En homenaje a Thoreau

in #cervantes6 years ago

Soy de estirpe demasiado elevada
para convertirme en un esclavo,
en un subalterno sometido a tutela,
en un servidor dócil, en instrumento
de cualquier Estado soberano del mundo
Shakespeare, El rey Juan, acto V, escena segunda, versos 79-82.

"Miles de personas están, en teoría, en contra de la esclavitud y la guerra; pero de hecho no hacen nada en contra de ellas" (p.6) El espíritu de Thoreau en su célebre escrito "Sobre la desobediencia civil" es un espíritu peligroso, arriesgado que debe trascender de la burda, y corta, hasta casi irrelevante, noción de la revolución pacífica. No quiero con esto parecer que menosprecio a Gandhi, Luther King jr o los que creen en la paz como medio de lucha política, compagino con eso la verdad pero sí quiero hacer ver que es más que eso, es terriblemente más que eso.

La lucha de Thoreau es, usando el título del célebre escrito de Spencer, el individuo contra el Estado, pero también es un escrito acerca de la responsabilidad y acerca del atrevimiento. Es un escrito contra la cobardía, el distanciamiento y la indiferencia. Thoreau clama por la libertad plena del individuo sin que se lo tenga que regular o controlar porque es un individuo maduro que no actuará de modos que tengan que ser regulados o controlados. Pero también clama por los individuos que no son capaces de desobedecer aunque su consciencia se los reclama. Al funcionario que quiere colaborar Thoreau le recomienda renunciar. Al abolicionista le recomienda dejar de financiar a Massachusetts. Al ciudadano que mire hacia dónde van sus impuestos y que se atreva a decir si está de acuerdo o no con qué hacen con su dinero. Pero también reclama que, de hecho, uno tiene el poder, y el deber de ejercerlo, para poder decir que no cuando la voluntad del Estado va más allá de lo que se quiere.

Pero el horror que se le puede hacer a ese señor es reducirlo a un mero escribidor de política. Thoreau era, antes que todo, un hombre y de hecho esa palabra en él tiene un significado inmenso. Los que viven de tal forma que realizan su existencia a través de la propia conciencia y haciendo un esfuerzo, no por hacerlo todo, sino por lo que poco que se puede hacer se haga bien entonces ese es un hombre. El único deber del bípedo implume con pulgares es entonces ser hombre, no hay responsabilidad con el mundo en su plantear, solamente con su actuar pero no se realiza haciendo sino haciendo bien. Este hacer bien es construido en su subjetividad pero enlazándose a lo que lo rodea. En esto el actuar bien no debe, aunque no puede transformarlo porque el problema no es su forma, perturbar al mundo sino solamente realizarse en él. Esta realización en el mundo como una forma de actuar bien para ser hombre es el razonamiento que le hacen escribir su elogio al caminar o retirarse a las montañas, como describe en Walden.

Pero Thoreau es consciente de que el mundo humano tiene unas exigencias e implicaciones que el mundo de la naturaleza pura no tiene: el mayor de todos es la existencia de otras personas. Es justamente esta traba la que hace que su obrar bien se tenga que cargar de una nueva distinción, una dual, una que es la obrar bien ante las otras personas y la de denunciar cuando no se obre bien contra sí. El obrar bien para ser hombre ante otros bípedos implumes con pulgares es desde la convivencia. La existencia de relaciones que perturban a otros y no permiten la convivencia son deplorables, esto lleva al desprecio por la esclavitud o la guerra, reconoce en los negros y en los mexicanos como gente con la que es posible convivir sin que se los perturbe. ¿Cómo no se los perturba? Con la misma respuesta para todos: dejándolos ser libremente como quieran ser en la medida que no perturben. Por esto es que se acerca a la idea de que el mejor gobierno es el que gobierna menos. Desde luego, si no hay una fuerza coercitiva exterior gobernándote entonces tú tienes la capacidad de hacerte a ti como quieras. Thoreau no se muestra en contra en contra de que el Estado educase para que la gente se gobernase a sí misma, pero como Stirner en El falso principio de nuestra educación, nota que de hecho en las sociedades libres hay más Siervos que Hombres. Esta servidumbre puede ser en nombre de la libertad. Pueden ser por buenas causas, igual que los desvíos de los representantes. Por esto reconoce Thoreau un deber de obrar bien enfrentarse a aquello que le quiere imponer servidumbre.

Pero los siervos son siervos aunque se les dé armas para conseguir la libertad. La desobediencia civil no es solamente, como se la trata habitualmente, contra Estados injustos, leyes injustas o sociedades injustas. La desobediencia civil también es contra un espíritu de época, ese que hace que aunque existan en una sociedad las mejores leyes estas se apliquen bajo criterios convenientes para unos cuantos. Es asumir que uno es responsable de la justicia que quiere en el mundo hasta el punto que, por lo menos, pueda forzar al representante a decir lo que él quiere que diga en el congreso, o en la junta de condominio. Thoreau reconoce que el mayor enemigo del Hombre es el Estado que se asume omnipotente porque es legitimado por siervos. Pero esta servidumbre no es únicamente al Estado. Ante eso reconocerse como sujeto pensante capaz de asumirse en contra, o en oposición es un acto de responsabilidad ante sí mismo. Y ante sí mismo hay que obrar bien, es decir, siguiendo el lenguaje de Thoreau, ser hombre.

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Ensayo sobre la desobediencia civil

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