Mi punto débil (Parte 1)

in #cervantes6 years ago


Desde muy joven siempre me gustaron los hombres mayores. Los novios que tuve me llevaban entre 5 y 8 años de edad. Mi justificación al respecto era que ellos tienen más experiencia y un modo de ver la vida diferente. Así que, a partir de mi entrada a la universidad tuve varias aventuras sexuales con hombres mayores, con los que aprendí y disfruté mucho, pero solo una de ellas fue mi favorita.

Estaba empezando mi carrera universitaria, con 18 años de edad era un mundo nuevo para mí, comencé a estudiar Lic. en Física. Era mi primer día allí así que me adelanté en recorrer y conocer los espacios, memorizar salones y esas cosas que uno hace siendo nuevo allí.

Era miércoles, lo recuerdo como si fuese el miércoles pasado, esperábamos que llegara el profesor que llevaba 30 minutos de retraso, ya con un juicio en su persona sobre la puntualidad. Entró de repente y dije ¡DIOS MIO!. Él era realmente atractivo, alto, se podía ver a leguas que practicaba algún deporte. C on unos ojazos color café y su seductora barba muy bien cuidada era como un modelo pero con conocimientos en física pura. Él tenía 25 años y todo su cuerpo lo decía.

En ese entonces pensaba en que no había posibilidad alguna de que alguien como él se fijara en una chiquilla cómo yo. La mayoría de las veces me encontraba estudiando, no me consideraba atractiva ni carismática, pero eso no importaba para esperar las clases de física con ansias 3 veces por semana. Estar pendiente del contenido de la materia se me hacía difícil por estar fantaseando e imaginando cosas que nunca pasarían. Pasaron los días y por estar atenta a su físico y no a la física, tenía un cúmulo de dudas que no lograba aclarar en los libros, decidí hablarle al profesor y pedir una consulta, el gustosamente me respondió:

— Puedo atender sus dudas señorita, a las 2:00 pm en mi cubículo.
— De acuerdo profesor—contesté un poco apenada— a esa hora estaré allí.

Próxima a esa hora me encontraba caminando hacia el cubículo del profesor, me sentía un poco nerviosa pero yo misma me repetía que debía enfocarme en la asignatura.
Al llegar, lo ví allí tan atractivo, vi rápidamente que tenía un sillón de cuero negro muy bonito. Me asomo a la puerta y digo en voz alta:

—Buenas, ¿puedo pasar?.
—Si claro, pasa y toma asiento— respondió muy amablemente.
Empezamos hablar sobre las dudas del contenido de la materia y la conversación se tornaba muy formativa hasta que él me pregunto algo muy personal:
—¿Qué tal tu experiencia en la universidad? ¿Ya tienes novio?
Esta pregunta me dejó un poco fuera de lugar y creo que al momento de contestar mi cara podía hablar por si sola.
—Ehhh no, realmente he estado enfocada en mis estudios. Hay alguien que me llama mi atención pero no creo que pueda pasar nada.
—¿Por qué dice eso? tu eres muy atractiva y muy inteligente. Mi piel se erizó, mis cachetes se ruborizaron y seguí respondiendo.
—Él es mayor que yo y además es muy atractivo. No creo que se fije en mí. En ese momento Javier (ese es su nombre) me acarició la mano y se acercó lentamente diciéndome:
—Yo sé cómo me miras, sé que te gusto.

Mis piernas temblaban pero yo quería que esta conversación continuara, quería ver hasta qué punto llegaríamos.

—No le voy a mentir, usted me parece muy atractivo y no le voy a negar que me gusta. Pero tengo muy claro cuál papel debo jugar.

—Y ¿cuál es el papel que debes jugar?— Preguntó levantándose lentamente y se dirigió hacia la puerta cerrándola.

—La de una excelente alumna profesor, quiero que usted este orgulloso de mi, y vea que es lo que soy capaz de hacer.

Él caminó, estaba detrás de mí cuando sentí su aliento y escuché su voz diciéndome al odio:

—Tú me gustas. ¿Qué eres capaz de hacer en estos momentos para ser buena alumna?

—Lo que usted me pida profesor.— Respondí mordiéndome los labios.

Él aún detrás de mí me da un beso en el cuello, ¡MI PUNTO DÉBIL!, lo recore así hasta llegar a mi nuca, mi cuerpo temblaba y estaba con muchas ganas de cometer cualquier locura con él. Me di vuelta lentamente, me besó la boca y sentí como poco a poco recorría mis labios con pequeños mordisco, ya yo no pedía más. Pensaba que a eso se limitaría nuestro encuentro pero de repente sentí su mano acariciándo mis grandes y firmes senos. Introdujo su mano debajo de mi brassier y jugueteaba con mis pezones con pequeños pellizcos. En ese instante estaba muy pero muy excitada. Ya el pudor y la pena se habían alejado de mi ser, le agarré las manos y quité la camisa azul de su cuerpo magnifico, un abdomen muy definido que acaricié poco a poco hasta afincar mis uñas, eso realmente le gustaba.

El siguió, muy delicadamente me retiro el pantalón que vestía, me tomo y me colocó en el sillón negro , recorrió mis senos y fue besándome lentamente hasta llegar a mi vagina. Besó y mordisqueó aquellos labios, después siguió con sus lengua hasta mi clítoris. Era un mago con su lengua, él vio como me excitaba al punto de querer gritar así que tapó mi boca con su mano. ¡Esto estaba realmente bueno! No podía aguantar más y tuve mi primer orgasmo de ese día. Recorrió mis pierdas y acarició mis muslos, esto me volvió a excitar, le pedía, le exclamaba que por favor que me penetrará quería sentirlo, quería que su pene estuviera dentro de mí y llegáramos juntos. Él muy rápidamente subió, me besó acariciándome fuertemente mi cabellera. Podía sentir como poco a poco su pene se fusionaba con mi vagina. Entre movimientos apasionados y fuertes llegamos al punto máximo de placer. Ambos gemiamos silenciosamente para no ser descubiertos.

Fuente

Recobramos la compostura y nos vestimos rápidamente. El me ayudó a vestirme, mientras lo hacía me acariciaba la espalda y nuevamente me besaba el cuello, en ese instante le dije:
—Profesor debo retirarme a estudiar, debo sacar buenas calificaciones para ser la única alumna que cumpla con sus expectativas.
Él sonrió (su hermosa sonrisa hacia que lo deseara nuevamente)—Está bien, pero mañana pasa a la misma hora, te mostraré unos muy buenos ejercicios. Anóteme su teléfono por favor.
Yo sonrojada le contesté:
—Mañana con gusto me verá aquí Profesor.—Le anoté mi teléfono en una hoja que estaba en su escritorio.
Salgo de allí rápidamente, para que nadie me viera.
Camino al transporte de la universidad para regresar a mi casa, me llega un mensaje a mi celular diciéndome:
—Fue muy bueno lo de hoy preciosa. Espero verte mañana. Quiero repetir.

Continuará...

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Nos estamos leyendo... Esta es una historia te recomiendo que leas las siguientes experiencia :)
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