Puerta a otra dimensión
Esta historia comienza con una familia normal como las de hoy en día, padres separados y una enorme casa para dos jóvenes que parecían una estadio de fútbol solo que sin césped y sin arquería. Un cuarto en la entrada disponible pero no para personas sino para las cosas que algún día servirán para algo (como se dice aquí el cuarto de los chécheres), una sala de estar enorme con algunos muebles perdidos en un mar de cemento, luego un pasillo como un camino que te transporta hacia otra habitación pero en el camino se encuentran dos portales para dos habitaciones, una de ellas pertenece a los jóvenes y el otro a su madre. Próximamente la cocina como un restaurante pulcro y lujoso, siguiente un enramada y por ultimo un patio gigantesco como una selva repleta de árboles donde se pueden vivir mil y una aventuras entre sus enredaderas y sus parajes. Donde los niños corren como animales salvajes disfrutando del hermoso ambiente y el cantar de las aves, dejando volar su imaginación transportándolos a la selva de la amazona y los hace pensar que son tarzan, gritando y balanceándose sobre las lianas.
Pero esa imaginación tiene tiempo limitado ya que a las 7 pm es la hora de cenar y bañarse para ver las caricaturas de la tele y después ir a la cama. Ir a la cama era ya un llamado y aunque ellos quisieran seguir viendo las caricaturas, no pueden porque a las nueve se apaga todo y el cuarto queda en penumbras y solo se puede observar la ventana que resplandece con el blanco brillo de la luna como si la ventana fuera un retrato pero sin nadie en la foto. En donde a veces el joven Smith se queda por un momento admirando la ventana en medio de la oscuridad a ver si algo interesante puede aparecer. Él sabe que no pasara nada porque las personas le dicen que los fantasmas no existen pero una parte de su subconsciente le dice: “Mira Jeison y algo o alguien aparece en la ventana. ¿Qué harás?, esto zumbaba en su cabeza, pero después de un tiempo de contemplar la ventana no ocurre nada interesante. Entonces se dispone a asentar su cabeza en la cómoda almohada para entrar en un sueño profundo para descansar ya que mañana será otro día.
Era mediado de noviembre, un mes fresco para estos parajes, con mañanas frías y tardes agradables para pasear en los parques y disfrutar del ambiente. Los jóvenes llegan de la escuela como todos los días, al medio día para llegar a almorzar del festín delicioso que su madre les ha preparado. Claro ellos calientan la comida ya servida en tasas con nombres en cada tasa respectivamente, estos usan el microondas para calentar ese alimento que con amor fue hecho. Luego de almorzar se disponen a jugar por toda la casa correteando como antílopes en la gran sabana de África, y usando la pelota favorita del joven Smith pero la pelota que usaban para lanzarse el uno al otro cayo en la parte más tenebrosa, la habitación del frente (Cuarto de chécheres):
-A la broma grito la niña. Felicia era su nombre una hermosa niña de 10 años, de ojos marrones claros y piel morena.
-Fue tu culpa. Replico Jeison, su hermano mayor de 12 años. Un joven esbelto de ojos verdes y piel morena.
-No fue mi culpa tú te metiste por esa zona. Explico
-No, eso fue por no saber lanzar bien.
Después de esa discusión para ver quien tenía la culpa. Jeison se aproxima para ingresar a la habitación pero su hermana lo toma por el brazo:
-No entres ahí-dijo ella con los ojos asustados como si hubiese visto un fantasma
-¿Por qué? Si la pelota debe estar cerca, solo echare un vistazo.
-No puedes escuche algo horrible que ocurre en esa habitación.
-¿Si? Y ¿Qué es?-Pregunto con duda.
-La tarde pasada escuche a mamá hablar con la vecina de que vio algo horrible en esa habitación y que nunca más entraría ahí. Relato su hermana, que su madrea había visto una mujer vestida de negro, con una expresión diabólica y aspecto de bruja con grandes manos huesudas y garras gigantes para capturar a su presa, además de unos ojos totalmente blancos y colmillos de lobos que le llegaban al mentón.
Luego de este breve relato pensó que a lo mejor su hermana le estaba tomando el pelo que si no hacía nada pensaría que es un cobarde. Volvió a aproximarse a la puerta pero su hermana lo volvió a sujetar por el brazo y cuando la miro, observo su cara llena de terror.
