Relato: "El árbol de la vida" (parte 1)

Receta: Leche de coco

• 350 g de coco rallado o deshidratado (con coco natural usar 1 coco grande entero)
• 3 tazas de agua hirviendo
• 3 tazas de agua a temperatura ambiente
  Poner el coco rallado dentro de la batidora (licuadora o procesadora) junto con el agua hirviendo, dejar reposar un minuto y procesar, agregar el agua fría y continuar batiendo durante varios minutos para lograr una pulpa muy fina. Filtrar con un paño, con una tela de lino o algodón.

Después de doce meses contemplativos, Coco cayó por fin al suelo desde una altura considerable, su duro exocarpio lo protegió del fuerte golpe sin dañarlo en lo más mínimo.
El circular cuerpo que la naturaleza le había concedido le permitió rodar hasta la orilla, hacia las templadas y desconocidas aguas del océano.
En esos momentos estaba a punto de dar comienzo su viaje...

C1. Alba
Los primeros rayos de Sol asomaban por el horizonte y Coco no paraba de moverse de un lado hacia otro al son que las olas marcaban, cada una que iba llegando era un nuevo golpe sobre su duro cuerpo, pausadamente las olas hicieron que se fuera adentrando en las tranquilas aguas. Su destino aún era un misterio, no sabía dónde desembarcaría su vida.
Lentamente se fue alejando de la isla que hasta ahora le dio cobijo de forma tan eficaz, había soportado lluvias, tormentas, temperaturas poco agradables, pero pese a todo esto, hasta ahora, había conseguido sobrevivir.
Conforme Sol iba subiendo, se hacía más intenso en luz y calor, pasadas unas horas su hogar se iba empequeñeciendo hasta sólo verse como un diminuto punto en el infinito mar.

C2. Meridiano
El sol se encontraba en su punto álgido, nuestro navegante continuaba su camino hacia su incierto destino, a su paso encontró toda clase de extraños seres que lo visitaron con curiosidad a la espera de conocerlo mejor en ese atípico entorno para Coco.
Las mareas, influenciadas por Luna, quisieron que se viera atrapado en una maraña de basura humana formada en su mayoría por plásticos procedentes de distintos embases de comida, estaba claro que para algunas especies animales los océanos eran solo un gran vertedero al que arrojar todo lo que ya no les era útil.
Pero éste era un día afortunado para él, las corrientes quisieron que pudiera librarse de su fatal destino y poder continuar el camino hacia un mundo nuevo.
Poco más adelante siguió encontrando obstáculos que ponían en gran peligro su supervivencia, un letal depredador intentó devorarlo, pero al ver que era demasiado duro como para poder ingerirlo decidió desecharlo e irse en busca de otro tipo de presa.

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