MIRADA SEMIÓTICA AL HILO

No te comas el cuento de las hojitas de parra: el origen del hilo es milenario. Se cree que nuestro hombre prehistórico aprendió a tejer gracias a la abundancia de hierbas y fibras. Más tarde, cuando se inventó el arte de hilar, la lana era el material ideal para quienes vivían en climas fríos, mientras que el lino, por su frescura, era mayormente usado en el antiguo Egipto.

Aunque nunca te lo preguntes, el arte de hilar demandó una serie de avances tecnológicos a lo largo de la historia, y gracias a ello es tan fácil de adquirir y usar en estos días. Y qué fortuna, pues hay que admitir que el hilo es un material indispensable en nuestra vida, no importa si odias la moda o vestirte.

Hoy, sin embargo, nuestro querido hilo ha pasado a tener variados significados, usos y connotaciones. El hilo dental, por ejemplo, es un grupo de finos filamentos de plástico o nailon con sabor a menta que fue ideado por la necesidad de remover restos de comida de los dientes. ¡Pero no tan rápido! También llamamos hilo dental a la prenda interior que cubre los genitales y deja al descubierto las nalgas... Yo sé que tú la conoces.

También llamado tanga, es usado por casi todo tipo de mujeres (y algunos hombres) por su infinita practicidad. Aunque se cree lo contrario, la verdad es que es muy cómodo, no se marca bajo la ropa y hace que su portador se sienta bien seguro de sí mismo. Pero como nada es perfecto, este tipo de lencería siempre ha despertado cierta polémica, pues muchos consideran putas meretrices a quienes la usamos, y que nuestro objetivo es despertar el deseo y el interés sexual de un hombre. Nada más lejos de la verdad. Si así fuera, ya no seríamos siete mil millones y medio de personas habitando La Tierra, sino el doble. La industria farmacéutica no se daría abasto para la cantidad de personas comprando preservativos a diario, y ni hablar de la enorme proliferación de enfermedades de transmisión sexual que habría en la actualidad... ¿No te parece demasiado caos por una inocente tanguita?

Sin perder el hilo del tema, existen frases que aun sin conocer su origen son repetidas por todos cada día. "Mi vida pende de un hilo”, sería una, la cual proviene de la mitología griega con la creencia de que la vida de cualquier persona estaba controlada de principio a fin por tres hermanas hilanderas llamadas Moiras. A pesar de los miles de años transcurridos la frase continúa vigente, siendo las parcas, en la actualidad, los poderes públicos del país. A diario la vida del venezolano: su manutención, economía, alimentos, salud, seguridad y capacidad de decidir, cuelgan de los hilos de Cloto, Láquesis y Átropos.

Como consecuencia de esta lamentable situación, están los pobres diablos que se valen de sustancias estupefacientes para afrontar el día (aunque ni tan pobres, ¿no?), mientras que otros recurren a las amistades cibernéticas que, para no variar, existen gracias a los hilos invisibles de la red. Que viva WhatsApp y alabado sea MSN.

No me quiero poner cursi, pero si estás personas se encontraron aun a cientos o miles de kilómetros de distancia, quizá sí exista un destino. Curiosamente, hay una antigua leyenda que versa sobre un hilo rojo que acompaña a cada quien desde su nacimiento. De acuerdo con los orientales, aquellos que están destinados a conocerse tienen cada extremo del hilo atado al dedo, y no importa el tiempo que demoren, el hilo no desaparece ni se rompe, sólo se estira. No sé, yo sólo cuento lo que leo por ahí.

Ante todo este panorama, me parece que el hilo no es tan débil como parece. A pesar de su delicada delgadez, tiene la fuerza suficiente para causar polémicas, reunir amores y, como si fuera poco, ofrecer una dentadura sana y fuerte que puedan encontrar los estudiosos y científicos de los años venideros. ¿Tú qué opinas?