El drama del transporte público en Venezuela

En Venezuela atravesamos una severa crisis –en todos los sentidos- desde hace varios meses. Alimentación, electricidad, agua, inseguridad e… hiperinflación. ¿Cómo estamos haciendo para sobrevivir a todo esto? Ni yo tengo respuesta.

Tristemente la hiperinflación y el bachaqueo (personas que revenden productos muy por encima del precio marcado) ha incidido de manera brutal en muchos hogares venezolanos, en empresas que han tenido que cerrar y otras han tenido que aumentar los precios de sus mercancías para también poder sobrevivir. Y aquí entra el sector transporte, el cual se ha visto sumamente golpeado por el costo de los repuestos para las unidades de transporte y por ende, han aumentado seguidamente los costos del pasaje para los usuarios. Una cosa golpea a la otra.

Muchas unidades se han visto en la obligación de pararse porque el costo del pasaje actual no da para cubrir siquiera un litro de aceite para un autobús. Estoy consciente de que los choferes –en su mayoría- siempre han sido avariciosos con el tema del pasaje urbano y suburbano. Pero actualmente estamos afectados todos por todos lados. A ellos no les alcanza para sustituir un caucho y a nosotros los usuarios los sueldos se nos quedan cortos.

Mi horario de trabajo es de 7:00 a 4:00 pm y muchas veces llego al trabajo a las 5:55 am, 6:00 am, 6:15 am –en ese lapso llego todos los días- ¿la razón? Porque debo tomar tres unidades de autobús para poder llegar a mi trabajo. Lo que antes eran dos transportes en las mañanas, ahora se convirtieron en tres, puesto que de las tres rutas que deben pasar cerca de mi edificio, ahora pasa una y con la unidad a su máxima capacidad que ni siquiera se detiene en la respectiva parada porque ya va con sus puertas cerradas. ¿Qué me toca? Irme en carrito a las 5:15 am hacia el terminal que, -aunque no es retirado- por la hora y oscuridad no me atrevo a irme caminando. A plena luz del día sí lo puedo hacer tranquila.

Vale destacar que a esa hora hago la cola de los usuarios que deciden irse de pie. Sí, hay dos colas: los que quieren ir sentados y los de pie. Me toca la segunda, porque la primera –la mayoría de las veces- es muy larga y tampoco es que hay tantas camionetas en fila para cargar.

Y así en todas las ciudades y pueblos del país: gente pasando trabajo para poder ir a su oficina, universidad, escuela y hasta para regresar a casa. Muchos deciden caminar, que si bien caminar es bueno para la salud, lo recomendable es estar con los implementos adecuados para hacerlo.

Adicionalmente, sin contar que para obtener dinero en efectivo se ha convertido en una tragedia y éste recurso es sumamente necesario para poder pagar el pasaje.

¿Se acabará este drama en Venezuela? Que alguien me lo diga por favor.

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Texto por: Lenys Carolina M. N. | @lenyscarolina