Un Venezolano con leves momentos de esquizofrénica reflexiva (Explosiones satíricas y sabores a lima agridulce)

Hoy, primero he despertado, ¿qué cómo lo he hecho?, pues como tanto yo y ustedes mis queridos y supremamente inteligentes lectores seguro saben; lo he hecho abriendo los ojos y mirando al techo… ¡profundo descubrimiento! ¡¿ no es cierto?!, de la cama me dispuse a pararme, no tanto con la velocidad característica de mi perro caniche en excitada persecución de perras en celo, si no mas bien tipo tetas de señora sesagenaria… si, así tipo esas tetas que cuelgan, como yo colgaba de los hilos invisibles que me sostenian del techo, cual marioneta sin marionetista… o por lo menos en lo aparente. Admito que fue sin esa velocidad producto de las ganas desaforadas cual optimista soñador al salir corriendo para vivir su mundo de ensueño, ese que de dia en dia lo lleva a su subjetiva historia de flores y mariposas por el campo… eso hoy no fue así!, eso para nada, es incluso hay cuando debería yo preguntarme ¿Y cuando carajo ha sido de esa manera? y enseguida me respondería yo mismo con un… ¿y yo que se?.

Luego de un rato de dar vueltas, de soñar despierto, de pelear y reir conmigo mismo y de darme cuenta de forma sarcástica mas que un tanto irónica, de que nuevamente llegare tarde, como ya es casi fatídica costumbre, me dispondría yo a salir nuevamente en compás de tres por dos, osea en traducción para el que no conozca el léxico musical, más atravesado que nada en el mundo, saldría así en veloz vuelo para adoptar asi mi puesto dentro de esa lata de sardinas con ruedas que bajo tierra va rodando la cual algunos llamamos metro, y en uno que otro país supuestamente más civilizado subterraneo, si así comenzará este humilde servidor a descubrir las enormes y un tanto peculiares ganas que se desatan en esos oscuros lugares, esas referentes a querer partir jetas (para el que no entienda el coloquialismo local, eso quiere decir bocas) de uno que otro de esos pillines elocuentes y de convincente trato que pasan por ahí diciendo con esas melodiosas voces que los adornan ”¡Aprovecha ahora que es por tiempo limitado!” y “Buenos dias, una Venezuela educada, esta es la metrobodega”, sí, son ellos cuales deslumbrantes ángeles de la guarda, protectores sin capa de la venta informal, dispuestos a llevar hasta tus manos todos eso imprescindibles productos de vida o muerte indispensables para comenzar el dia con buen pie, claro está todo a un modico precio (para el que no lo note… se lo confirmo, sí, estoy siendo sarcastico), es correcto todas esas “fresi pop”, “Canicas”,”barriletes”, y "caramelos de jengibre”, chucherias de segunda calidad y fabricación barata que no pueden faltar!!, es por ello mismo que hago referencia.. la verdad se me escapa por completo la razón del por qué de ese repentino e inexplicable sentimiento de querer librarme de estos “sujetos” y “sujetas” por medio de la diplomacia “puñeril” (a punta de coñazos) o mínimo, tirarlos del anden a ver que pasa, con tan buenas referencias que ellos poseen en serio se me hace dificil explicarme el porque de éstos ataques explosivos de ira, la verdad me he empezado a convencer de que son vainas mias solamente (para el que no entienda, “vaina” en una expresión local que sirve para referirse a cualquier cosa o acción que exista en la RAE pero que no desees definir de manera específica o con la palabra específica que represente ese algo), es que tal vez solo estoy loco, o tal vez es una reacción producto de la insistente manía de estos sujetos de realizar sus arduas jornadas laborales, en medio de las horas picos de tráfico en esos precisos momentos en los que los vagones están tan llenos que de vaina no te vas guindado en el techo del tren, en esos momentos en los que si te montas capas te dejan preñado, o preñada, en el momento en que la saturación de gente es tal que no sabes dónde termina un usuario y donde comienza el otro porque se volvieron todos una solo masa de carne uniforme de gente pegostosa y aun así dichos sujetos tienen la brillante idea de pasar por ahí pidiendo “un permisito gente buena que les vengo a traer algo!!!!” o tal vez solo es alguna clase de fobia inexplicable hacia el comercio informal. En fin quien soy yo para juzgarme a mi mismo, porque ni me gradue de psicólogo ni tampoco me pago yo a mi mismo grandes sumas de dinero para escucharme a mí mismo durante dos horas sentado en una silla expresando todos mis males y mariquerismos superfluos producto de mis inseguridades, así que mejor solo ignoraré dichos ataques de ira y sonreiré y seré uno con el universo.