Muchas gracias, Señor Jesús, por esta oportunidad de representar a todos los alumnos de Virtual.

A todo el grupo humano de Virtual vayan estas mis primeras sentidas palabras, desde su jefe superior hasta el último de sus empleados. Gracias de verdad, gracias por estar presentes educando a tanta gente. Ustedes son la semilla para que sus alumnos comiencen a germinar. Yo germiné, por eso estoy aquí, gracias a mi esfuerzo pero también por el de ustedes. Amigos de Virtual, ustedes fueron el impulso que necesité para cumplir mi anhelo de culminar el curso de inspector educacional.

Estudiar es hermoso, ¿qué duda hay de aquello? Yo puse lo mejor de mí para conseguir el resultado que ya todos conocen. Y de eso se trata: dar lo mejor de cada uno en todo lo que se emprenda. Pero así como se estudia, también es importante reflejar lo aprendido, por eso se realiza práctica profesional cuando se concluye un curso.

La práctica es otra cosa, palabras mayores si se quiere. Pues no es fácil lidiar con jóvenes, especialmente con los que tienen riesgo social. Pero «amor con amor se paga» decía un profesor que tuve hace no mucho tiempo atrás, entonces si yo educo con amor, recibiré lo mismo de la otra parte. Pero los valores se forjan en casa, lo que lamentablemente no lo entienden los padres, por eso sus hijos tienen tantas malas costumbres. Los profesores y los inspectores estamos para transmitir conocimientos y nuestra experiencia a los jóvenes, pero los valores se aprenden en casa. Si eso no lo comprenden los apoderados, nunca vamos a surgir como sociedad.

A Patricia Osorio Cárdenas, profesora del curso que yo tomé, muchas gracias por todo los conocimientos entregados. Me encantó ser su alumna. Disfruté al máximo preparando la disertación, pero mucho más cuando expuse enfrente de todo el curso. Pues en momentos como esos las personas se dan a conocer tal como son, con sus virtudes y sus defectos, lo que les sirve para aprender a hablar en público y, de paso, aprender a exponer, recibiendo las críticas, positivas y negativas, de parte del evaluador. Si me critican, ¿por qué me voy a molestar? Nadie nace sabiendo: las cosas se aprenden con la práctica.

No quiero nombrar a más personas de Virtual porque no quiero pecar de injusta. Pero nombré a Patricia porque ella fue mi profesora y los profesores son la base para que los alumnos sean alguien mañana. Lamentablemente los profesores no cuentan con el reconocimiento que deberían tener. No cabe duda que nuestro país está en deuda con ellos.

Pero soy optimista, a pesar de todo. Quiero creer que los profesores tendrán el lugar que merecen en un tiempo no muy lejano. ¿Acaso un ingeniero se forma como tal sin la ayuda de nadie? ¿Acaso ese ingeniero, cuando fue niño, no necesitó de un maestro para aprender a leer? ¿Acaso ese profesional no necesita de la asesoría de profesores con más experiencia? La sabiduría no se compra en la farmacia, sino se adquiere en el tiempo. Los profesores antiguos tienen eso que no tienen los jóvenes, por muchos cursos de doctorado tenga el joven profesional. Entonces démole el valor que requieren los profesores, especialmente los que han entregado su vida en el campo de la docencia.

Muchos de mis compañeros no estudiaban desde hace mucho tiempo y que hayan terminado su curso es digno de elogio. En el curso en que estuve había mucha gente mayor. Ellos merecen todos los reconocimientos, pero me eligieron a mí para expresar estas sentidas palabras en esta ceremonia. Es cierto, fui el mejor promedio, pero no por eso me siento más que el resto. Todos somos igualmente importantes y cualquiera de nosotros pudo haber estado en este estrado dando sus sentidas palabras por la culminación de su curso.

Le deseo el mayor de los éxitos a todos mis compañeros. Somos varios los que hoy concluimos nuestros respectivos cursos. A muchos de nosotros nos correspondió hacer práctica. Disfruté con mi trabajo, aunque ello involucró mucha responsabilidad y uno que otro sinsabor. Pero el trabajo es así: no todo es dulce sino que también hay cosas de agraz. Lo importante es ponerle el pecho a las balas y empujar el carro para adelante. Todo lo que hagamos de ahora en adelante que sea con mucho entusiasmo, pero sin dejar de disfrutar, aunque el trabajo sea monótono o que revista gran responsabilidad.

Pongamos a Dios en todo lo que hagamos, entreguémole nuestra vida todos los días y en cada acción que emprendamos. Tenemos que ser perseverantes, a pesar de que surjan dificultades, dificultades que forman parte de la vida y, por ende, no podemos subestimarlas. A ellas tenemos que enfrentarlas y superarlas, pero esas trabas las superaremos con la ayuda de Dios. El siempre atiende nuestras súplicas y no nos abandona. Convirtámonos a Cristo y veremos grandes milagros.

¡Dios les bendiga! ¡Muchas gracias!