No hay Salidas
Los días son nublados desde que empezó esta desgracia, ser uno de los que tuvo “suerte” ha sido un sufrimiento agónico inacabable, si mal no recuerdo al amanecer de hoy cumplen 43 días de esta tortura, mis suministros fueron bastos desde el comienzo pero hoy fraguan, según mis cálculos, racionando y esperando que no ocurra nada imprevisto quedaría alimento para una semana, no me gusta esperar hasta la última hora para reabastecerme, me veo en la necesidad de salir a buscar comida para mí y para mi amada… mi amada no es la misma y es distante, no sabe con certeza nada del mundo exterior, solo sabe lo que hay en el interior de estas 4 paredes que ahora llamamos hogar aunque la palabra refugio o prisión le vendría mejor, no discutimos, las palabras sobran cuando no debes hacer ruido, a menos que quieras que te encuentren y solo dios sabe que destino tendrías, regresando a mi amada, ella era un fuego incandescente que brillaba y se hacía notar, su sola presencia daba calor y ganas de continuar, ahora solo es una tenue luz que hay que cuidar para que no se apague, la beso y me voy.
Salgo en búsqueda de cosas que sean útiles para seguir sobreviviendo, fármacos, vendas, herramientas, agua y alimentos siempre son bienvenidos, aunque armas nunca están demás, las calles solitarias como cuando imponen toque de queda, el sol como que sabe cuándo estas en las calles pues se torna inclemente, no le doy mucha importancia, tengo suerte de tener agua y ganas de sobrevivir, observo en la distancia algo prometedor, un local que parece no haber sido saqueado, parece que ya no quedan personas en este lugar, tiene suministros suficiente para 3 o quizá 4 viajes, aquí es cuando cometo un error que me costará más que el botín que he encontrado, por mi codicia de cargar más de lo que puedo llevar, una lata cae al suelo, me escucharon, me han visto, debo salir de aquí inmediatamente.
Es impresionante la resistencia que tienen estos seres, se la pasan rondando las calles y se nota de lejos que siempre andan cargados, y aun así contra todo pronóstico, tienen una fuerza envidiable, son cazadores natos, aunque eso no es importante en estos momentos, corro por mi vida, esa maldita lata me ha delatado y se acercan con facilidad, debo dejar mi carga, si tengo suerte de salir de esta situación regresare por ella, sin ese peso extra mis pasos son más agiles, pero ellos lo son aún más, girando mi cabeza mientras corro me doy cuenta de algo que temía, nunca andan solos, atacan en manada, y no solo uno es el que me persigue, son varios, mis pasos ya palidecen, el encierro pasa factura y mi condición física es deplorable en estos instantes, no pienso con claridad y para empeorar mi situación, esta parte de la ciudad no la conozco, estoy siendo perseguido y estoy perdido.
Mi instinto me dice que debo perderlos ya o de lo contrario no veré a mi amada más, pero el cansancio va ganando, en una jugada inconsciente realizada por el miedo, giro a la derecha, y me encuentro con una calle ciega, maldita sea mi suerte, el sudor en mi frente cae en mis ojos, trato de limpiarme pero veo borroso, lo que sé es que son 3 y me han alcanzado, arrinconado evaluó mis opciones, tratar de escapar y seguir en otra maratón o enfrentarme a ellos y tratar de ganar aunque las apuestas están a su favor, esconderme ya no es opción, lo segundo es lo elegido, mi orgullo me impide morir de rodillas, aun con mi vista borrosa, distingo a la figura central, debe ser el jefe, si incapacito al líder los demás de la manada deberían dejarme en paz al menos por unos momentos.
No hay treta que valga, es más fuerte que yo, me tiene vencido, ni un milagro podrá salvarme, cometí mi último error, que fue subestimar a este ser y sobrestimar mis habilidades, me tiene vencido contra una pared, me sujeta por el cuello y me levanta con un solo movimiento, me observa, aprecia su presa, a su víctima y abre sus fauces de la cual trata me emanar algún sonido, que más temprano que tarde logro entender…. La bestia grita: CAFEEEEEEEEEEEEE.
