contracciones, expulsando a la criatura de ipsofacto.
La pequeña damita entre dolor físico y los sollozos provocados por el cargo de conciencia, se acercó a la criatura recién expulsada de su útero a fin de darle un último adiós, la tomó entre sus manos donde el diminuto cuerpo inerte, encajaba perfectamente entre sus dedos, tras llevar tan pocos gestándose.
Se lo colocó en su regazo e inundada en el más desconsolador llanto, le pidió perdón, perdón, perdón, una y otra vez, hasta bañarlo completamente con su llanto sostenido. De pronto sintió la niña un convulso movimiento entre sus manos y su pecho, a la vez que un debilitado llanto ahogado, por el mar de lagrimas que se desprendían de su sollozante rostro y por el reflujo pulmonar;el pequeño batalló con ambos elementos porque precisaba con urgencia respirar.
El resto es fácil de imaginar sin construir muchas utopías. Me salvé de la muerte antes de nacer, mi madre en un acto de arrepentimiento constante y permanente "mea culpa", desde ese día hasta el presente, se desvanece en atenciones y cuidados, al igual que mis amados abuelos, quienes entre los tres, me han procurado el más grande amor y respeto que se le pueda profesar a un a un ser querido.
_Vaya amigo, cuanto lo siento, ¡que cosa tan terrible te ha pasado!..
_No, no, no amigos no me compadezcan, que yo he aprendido a ser fuerte y he aprendido a transformar este dolor.Con sarcasmo, con ironía, con resiliencia.
Pero claro, aunque he logrado hacer de éste primario episodio de mi vida, un acto de resiliencia, trabajando con mi madre y con las ppp...
...De mis tías, pues fueron ellas las autoras materiales del acto criminal. Pero obligadas por una penitencia de acto de contrición impuesta por el sacerdote del pueblo al confesar sus atrocidades, debieron contarme con lujo de detalles el modus operandi de mi asesinato.
Y así en familia hemos lidiado todo lo que llevo de vida con éste nefasto episodio de mi vida, agotando todos los recursos terapéuticos, clínicos, esotéricos, holísticos, y cualquier cantidad de métodos convencionales y no convencionales, a fin de redimir ésta sucia jugarreta que nos fraguó el destino.
A mi madre no la culpo, y ¿con qué corazón lo haría? si su frágil consistencia fue tan víctima como yo, pero por algo nos unieron en esta bizarra causalidad y me lleno de regocijo de tenerla como mi progenitora y mi compañera incondicional en esta travesía existencial que nos ha tocado vivir.
Ok, no le he contado lo de la rosquilla, pues ocurre que por haber nacido prematuro con tan bajo peso el cual a esta altura de mi existencia no he podido ganar, pues soy extremadamente flaco, tan parecido a un silbido o a un bermicelli. Mi madre en su afán de alimentarme para salvar mi vida y para que ganara peso también, además de amamantarme, intentaba darme atoles, papillas y una suerte de mezcla de leche con rosquillas disueltas en ella; la que degustaba con imperioso deleite, mismo que se fue tornando un hábito con el paso de los años, y que ahora ya de grande, continúo saboreando como si se tratase de la primera vez que saboreo el mencionado manjar.
Con el paso de los años, fui incorporando otros bocadillos a mi casi mono menú, con el ánimo de variar un poco mi ya cansada minimalista alimentación, adicionando sabores y menúes, haciéndome regalos silenciosos sin darme cuenta, hasta convertir el hábito de comer en un estilo de vida, con el que me siento verdaderamente a gusto, aún cuando me sienta triste, enojado o eufórico.
De acuerdo a los informes psicológicos que me han entregado en medio de la trayectoria terapéutica por la que he transitado durante mi corta vida, a través de tantas consultas y tratamientos con terapias individuales, familiares y colectivas. Llegan a la conclusión de que esa relación "insana" que tengo con la comida, a la que considero como la única fuente de afecto y compañía, y a la vez el diván a la que le confieso mis penurias y alegrías,
Ese es el diagnóstico clínico, expedido por los especialistas en conducta humana, y lo acepto sin refutar, porque algo de eso debe haber en mi vorágine interior, donde tormentas intramarinas bullen en feroces remolinos emotivos, intentando fungir como un bálsamo sanador a mi insondable sufrimiento.
¡pobre chiquillo¡
Porque hoy me siento más afortunado que nunca, ¡no morí chicos, la vida me dio una nueva oportunidad!
Y con mis trastornos, miedos, complejos y culpas, vivo a mi manera, pero vivo y ya con eso es suficiente. Además, tengo el corazón limpio de odios y resquemores, he perdonado hasta las putas tías hahahaha, estoy trabajando mis adicciones y por fin tuve el valor de contarles mi historia y eso amigos, es un paso de titan, que me atreví a dar, haciéndome sentir más vivo que nunca.
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Gracias equipo, aprecio su trabajo y apoyo.
Buen post. Me gustó leerte.
Gracias bienvenida a mi blog @rosana6
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¡¡¡Felicidades!!!
Muy buen post amiga, verdaderamente usted se las trae con la pluma, un emotivo relato, cargado de dramatismo y realidad desconcertante. Gracias por compartir.
Hola mi bella amiguita chilena, gracias de corazón, es una historia real recreada en una ficción transformadora de realidades. Abrazos navideños llenos de amor para ti mi niña.