Me llamaron puta. (Tragedia erótica)

Tenia 19 años y me dijeron "puta".

Me llamaron así por estar con él aunque ellos quisieran exponer mis deseos como un pecado.

Porque dejé que él apreciara mi silueta desnuda mientras se movía dentro de mi.
Por dejar que fuera suyo el néctar que me hacía desbordar de entre las piernas, aunque eso le pertenecía.
Porque me gusta que me tome del pelo y bese mi cuello mientras me pide que me mueva para él.
Porque quiero ser de él y nadie me obliga.
Porque memoricé todos los lunares de su cuerpo como tarea para cuando lo extrañara.
Porque con cada roce de mis labios por su cuerpo me regala todas las melodías que lleva dentro.
Porque el olor de su cabello me daba vida.
Porque al juntar nuestra manos se entrelazaban al mismo tiempo.
Porque me hacía venir en unísono con la música de la danza de Arabia.

Y me llamaron puta.

Por contarle todos mis secretos.
Por revelarle si prefería frío o calor.
Por caminar con él tomada de la mano.
Por dejar que abriera las puertas para que yo pasara.
Porque me hacía reír en los peores días.
Porque unía todos los pedazos que se iban separando cuando mal me sentía.
Porque conocía mis gestos cuando estaba incómoda o contenta.
Porque sabía cuando sacarme de apuros en los lugares donde la gente tóxica habitaba.

Estaba enamorada de su tacto y de su mente. Y cuando encuentras esa piedra con la que no puedes dejar de tropezar la conviertes en tu norte en este mundo de locura. La vanalización de la vida y de regalos como el sexo están conceptualizados de manera errónea en estos tiempos donde no debes dar besos en lugares públicos pero si puedes, no puedo evitar escribirlo, hacer campaña a los políticos.

Ni en un millón de años pensaría frenar mis deseos por lo que se vocifera en las calles. Las calles que suenan lanzando golpes de lecciones de vida que nadie está pidiendo, aunque en mi país se diga que para que llegar a viejo hay que tomar consejo.

A pesar de todo nadie sabe como él me trata solo creen que lo que ven es vacío como solo sus básicas cabezas son.

Yo lo perseguiría solo para abrazarlo y darle un cálido beso.
Lo llamaría cuando tenga ganas de ser suya para que venga rápido y empiece lento.
Porque así somos, amigos, amantes, guerreros, pero somos.

Me llamaron puta por ser de él, aunque me lo decía alguien que se compartía.
Me llamaron puta por mostrarme como humana ante el amor que mis movimientos merecía.
Me llamaron puta por permitir que me viera renacer estando sobre él.

Me llamaron puta por querer ser erótica y no caótica.

Pero está bien, no pasa nada, la subjetividad no es mala.

Ustedes sigan hablando mientras yo sigo aprendiendo
a zafarme de sus lenguas y enredarme en la de él
porque yo ya escogí como encontrar la catarsis aunque no soy Ariadna
Ven, bebé, que yo te conozco antes de nacer.