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Cuando mis hijas estaban pequeñas, todas las noches antes de ir a dormir yo les leía un cuento. La hora de dormir de mis hijas no era problema en mi hogar puesto que ellas siempre estaban emocionadas por escuchar el cuento de turno para ese día. Irene mi hija mayor siempre me decía al terminar de narrarles el cuento que ella quería ser escritora, de hecho en la actualidad es muy talentosa para escribir; como yo me di cuenta de que mis hijas Irene y Elizabeth admiraban a los autores de los cuentos que yo les leía, un buen día decidí redactar un cuento de mi autoría para mis hijas y así ellas se sintieran orgullosas de mí.
Aprovecho esta plataforma de Steemit para que lean mi cuento:

La pequeña gatita

Misusu era una gatita, pequeña y juguetona. Era de pelaje blanco con marrón claro y con lindos ojos azulados. Le encantaba correr y explorar. Pero lo que más le gustaba era jugar con los enormes zapatos de su amo, se escondía en ellos, saltaba y se divertía. Tenía una cajita de arena blanca con azul, que era hasta veinte veces su tamaño, y una camita hecha de almohadones de alegres colores.

Un día la pequeña aventurera, decidió conocer por completo la gigantesca casa donde vivía, como era bastante pequeña no la conocía por completo. Su camita estaba en un cuarto junto a la cocina. Comenzó explorando la cocina, vió grandes sillas, y una cosa gigante y blanca “¿ Qué será esto? Se preguntaba, llegó su amo y abrió la cosa blanca y salió de él un frío intenso.

Luego fue hacia la sala donde consiguió un mueble gigantesco y blanco, se acercó a él, intentó subirse pero fue en vano porque no alcanzaba, era muy alto para ella. Siguió caminando hacia un pasillo, se dirigió hacia una de las puertas y pudo observar una cosa blanca como redondeada “¿Qué será esto otro? Se preguntaba, se subió a la cosa redondeada, y calló en una especie de pozo, sentía que se ahogaba “¿Misusu qué haces ahí metida? Dijo su amo y la sacó de allí.

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Su amo la arropó en una manta caliente, y la secó muy bien. La abrazó y la acarició hasta quedarse dormida. La llevó hasta su cama y la acostó. Esa noche después de tanta aventura la pequeña Misusu se quedó en los brazos de su amo. Y durmió junto a él y su esposa, rodeada de todo el amor que ellos le daban. La pequeña Misusu era una gatita feliz que vivía rodeada de amor y cariño, todo lo que una pequeña gatita podría desear.
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El fin