Historia de una prostituta. (Segunda Parte)

in #cervantes6 years ago (edited)

Al desvestirla con deseo, ella muy astuta, le pidió algo que jamás había ocurrido, algo que jamás había sentido y el gustoso aceptó, insultándola, exclamandole que era una "maldita zorra ante los ojos de Dios" y que, como misión, le mandó a violarla, que era una "zorra que se quemaría en el infierno" mientras el gozaría de vida eterna ante su Dios.

Ella, con más furia en su cuerpo, lo volvió a pedir y este no se negó, empezó a practicarle sexo oral.

Sabrina empezó a gemir por primera vez, sentía algo nuevo, se sentía excitada por el hecho de saber que llevaría a cabo su plan y se bañaría con la asquerosa sangre de aquel que tanto daño le había hecho, así que, mientras el rostro de este retorcido hombre estaba hundido en el sexo de su victima, con mucha cautela y presteza, realizó lo que muchas veces ya había practicado a solas. Sacó un cuchillo de cocina de 20 centímetros de largo, amolado, muy afilado y gimiendo de placer ante lo que estaba por hacer, alzó el mismo mientras su victimario, ahora victima, se encontraba afanado en su
tarea, e incrusto aquel arma en el cráneo de la victima, con un rápido movimiento, pero no tan fuerte como ella quería.

Ante tal ataque, José se levantó y trató de estrangularla, pero tal movimiento solo logró que el arma se hundiese más en su cráneo, llegara a su cerebro y le dejara una mueca horrenda en su rostro...

Tenía los ojos en blanco, José estaba muerto, pero Sabrina seguía apuñalando su cabeza, hasta el punto de poder ver sus adentros.

Bañada en sangre, con el trabajo realizado y el cadáver de su presa a sus pies, sintió un impulso de excitación y no aguantó las ganas de tocarse, hasta que llegó a su primer orgasmo, en sus 25 años de vida, se sentía libre,lloraba, pero también reía y daba la impresión de estar loca, al fin se había librado de la bestia, pero le carcomía la incertidumbre de lo que estaba por venir.

Solo tenía 5 horas para limpiar toda evidencia y ocultar el cuerpo, rápidamente empezó a mutilar el cadáver de su primo con el hacha de su padre y guardó todo en una bolsa negra, limpió y desinfectó cada rincón de la escena sangrienta y cada tela con sangre, como un tributo irónico de la vida, las desechó junto a aquel del que pensó nunca se libraría.

Tomó la bolsa, la arrastró hasta un basurero cercano, donde su descuidado plan llegó a sus últimos puntos, pues pudo observar como trabajadores del aseo, subieron toda la basura a su camión y junto a ella, los restos embolsados de un ser que no volvería a ver, feliz, libre, Sabrina, a causa del shock, la euforia y la adrenalina, se desmaya en medio de la calle y es atendida por una señora que la ayuda a reaccionar y le ofrece un trago de agua, para ella fue un mal sueño, como si nada de lo que paso hubiese ocurrido de verdad, pero sabía que lo había hecho y aunque estaba asustada, se sentía tranquila, pues ya no volvería a sufrir los abusos de tal infeliz.

Por mucho tiempo la familia, amigos y demás allegados de José, se preguntaron sobre ese joven bondadoso con biblia en mano, sus padres preocupados, notificaron a la policía y colocaron papeles en postes y árboles con su retrato y la palabra "desaparecido" con la esperanza de encontrarlo nuevamente, pero su cuerpo jamás fue hallado, desapareció
y con el las esperanzas de sus padres, los cuales le realizaron una simbólica sepultura con un cajón lleno de fotos y sus objetos personales, ya le habían dado por muerto, no era el único caso de una persona que moría a manos del hampa, debido a un atraco a mano armada y si la policía daba con el cadáver, era habitual que se refirieran a lo ocurrido como un "crimen pasional" o un "ajuste de cuentas" ya sea por que no les interesaba investigar o por que no eran capaces de dar con el culpable, lo cual era habitual, o un golpe de suerte para Sabrina.

Al terminar dicho funeral y luego que todo mundo se retirase, Sabrina se quedó frente al sepulcro, a solas, para darse el gusto de pronunciar palabras que nadie mas escucharía: "Ahora salúdame a tu Dios de mi parte, cerdo bastardo, que yo saludaré al diablo por ti", luego escupió sobre su tumba y se marcho de aquel lugar.

Los días pasaron, los malestares de Sabrina empeoraban y fue en su hogar, donde sufrió un nuevo desmayo, sentada cerca de su madre, quien pidió apoyo de algún vecino cercano, la subieron a un auto y la llevaron al hospital.

Para quienes no han leído la primera parte, acá se las dejo.
Historia de una prostituta. (Primera Parte)

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Fuente

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