Un día cualquiera de mi vida, con mi familia, esposa e hijas, en el día cada uno en sus asuntos, el trabajo, los estudios, los oficios de la casa, y en la noche, al estar juntos, una charla durante la cena, luego un café mientras nos ponemos al día, me cuentan sobre la universidad, el colegio, la casa, sobre las nuevas noticias, la familia y amistades que vieron.

Luego de ello, un rato de televisión, o de internet, después una ducha, a dormir…, bueno, eso creo yo, no lo sé…, tal vez sea otra de esas noches…, ya en la cama y a pesar del sueño y del cansancio, empieza mi otra vida, mi otra realidad, o tal vez mi fantasía.

Mi mente me transporta cada noche, a un nuevo lugar, un nuevo destino, pero algo muy curioso, ella siempre está ahí, en cada sueño, en cada trance, en cada aventura, la misma dama que me acompaña, alta, elegante, ágil, hábil, inteligente, audaz, de todo muy capaz, y al mismo tiempo terriblemente hermosa.

En una aventura es tierna y amorosa, en otra es recia, fuerte, competente, pero siempre aparece a mi lado, vinculada de una u otra forma, ayudándome, apoyándome, amándome.

En uno de mis sueños, estábamos en una isla, explorábamos su selva, entre sus senderos encontramos animales diversos, en sus entrañas, hallábamos ruinas de antiguas civilizaciones, y entre sus escombros, descubríamos diversos tesoros, oro y piedras preciosas, mapas y pergaminos, altares y alcobas reales, recreábamos su historia, vivíamos como ellos, y al llegar la noche, al estar solos en esas ruinas, nos amábamos desenfrenadamente, con pasión desbordada y sin tabúes, recorriendo nuestros cuerpos con nuestras manos, con nuestros labios, sintiendo, vibrando, cada poro de nuestra piel.

La siguiente noche llega, sin darme cuenta, nuestra aventura continúa, en ésta ocasión, en un gran coral, buceando, rodeados de muchos peces, recorremos esta obra maestra de la naturaleza, admiramos su belleza y diversidad, estrellas de mar, anémonas y caballitos de mar, entre los corales, que como una manta cubren las rocas, aguas cristalinas, arena blanca, sol radiante, un paseo en yate, solos ella y yo, disfrutando del sol del día y también de la frescura de la noche, sentimos la brisa suave jugando con sus cabellos, rodeados de un azul intenso, oscuro, observamos estrellas que aparecen y se desvanecen, estrellas fugaces que en sus ojos se ven mágicas, y en sus labios brillan cautivas, un par de copas en las manos, sentados en la proa, charlamos, juntos, muy cercanos, al hablar, mis labios tropiezan con los suyos, los de ella con los míos, no me canso de admirarla, su rostro, su belleza, sus grandes y hermosos ojos, sus tentadores y jugosos labios, nos contemplamos como dos enamorados.

Otra noche se presenta, trayendo una nueva faena, yo la buscaba y no la encontraba, angustiado investigaba quien la secuestraba, quien la apartaba de mi lado, con qué propósito se la llevaba, al poco tiempo con sus captores daba, encontrando el lugar donde la escondían, de una manera sigilosa, me infiltré en aquella estancia, liberándola de sus captores, frágil y asustada se hallaba, pero todavía peligraba, tomé un auto deportivo, veloz y potente, así, desesperadamente emprendíamos la huida, pero se dieron cuenta y nos perseguían, entre autopistas y disparos, algunos rasguños llegaron, pero logré sacarla de la situación, y luego de horas de camino, llegamos a una casa remota, en un bosque nos escondimos, ya atendidas las heridas, cansada ella dormía, y yo la observaba de cerca, velaba su sueño, vigilaba atento de cualquier intruso, no dejaba de mirarla, recorría su silueta con mi mirada, su figura, su hermosa y larga cabellera, su torso, su pecho, su cintura, sus caderas firmes, sus largas piernas, el color canela de su piel, la cuidaba hasta el amanecer.

Otra noche, fin de semana, un trago, para relajarme, un sueño que llega tarde…

En tribunales me encontraba, defendía la verdad y la justicia, me afané en la tarea de presentar las pruebas que demostraran la inocencia, que dejaran en libertad plena a la dama de mis sueños, aunque la evidencia la inculpaba, de un homicidio la inculpaban, yo creía en ella y su inocencia, trabajaba para evitar su condena, fueron días y noches enteras, investigando, acumulando pruebas, para evitar la sentencia, el fiscal fue muy audaz, muy cruel, condenarla era su labor, su intención, sin piedad la atacaba, esperando que el delito confesara, el jurado parecía creerle, contra mi amada él se ensañaba, las hostigaba, la aturdía, quebrarla él quería, sin embargo, de repente, hallé el cabo suelto, una prueba de ADN y un testigo repentino, con su testimonio el asunto dio por concluido, pude demostrar su inocencia, el juez lo liberó y la prensa lo señaló: “Inocente la dama bella”; al salir de la refrenta, en nuestra casa destapó una botella de un buen vino, para festejar el veredicto, agradecida por creer en ella, se echó en mis brazos con alegría, nuestros ojos se miraron, nuestros corazones se encontraron, nuestros labios se buscaron, una y otra vez, con gracia nos entregamos.

Transcurren mis días, mi rutina, un nuevo ocaso, me quedo pensando, por qué estos sueños?, que nueva aventura me ofrecerá la nueva noche?...la respuesta se presentará en poco tiempo!. Trato de mantenerme despierto, sin embargo, es inútil, Morfeo hace su trabajo, y me sumerge en un nuevo sueño…

Un accidente, un imprevisto, pierdo el conocimiento, ambulancias y bomberos es lo que recuerdo, en un hospital me encuentro, una hermosa doctora salva mi vida, en la emergencia atiende mis heridas, me opera, evita mi muerte, me cuida cada día, atenta a mis curas, sigue mi recuperación día a día, hora tras hora, sus ojos grandes no me desamparan, me recupero, despierto, una dulce voz me llama, menciona mi nombre una y otra vez, muy cerca de mi oído, escucho sus palabras, al abrir mis ojos, veo los suyos, brillantes, vivos, hermosos, con lágrimas de alegría y riendo me llama nuevamente, al ver su rostro, sutil, radiante, sonriente, mostrando unos hermosos y tiernos labios que me besan delicadamente, siento que vuelvo a la vida, su calor y pasión se hacen presentes.

De repente…, se ilumina la habitación, se corren cortinas y entra la luz, un nuevo día!, escucho otra vez tu voz, la misma voz, los mismos ojos, los mismos labios y veo que sigues ahí, no te has ido, la misma dama de mis sueños, a mi lado, siempre sonriente, siempre presente en mis noches y días, siempre en mi realidad y mis fantasías!