¿Existe el instinto artístico en la fotografía?

En la fotografía se nos exige -a la hora de realizar un taller o revisar alguna guía- dominar la cámara que utilizamos mientras se entiende la teoría para luego estudiar y practicar la técnica. Hay quienes se limitan a este punto y se entregan a la postura de la búsqueda "absoluta" de un sentido en todas las actividades fotográficas que realicen amigos, colegas, conocidos o desconocidos. Surgen interrogantes comunes como "¿Qué significa esa foto?". Esta clase de comentarios en algunos casos hacen sentir culpa o incomodidad en el interrogado si no sabe que responder a la pregunta.

En principio ¿La fotografía debe significar algo? ¿Cuándo? ¿Por qué? La costumbre de adoptar una postura academicista ante las artes le ha hecho daño a la fotografía, en especial al instinto artístico. Sin embargo, no es rara esa visión. La fotografía nace de la corriente positivista -al igual que el cine- y su primer objetivo es representar la realidad tal cual y como la percibimos. A partir del siglo XX, afortunadamente, teóricos se han encargado de desmitificar la creencia de que la fotografía debe ser fiel a la realidad porque imita mecánicamente.

©Silvio Loreto Cuenta de Instagram

Los Fauvistas -movimiento plástico de vanguardia de inicios de siglo XX; ejemplo Matisse- declararon su interés cromático ante la forma ¡Aleluya! Si el artista siente que un caballo es azul ¡Que lo pinte azul! Como a algunos profesores de fotografía les encanta beber de las influencias de Apolo (siendo correctos y académicos), a los intuitivos les hará felices bailar junto a Dionisio (La desmesura, lo romántico), escapando de las limitaciones que significan la búsqueda de la representación más correcta de la realidad. Los Fauvistas, no eran apolíneos, la exploración de lo cromático era -para la academia- acto de vanguardia...y para los especialistas e historiadores también lo fue.

Aquí es necesario que me detenga en otro punto, para no enredar mi explicación. La visión academicista de la fotografía cree en el instinto, pero de una manera totalmente distinta a la que se plantea en la interrogante del texto, el instinto de captar momentos irrepetibles y únicos que pertenecen a la realidad.

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La otra cara de la moneda es la siguiente. Mamá trajo cuatro plumas de guacamaya que se encontró al salir a caminar, las guardamos con cuidado en un libro, porque de algo iban a servir. Al día siguiente de eso entro en la cocina, me tropiezo con una cáscara de huevo rota que rueda hacia el lavaplatos, la recojo para botarla y ¡Bang! el instinto funcionó a mi favor, pensé en la pluma azul de guacamaya. Busqué un fondo negro, agarré la cáscara de huevo, la pluma, una superficie, y un forro para la superficie. Ya en el cuarto apagué las luces y prendí una luz focal. Hice la imagen que cree en el momento que me tropecé en la cocina "¿Qué significa esa fotografía?" Pues no lo sé, y me encanta no saberlo.

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La postura positivista de la fotografía busca respuestas, yo las respondo -cuando quiero- pero otras veces les huyo: porque nombrar algo puede dar vida, pero también muerte. Me parece pertinente poner en práctica tanto las influencias de Apolo como las de Dionisio con la fotografía, no irse de loquito por el barranco de la soberbia y auto-definirse como algo que con el tiempo cambiará, sino más bien aprovechar el medio fotográfico para deambular de manera consciente e inconsciente entre lo academicista y lo que no es academicista.

Sí, el instinto artístico en la fotografía existe, y es tan importante como la regla. El reto está en unirlos y separarlos a disposición. Ser un errante en el mundo de la imagen...o al menos eso es lo que pretendo que sea de mi presente, y más importante, de mi futuro.

Para comprender mejor el asunto de la representación (real o falsa) de la realidad se recomienda el visionado de:

• El tragaluz de lo infinito. Burch
• El cine como arte. Arnheim
• ¿Qué es el cine?. Bazin