No tuvieron moral para pararse
El lunes 15 de enero el CICPC se presentó en el comedor de Casa del Estudiante de la Universidad Simón Bolívar por la introducción de una denuncia por parte de la misma institución acerca del presunto hurto de alimentos que yacían en este comedor. Por indagaciones del momento y con apoyo del material videográfico de seguridad, se logró conocer que posiblemente ocho empleados estuvieron involucrados en tal delito. Estos eventos descritos de manera general fueron el inicio -pero no el final- de lo que fue un paro de los servicios promovido por el Sindicato Único de Trabajadores de Educación Superior (SUTES). Así, se desarrolló posteriormente, por parte de la Federación de Centros de Estudiantes (JD-FCEUSB), el Ministerio del Poder Popular para Educación Universitaria, Ciencia y Tecnología (MPPEUCT), el Vicerrectorado Administrativo, el mismo S.U.T.E.S., y otros entes pertinentes, un proceso de negociación con el fin de acabar con dicho atropello generado en la universidad. Asumiendo que se tiene conocimiento de los procesos llevados a cabo, éstos serán descritos a continuación de manera tal en la que se puedan evaluar sus características éticas, más allá de explicar lo sucedido.
Antes que todo, se advierte que este texto se enfoca en los dos gremios más involucrados, principalmente en el de trabajadores y en segundo lugar el de estudiantes. Por un lado, el gremio laboral, refiriéndose específicamente a SUTES, lleva una trayectoria muy criticada dentro de la universidad, desde el hecho de cumplir al mínimo su trabajo -evidenciándose, por ejemplo, cuando se observan a choferes del transporte durmiendo en las unidades o escapándose a eventos realizados dentro del campus- hasta el hecho de causar protestar para exigir sus derechos sin limitarse a los medios pacíficos, sino utilizando incluso artefactos pirotécnicos en algunas ocasiones. Por otro lado, el gremio estudiantil, que este año académico tiene una nueva representación con una ideología completamente distinta a la que se había tenido por muchos años atrás, con la misión de recuperar el sentido de pertenencia de sus representados hacia su casa de estudios. El compromiso por realizar las cosas como deben llevarse a cabo y el apoyo a aquellos grupos que han quedado aislados son de las características positivas que traen, mientras que, sin embargo, reestructurar a la JD-FCEUSB les ha cobrado algunos errores por ser su primera generación en el campo representativo.
Como se puede observar, la diferencia entre los dos gremios involucrados es abismal; uno que tiene una actitud generada principalmente por la erradicación de normativas por parte del Gobierno Nacional que, a su vez, promueven el abuso y vagancia, y otro que viene con un gran impulso por oponerse a la omisión y falta de compromiso, a pesar del costo que pueda generar. De esta manera, se puede observar que, bajo el análisis del paro de servicios, existió un relativismo moral, pues, evidentemente, SUTES promovía dicha acción alegándola como correcta, mientras que la JD-FCEUSB y los otros entes involucrados no encontraban lógica alguna en la misma.
El relativismo moral es una ideología promovida en la actualidad completamente errónea, pues la moral, al ser una realidad, es totalmente objetiva; el único inconveniente es que la falta de conocimiento y de criterio impide conocer dicha realidad. Evidentemente, un delito como un hurto debe ser penado por la ley, más aún cuando esto transciende a las facultades que tiene la universidad para solventar esta situación por medios internos. Intentar defender lo indefendible, como evitar las sanciones penales de los involucrados en el delito bajo la falsa excusa de errores en el procedimiento de denuncia, es ir en contra de las normas básicas de convivencia social. Y es que, si hipotéticamente esto se permitiera, simplemente no existiría convivencia. Lamentablemente, la trayectoria que ha tomado la sociedad en los últimos años, incluso en la universidad de la excelencia, es la de acercarse a esta hipótesis en vez de alejarse.
De esta manera, con el pensamiento que todo puede ser correcto según quien lo perciba, entonces se cae en la zona del libertinaje, la cual no es igual a la libertad. La libertad que tiene todo ente se ve limitada por las relaciones que existen entre él mismo con sus semejantes y con su ambiente, ya que cada uno tiene el deber de respetar la libertad del otro. Sin embargo, el libertinaje intenta omitir esta realidad enfocándose únicamente en el ente que la vive; está inspirada en el libre albedrio y basada en el egoísmo. Así, el paro promovido por SUTES, sí bien fue en defensa de derechos, fue en defensa de derechos personales, sin considerar de alguna manera a los afectados, que, mayormente, fueron los estudiantes, quienes no tenían relación alguna con la problemática. No solo las exigencias iniciales de SUTES eran carentes de algún fundamento, sino que, cuando se percataron de esto, buscaron algún otro medio para continuar con su actividad, como por ejemplo la situación de tercerizados, uniformes y material de seguridad. Dichos argumentos seguían sin ser bien dirigidos, pues únicamente podrían ser solventados por el Ministerio. Los demás gremios universitarios no debían sobrellevar esta adversidad, pues la exigencia no era con ellos. Es el Gobierno el que ha educado -o no lo ha hecho- al sector laboral a imponerse contra la misma sociedad y sus necesidades, y les ha dado todas las herramientas para hacerlo, desde leyes hasta la confianza para exigir el libertinaje.
