La muchacha de la Hojilla en la Boca

La verdad sea dicha, en la noche todos los gatos son pardos. Y es que la oscurana se presta para que hasta el más tierno de los ángeles, se convierta en un demonio. Tal es el caso de la muchacha que protagoniza esta publicación, y no es un hecho ficticio, es la purita realidad. Lo certifico yo, que soy hijo de la noche...y tengo un pacto de amor, con la luna. ¡¡¡Ahhh!!! ¿No me creen? ¡¡¡Pues, yo tampoco!!! Tengo que ponerle un poquito de humor, porque no estuvo fácil, nada nada fácil.

Lo cierto del caso es que estaba yo, casi despidiéndome en la puerta que da hacia la calle, en la casa de un amigo de la infancia, a quien frecuento constantemente, pero sobre todo, cuando necesito a un amigo, que me de un abrazo y me sostenga, en los momentos que me siento como acongojado. Son esos amigos así que...cuando te abrazan, te dejan impregnada el alma en el cuerpo...porque abrazan fuerte, abrazan duro, abrazan sabroso...y si hay algo que me "mata"...es un buen abrazo caray...y si me permiten la grosería, digo pues ¡¡¡Carajoo!!!

Ya casi me iba -decía- cuando de pronto a lo lejos, empezamos a divisar a una persona que corría y a la vez gritaba despavorida. Por la silueta en medio de la noche, parecía una mujer. Yo intenté devolverme para adentro de la casa pero mi amigo "es más salió que un balcón" y de la puerta de su casa nadie lo movió. A mí no me quedó más remedio que quedarme a un ladito de él, como pollito regañado, mientras que muy dentro de mí, una voz decía: ¡¡¡Traagamee tierraaa!!! La verdad es que me puse como "palo de gallinero"...no lo niego.

Los gritos de aquella figura femenina, a lo lejos, eran aterradores; y si no es porque no creo en cuentos de camino, hasta llegaba a pensar que se trataba de "La Sayona" (o Llorona)...aunque en Venezuela, con la situación país, todos andamos en una de Llorona. (Jajaja). Poco a poco, la persona de los gritos, se fue acercando, y en efecto era una mujer...o bueno...casi una mujer. Pero resulta, que tenía parte de la cara, cerca de la boca y los brazos, manchados con algo de color rojo, que parecía sangre.

Yo no me le quise acercar, pero el safrisco de mi amigo si se le acercó y cuando lo hizo dijo en voz alta: ¡Pero miraaa valee, si es Pedritoo! Y yo más atrás grité en señal de interrogación: ¿Cómoooo que Pedrito, chico? Y lo digo porque yo ví corriendo a una mujer, y no a Pedrito. Pues resulta que sí, que no era Pedrito, sino Pedrita...era un chamo del barrio convertido en toda una damisela; pero la verdad es que ni mi amigo ni yo, nos dimos cuenta cuando la vida transformó a ese niño en una mujer (un travesti-no era sino un travesti).

Mi amigo le preguntó porque corría, porque gritaba y estaba lleno o llena de sangre y de la boca, de repente, se sacó un pedazo de hojilla, mientras que dijo en voz alta: (No puedo decir lo que dijo, lo voy a parafrasear): ¡Porque un $%$/==(/$/(/(...se propasó conmigo y "·%/=)?)/%$ entonces lo corté y lo dejé por allá tirado...(señaló hacia el lugar por donde apareció corriendo). Cinco minutos después, llegó la policía, nos interrogaron a todos (incluido mi amigo y yo, por culpa del salió de mi amigo) y se la llevaron a ella, o a él (ya ni sé).

¡Así es la noche, así es la gente, así es la vida!