Oh! como siempre encantada con tu prosa! Cuántas verdades en lo que expones y cuán necesario es aprender a corregir nuestros errores. Lamentablemente a quien le corresponde hacer valer las normas le toca la peor parte: ganarse enemigos solo por su encomiable labor de mantener la justicia, mientras siempre hay quien con lenguaje soez y hostil dice que está defendiendo a los débiles, cuando en realidad tiene intereses oscuros, o simplemente elige al azar a alguien con quien desahogar la ira y desdén acumulados en su vida personal. Soy optimista, sigo creyendo que los buenos somos más, hay quien corrige de manera respetuosa (aunque no por eso deja de ser firme), hay quien recapacita sobre su error y están los tóxicos, ese minúsculo grupo de personas que hacen mucho ruido precisamente por su nivel de toxicidad. Ellos... pues que se queden con su mala vibra, solitos van migrando de grupo en grupo porque NADIE los agüanta mucho tiempo en el mismo lugar, ni ellos mismos.
Lo importante es reconocer los errores, una persona madura y con autoestima alta comprende cuando un llamado de atención no es un ataque ni nada personal, porque dicho sea de paso, todos cometemos errores y a veces necesitamos un sacudón para recapacitar; así es como corregimos, enmendamos y continuamos pa'lante, como lo hacemos los venezolanos aguerridos. Esa autoestima y capacidad de autocorregirse es algo que se fomenta desde la crianza, de allí lo trascendental de lo explicado en tu post. Un abrazo @fermionico, se te estima.