No obstante, siguen existiendo leyes útiles para contraponerse a esta promoción desinteresada de evitar los deberes. Específicamente, la Ley Orgánica del Trabajo, los Trabajadores y las Trabajadoras, en su artículo 484 se establece que “se considera esencial la producción de bienes y servicios cuya paralización cause daños a la población. El Reglamento de esta Ley establecerá la producción de bienes y servicios considerados esenciales no susceptibles de interrupción”. Se evidencia, entonces, que el impulso de incitar un paro laboral no solo fue ilegal por no seguir los protocolos reglamentarios, sino por la omisión de la anterior ley que, indirectamente, protege los beneficios de la sociedad para garantizar su armonía.
Continuando, se puede observar que los trabajadores universitarios pertenecientes al sindicato han cambiado sus propiedades, pasando se ser honradas a desinteresadas. Este cambio, que no solo sucede en la USB, lo ha logrado el Gobierno a través de sus pacientes, pero continuas y populistas políticas. Por ejemplo, publicando en la Gaceta Oficial 40855 del 24 de febrero de 2016 un recorte del horario laboral de la Administración Pública Nacional para reducir el consumo eléctrico al menos en un 30%; decretar el 19 de diciembre de 2017 un horario navideño que fuese hasta la 1pm; motivando a los XI Juegos Nacionales de Obreros Universitarios desde enero 2018, en menor o menor caso dependiendo del ejemplo, se acostumbra a las personas a no trabajar para ganarse sus privilegios. Los errores cometidos, nada más en estos ejemplos, se observan fácilmente, notando que se no se enfocan en solucionar problemas o dar oportunidades, sino ganarse a la sociedad. Pues lo correcto hubiese sido invertir en el mantenimiento de los generadores de electricidad del país, dejar a consideración de cada comercio su horario para las fiestas decembrinas, o hacer los juegos en una época de poca demanda laboral como en los meses de julio o agosto, en vez de solaparlos convenientemente con los carnavales.
Todas estas características que los integrantes de SUTES presentaron durante el paro de servicios revelan que los mismos han perdido en cierta medida dos características humanas fundamentales, las cuales son estar absuelto de impulsos y relacionarse con su entorno. Obviamente, esta pérdida sigue siendo insignificante al compararlos con seres animales, sin embargo, sí se puede percibir cierta escasez de humanidad al tratar con dichas personas. Por ejemplo, dejarse llevar por la ira atentando contra la integridad de otros en defensa de lo propio, como fue la situación en la que se utilizaron artefactos pirotécnicos contra estudiantes que se encontraban dentro de sus salas de lectura, siempre en defensa del paro, hace dudar si verdaderamente se encuentran absueltos de sus impulsos y si son capaces de relacionarse con los demás como la ética objetiva indica.
Esto conlleva a analizar dos dimensiones de la persona, que son su personeidad y su relacionalidad, que no en todos los casos son positivas. Por una parte, los miembros de SUTES han forjado su propia reputación, la cual es directamente proporcional a sus acciones; además, sus mejores relaciones han sido con el Gobierno, a pesar de que nunca hayan estado unos frente a otros, compartiendo sus filosofías durante años causando una sola actitud. Por otro lado, los estudiantes también han adquirido una personalidad de indiferencia en una variedad de situaciones. No es falso que la opinión estudiantil hacia lo que fue el paro fue firme y en contra de todo lo sucedido, pero, más allá de la opinión, llegando a la acción, se mostraba la verdadera mente del estudiantado, y es que en realidad se resuelve como se puede; esto se evidenció al convocar a Asamblea General de Estudiantes, en la que, a pesar de tener una matrícula de más de 8 mil estudiantes, no se llegó al quorum necesario, el cual no sobrepasaba las 200 personas. Pero son rescatables sus relaciones amistosas, pues al no contar con los servicios, sí cuentan unos con los otros para el transporte y la compañía en la comida.
A su vez, siguiendo la línea del estímulo, al ser evidente que la universidad no retiraría la denuncia de la policía, el paro siguió, como se dijo anteriormente, por otros caminos, pero caminos totalmente distintos y sin conexión alguna a los iniciales -a pesar de que las nuevas exigencias de SUTES tuvieran un poco más de sentido-. El deseo del estudiantado, por el contrario, es alcanzar el título universitario lo antes posible, resistiendo cualquier adversidad que se oponga a este objetivo. Así, se presume entonces que más que la búsqueda de satisfacer necesidades está el deseo de estar parado y de no perder las actividades académicas, respectivamente. La única defensa de las partes es la justificación de sus actos, las cuales son ahora, por un lado, las necesidades básicas laborales, y por el otro, la necesidad de un título para emigrar con mejores posibilidades. Pero la hipocresía es la que separa y diferencia el pensamiento de las acciones.
En conclusión, durante el paro de servicios que inició hace tres semanas se vivió sucesivamente la falta de ética en diferentes situaciones, matices, grados y posiciones. Principalmente fue por parte de los promovedores de dicho acto, el sindicato laboral de la Universidad Simón Bolívar; sin embargo, dichas inmoralidades fueron simplemente vistas por gran parte de los miembros de los demás gremios, mas no vividas -o sufridas- en realidad, ya que eran partícipes solo bajo las costumbres que se han engendrado los últimos años por terribles liderazgos, tanto internos como externos a la institución.
Bibliografía
Tepedino, N. Introducción a la Ética. 2018
Exclente post Fabiano!