-Deja eso así. Podemos jugar otra cosa-Sugirió ella.
-Está bien! Acepto. Y no fue por miedo a entrar en la habitación después de haber escuchado el relato, sino para que su hermana se calmara.
Después de una tarde de juegos, llego la hora de la cena y su madre como siempre los llamo a la mesa para comer, en medio del silencio Jeison pregunta a su madre.
-Mamá ¿Qué hay en el cuarto del frente? Pregunto curioso.
-No te acerques a esa habitación-Expreso en forma de regaño sin más explicación
-Pero…….
-Tienes prohibido entrar y punto. Concluyo con una gran mordida a su arepa de pollo.
Jeison asentó con la cabeza y termino su cena, fue a tomar un baño y se dispuso a ver sus caricaturas como de costumbre. Ya postrado en su cama listo para dormir, piensa de porque él no puede entrar a la habitación, él no tiene miedo y además tiene que recuperar su pelota favorita que le regalo su padre para su cumple años. Después de pensar por varios minutos, se le ocurrió una idea bien trillada. Como todo está oscuro y mi mama y mi hermana están dormidas, puedo escabullirme entre la oscuridad y recuperar mi pelota.
“Que gran idea” pensó, y se dispuso a hacerlo. Se bajó de la cama con los pies desnudos, tocando el piso frio y húmedo; se aproximó al picaporte lo giro levemente y abrió la puerta sin hacer ningún ruido. Caminó por el pasillo de puntillas como si fuera un ratón que se robara un pedazo de queso. Llegó a la sala y empezó a caminar hacia la puerta cuando de pronto la puerta empieza a abrirse con un sonido chirriante por las bisagras oxidadas en la puerta, se detiene por un segundo y observa como la puerta se abre lentamente, su corazón se acelera rápidamente pero la puerta se detiene y queda medio abierta.
Abre la puerta chirriante y en medio de la oscuridad logro ver la pelota, gracias a la luz de la luna que atraviesa la ventana y alumbra la habitación un sinfín de sombras abstractas, pero con solo extender su mano derecha podía alcanzarla sin ningún problema. Era perfecto porque solo tomarla y volver a la cama era el plan, pero cuando se aproxima a tomar la pelota y la sostienen entre sus dedos una espeluznante mano esquelética y uñas largas como los de una bestia lo sujeta del brazo y cuando se acerca para ver qué es lo que lo tienen sujeto. Una aterradora cara aparece de pronto frente a él llena de maldad como el relato de su hermana pero más terrorífico, una car diabólica, sonrisa enorme, colmillos hasta el mentón, lengua dividida y ojos totalmente blancos; una imagen que nunca olvidara. En ese instante Jeison quiso gritar pero el miedo no lo dejo, así que logro reacciones de manera que intento liberarse de ella pero esta lo apretaba más fuerte y después tomar una gran fuerza logra liberarse y comienza a correr por su vida. En su locura por escapar el joven voltea para ver que el espectro se ha ido, pero no es así. Este lo está persiguiendo como un animal feroz, luego se percata ante la escena de horror el espectro no tenía pies y que solo flotaba. Pero logro seguir y llegar a su habitación, abrió la puerta y él cerro de un porrazo entra a la cama cubriéndose de pies a cabeza con la sabana como un escudo protector contra los malos espíritus.
Jeison se queda un momento en las sabanas esperando que todo pasara y jadeando como un perro. No pasa más nada después de esa horrible experiencia se da cuenta de que su pelota se encuentra en su mano, valió la pena el gran susto aunque siente un gran dolor en el brazo pero no le da importancia, después de un rato de relajación pierde el conocimiento por el sueño y queda dormido cubierto por su protector contra demonios.
A la mañana siguiente se despierta como de costumbre para ir a la escuela y recuerda todo lo que vivió anoche pero al no tener el paradero de su pelota piensa que todo fue un sueño y producto de su imaginación. Entonces se dirige a lavarse su cara en el lavado pero el agua le causa un ligero ardor en su brazo derecho y se percata que tiene una herida de una garras como si alguien lo hubiese sujetado muy fuerte y observando ese horrible herida se detiene a pensar: “eso fue un sueño” y mira hacia el espejo del lavado, cuando de pronto en medio del espejo aparece el espectro con el que se topó en mitad de la noche, riendo y mirándolo con una expresión diabólica.
Chamo, vaya finaaaaaal.