Cuando los criterios de eficiencia y eficacia se trasladan al sistema educativo.

isnaldo (51)in #cervantes • 7 years ago

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La doctrina del mercado escolar descansa sobre el argumento de la eficacia basada en el análisis de relación costes-beneficios, puesto que exige la constantes presentación de pruebas de rentabilidad económica y de las acciones emprendidas.

El modelo de gestión eficaz se traslada del mundo empresarial y se aplica en el contexto educativo. Al sobrevalorar lo que es visible y lo que es cuantificable, el modelo de mercado va exactamente contra la lógica educativa que exige tiempo. El mercado funciona a corto plazo y las soluciones a las que conduce superficiales, mientras que las soluciones a numerosos problemas educativos reclaman decisiones que operen a largo plazo.

En estas condiciones la educación se convierte en un articulo comercial cuyos resultados deben ser reducidos a unos "indicadores de rendimiento normalizados" en función de criterios de eficacia.

La concepción de la eficacia considera que la educación es siempre medible, a través de métodos y técnicas estandarizadas y reproducibles a gran escala. Esta concepción exige la comparación de resultados pedagógicos.

Los resultados cuantificados se presentan como un criterio de calidad indispensable de los diferentes instituciones educativas.

Creer que la eficacia y la calidad de la educación es representable mediante estándares medibles por test o evaluaciones constituye una visión reduccionista y cuantitativista- heredara de la cultura de la eficiencia y la competitividad empresarial- que no toma en cuenta que ninguna medida o cuantificación exacta puede reflejar procesos sociales o individuales complejos como el aprendizaje.

Este sistema permite el progresivo aumento de la "mercantilizacion de la educación" porque ofrece los mecanismos de comparación que necesitan las clases sociales pudientes para elegir que entre las "ofertas educativas mas competitivas" la que asegure a sus descendientes mas ventajas en la futura competición del mercado y les permita establecer los contactos adecuados, lejos de instituciones educativas con estudiantes "problemáticos". Esta situación presiona a las escuelas para que muestren un aumento constante en las puntuaciones de los exámenes(como los acciones que presionan para tener un aumento constante de beneficios para las empresas), para que muestres esos resultados en unos rankings comparativos; y las escuelas que no muestren "mejoras eficientes" estarán destinadas al fracaso o en " bancarrota" ya que estarán fuera del mercado y exentas de financiación.

La preocupación básica por la calidad de la educación se reorienta así hacia el rendimiento escolar; reducido a los resultados académicos de los estudiantes. lo cual implica elevar las normas de dicho rendimiento y que se instituyan continuos sistemas de evaluación, regionales o nacionales, para determinar tal rendimiento.

Este modelo de calidad empresarial, importado al ámbito educativo, ha sido el pretexto que trata de camuflar términos políticamente menos correctos(excelencia,centros para élites, escuelas selectas,etc) disimulados ahora bajo imperativos de calidad. porque este termino se ha convertido actualmente en un vocablo "fetiche" que permite dar un "barniz" de excelencia en las practicas.

Esta lógica centra mas la atención en los resultados funcionales del aprendizaje de cara a la inserción laboral que e criterios estrictamente pedagógicos. Lo cual orienta la política educativa al campo económico mas que al pedagógico. A su ves, la calidad queda reducida al rendimiento.

El horizonte de los fines de la educación se reduce a la cuantificación del numero de titulados, tasas de fracasos o tasas de éxito, a su vez relacionados con las inversiones realizadas y las necesidades de personal laboral de las grandes industrias.

Productividad, competitividad, eficiencia, eficacia, aparecen como atributos del nuevo modelo al que debe responder el sistema educativo y las instituciones que lo integran.

Esta lógica oculta y desplaza los problemas centrales de la educación, particularmente los vinculados a la financiación de la educación, a problemas de eficacia y eficiencia de todo el sistema educativo. de este modo, la cuestión ya no es de contar con mejores centros, con suficientes materiales, con todo el profesorado y el apoyo necesario, con currículos de excelencia; la calidad depende ahora del funcionamiento de la propia escuela y de su capacidad para ganarse clientes.

el resultado final es que los discursos de equidad van siendo marginados, a medida que los discursos de la eficacia van colonizando el sentido común de los y las profesionales y de las propias familias y estudiantes. El imperativo y la lógica económica se imponen a las políticas pedagógicas comprensivas y de equidad.