Historia de la vida Yacareal 4.
Iba en el transporte público rumbo al centro de la Ciudad de México para reunirme con unos amigos, en los asientos justo detrás del mío iban sentados dos chicos de no más de 20 años posiblemente foráneos, ¿qué cómo sé que eran foráneos?, fácil los verdaderos chilangos los reconocemos por su forma de hablar o expresarse. Iban conversando sobre una fiesta que había sido una semana antes, a la cual uno de ellos no asistió por lo que el otro amigo le contaba cómo había estado, quienes habían ido y que habían tomado, cuando de repente le narra lo siguiente con un tono de consternación y asombro:
“…Ya era cerca de media noche todos ya estábamos medio pedos, Karen si ya estaba hasta la madre, entonces el hermano mayor de Víctor, se la llevó al cuarto y que se la coge,... como a las 2 de la mañana Nancy igualmente ya estaba hasta la madre y aplicó la misma se la llevó al otro cuarto y que se la coge también, ¡O sea con las dos en el mismo día!, bueno no me costa que se haya acostado con ellas pero salió vanagloriándose en ambas ocasiones, y todos se lo aplaudieron ¿tú que piensas de esto?...”
Ellos no se percataron de que yo estaba a sus espaldas escuchando su conversación, y por lo que entendí Jorge el hermano mayor de Víctor, era alguien a quien le tenían cierta admiración por ser el más buena onda, galán y fiestero del grupo de amigos, inmediatamente el primer amigo le contesta en un tono molesto:
“… Sabes que pienso de Jorge, pues pienso que ese wey es un PENDEJO, ¡un reverendo imbécil!, porque si para acostarte con una chica esta tiene que estar borracha no eres nada más que un abusivo y en mi puta vida quiero tratar un pendejo como ese…”
Debo admitir que en momento en que lo escuché sentí gran emoción, pues yo estaba segura de que proseguirían también a vanagloriar el acto del tal Jorge. Se hizo un silencio en la conversación de algunos segundos, que rompe el otro chico diciendo:
“Tienes razón ese wey es un pendejo, yo tampoco quiero volver a tratar con el…”
Un par de cuadras después los chicos bajaron cerca de Tlatelolco, y espero que por siempre lleven esos valores humanos guiando sus vidas pues a pesar de tanta mierda que nos rodea, se demuestra una vez más que siempre seremos más las personas buenas.