Muy acertadas y gustosas reflexiones. ¡Aún tengo el sabor de la torta de chocolate...! y el llamado a no convertir la lectura en el niño en un acto para hacer tareas (diría que en adulto ya sería otra cosa). Efectivamente, solo un maestro lector podrá transmitirle el gusto por la lectura a sus alumnos (¡Cuántas veces me ha angustiado escuchar a personas que se forman para educadores de lengua y literatura decir que no les gusta leer, que les fastidia!). Seguimos esperando tus aportes en esta línea de elaboración, por tu experiencia docente y como promotor de la lectura. Saludos.
Por lo visto sí he alborotado el apetito de los lectores con esta mención a postres y comidas... :) Claro, las reflexiones de estos posts se circunscribe al ámbito de la pedagogía; cuando hablamos de andragogía el tratamiento es diferente.
La idea de un docente que no gusta de la lectura es atroz, aun cuando la propia persona no sea consciente de ello. Hay posibilidades de cambiar el panorama de esta situación, pero es necesario desarrollar un trabajo bien pensado y organizado, que permita obtener resultados en lo inmediato.
Espero podamos seguir leyéndonos.
Gracias por la visita y la lectura, @josemalavem.
Un abrazo.