Sanaste una herida de mi paz.
El dolor perdió su vigencia.
Me regocijaste en medio de torturases rabias
y cuando tuve ansias de huir…
En el medio de un melancólico transitar,
no frenaste el delirio, ni la magia.
No defraudaste a mi asombro.
Comprendí una parte de tu amistad
y una porción de tu amor, mientras
leía entre las líneas de mi ambición
que nuestra distancia no era un escombro
sino una prueba de fe.

Estás ahí, como siempre:
tan lejos y tan cerca de mis ambiciones.
Estás a un paso de mis pensamientos y mis pretensiones.
Si te busco en mi memoria y en mis afanes,
el camino es corto…

Te llevo en un mapa que dibujó mi corazón
que talló una equis como la de un tesoro…
Los recuerdos no me ayudan
porque cuando trato de olvidarte
aparece una palabra que profana
la hipocresía de mis conveniencias:

Tu nombre…
Quiero saber,
¿qué significado tiene cuando el viento deja respirar ese sonido si te pronuncia?
¿por qué te hospedaste en mis oídos como un eco que resuena en mi razón hasta desaparecer en la sabiduría prematura de mis sentimientos?

Mientras hallo esa respuesta
espero averiguar cómo hacer que el futuro te depare en mis siempre
y que el tiempo sepa cómo conjugar tu presente perfecto…

_{Foto de Mihai Surdu en Unsplash.com}