Youth

Enfrentarse a la nueva película de Sorrentino “Youth”, debe ser ante todo, un ejercicio de dejar atrás. Si esperas, una segunda parte o algún tipo de continuación de “La gran belleza”, esta no es tu película, o si.

Me explico, se sigue ahondando en el presente, más cargado de pasado, pero desde un punto más avanzado que el de “La gran belleza”, que al fin al cabo trata de sexagenarios, y aquí, puede intuirte casi octogenarios.

La película, parte de dos premisas que la hacen ser difícil, esquiva para el público que busca una continuación complaciente de la anterior o que entronque con la misma. Lo primero, es la ausencia de Toni Servillo, ese actor que por si solo da sentido a una película, aquí sustituido por el combo de clásicos irreprochables que son Michael Caine y Harvey Keitel que no llegan, es un papel difícil de representar, pero me parece que hay que tener ese plus de sangre latina que si tiene Servillo para interpretar dignamente un papel de senectud y sacarle brillo, aun así dentro del panorama actual, brillantes ambos, sobre todo Keitel que roza pero no llega el histrionismo y eso para un actor americano, ya es mucho.

Centrándonos en la película, sin destripar la misma, transcurre en un hotel vacacional en los Alpes suizos, donde una variedad de personajes famosos, cada uno con sus filias y sus fobias, van desfilando al ritmo de las actividades programadas del hotel (en la galería de personajes, brutal un ex futbolista, que hace una versión extrema de si mismo, dará que hablar).

La visita de un emisario de la reina, es el punto de partida que hace empezar a girar las exquisitas piezas de esta obra de arte, la negación, la amistad, la búsqueda del consejo, los amores rotos, las nuevas relaciones, y como siempre, la belleza, representada en el cuerpo de una mujer, al mas puro estilo de los clásicos, aunque para gusto, el de ver a una espléndida Raquel Weisz, no se puede ser más con esa economía de interpretación que da la medida justa, el personaje que da el punto de humanidad al gélido director de orquesta que interpreta Michael Caine.

En definitiva, una película más de emociones que de historia, de cómo hasta el final puede ser bonito, y de que a veces un final, es la mejor excusa para nuevos principios.

Imágenes:
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