Cuando nace una mujer ya es bella porque su naturaleza así lo expresa, pero por cuestiones de moldes se adaptan a la sociedad y somenten su belleza a lo superficial, al "que dirán", olvidando de lleno ese ser cautivante que ellas llevan consigo. Toda mujer es necesario que se conozca así misma para que viva una vida como la mujer que es; bella por naturaleza.

Fuente

En este presente relato que estoy apunto de iniciar trata de la vida de una mujer, tal vez la haya visto en ensueños, pero sé que no es una entelequia, ella es real porque yo la he sentido, la he visto, y la he amado.

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Relato

Su cabello era corto y despeinado, sus ojos eran grandes y de lejos se notaba la tristeza pesadumbre que ellos cargaban. Su nariz ancha pero iba bien con la forma de su rostro, haciendo de esa configuración ancha un rostro impecable a pesar de la avanzada edad, tal vez tendría entre 55 o 60 años. Pero con una fuerza que impresionaba a muchos. Su piel se empezaba a colgar y aunque su corazón latía, ya habían acabado con su órgano en dos ocasiones.

¿Cómo me enteré de todo esto? Pues ella veía en mi una especie de hijo, y una tarde entre lágrimas y dolores de cabeza ella me contó ese pasado que la perturbaba tanto, en donde ella había amado con la médula pero que su amor y su entrega siempre cayeron en las manos equivocadas.

La mujer comenzó por contarme que ella era analfabeta por decisión de sus padres, ya que en su casa decían que las mujeres nacieron para atender al hombre y no para andar en cuestiones del conocimiento, letras o matemáticas. Su padre la crió con mano severa, y su madre con indiferencia. El más mínimo recuerdo de ternura que existió en su infancia fue por parte de su abuela materna, quien le acariciaba las mejillas todas las tardes y le decía, "usted mija está hecha de roble, que eso es lo más duro que ha creado Dios todopoderoso". Con esa frase la abuela siempre le arrancaba una sonrisa.

Los recuerdos de mi abuela siempre me tocan a las 3.30pm de la tarde, porque a esa hora era que ella me tocaba con sus manos arrugadas mis mejillas. - decía la mujer con un hilo de voz que apenas yo podía entender. Pero lo que quiero contar es lo que me ha sacudido al mundo, y tal vez usted con su hoja y ese lápiz que tiene tanta punta pueda escribirla alguna vez, pero recuerde no mencionar mi nombre. Porque quien lea esta historia sepa que le puede estar sucediendo a cualquier otra mujer.

Tomó aire y me dijo:

Cuando yo tenía 16 años lo conocía a él, a Miguel ese hombre de carácter fuerte y bigote ancho. Fue amor a primera vista, "por lo menos de mi parte". El sacudió el cuello de su camisa, y entre búsquedas y citas ya nos encontrábamos enamorados. Cuando nos casamos mis pensamientos eran las palabras de mi hogar "las mujeres nacieron para atender al hombre". Mi entrega para Miguel fue completa, ya a los 22 años le había dado dos hijos.

Pero el sediento de la naturaleza del hombre, se fue a embriagar de placer con otras mujeres. Tanto fue mi dolor por lo sucedido que fui firme en mi decisión y nos divorciamos. Mis hijos quedaron conmigo, el como hombre no dio ni un peso para un pan. Confundida y contra la corriente, trabajé en otras casas de familia, pues era lo único que sabía hacer.

Fueron 4 años de soledad hasta que conocí a Luis, un hombre comprensivo y trabajador, el amor había tocado de nuevo a mi puerta, la conquista no fue fácil la vida y madurez me habían enseñado muchas cosas, una de ellas era no creer de buenas a primera en un hombre. Pero el fue paciente a las 2 años ya vivíamos juntos, me ayudo a criar a mis dos tesoros, tuvimos un embarazo que no fue exitoso a los 7 meses tuve la pérdida. Su fortaleza la usó para arroparme entre sus brazos, y entre lágrimas me dijo que me amaba. Con el tiempo tuvimos un hijo a los 3 años otro. La crianza era de novela para esos niños un padre ejemplar. Pero no diferente al primero Luis tenía 9 años engañándome con otra mujer, mi vida se esfumó, tanto que amé para no ser amada. El amor que más vale es el de los hijos.

Me recliné sobre mi asiento, solté un suspiro tal vez de nostalgia. Y le pregunté, que si algún día yo escribiera su historia que mensaje le gustaría ella darle a todas las mujeres que viven por esas pruebas.

Ella tomó aliento y como gritando al viento desde su interior me dijo:

Lo importante es que cada mujer sepa que ella amó de verdad, que su conciencia esté tranquila y que su amor se mantenga intacto, porque a pesar de los golpes externos que den los otros, cuando se ama de verdad el amor no sufre, quien sufre somos nosotros de saber que esa persona ya no será esa parte bella de nuestras vidas.