Mi Experiencia Paranormal | Reto #CallMeByYourExorcist
El presente texto está basado en una historia real. Ni los personajes, ni el contexto, ni los tiempos han sido alterados. Todo es contado según lo que fué. Lea bajo su propio riesgo.
Okay, primero: entremos en ambiente:
Octubre del 2012.
Aunque lo he mencionado en algunos de mis textos, pocos saben sobre mi adolescencia e incursiones en los mundos del punk rock, el heavy, ska y thrash.
Quizás ser rockero y ateo era el mayor acto de rebeldía que se le podía ocurrir a un grupo de jóvenes de clase media en una ciudad aburrida, elegante y populosa. Pero era, sin lugar a dudas, un ambiente oscuro para el que no sabía tantear el camino antes de pasar por allí.
Pocas fotos quedan de esos tiempos.
En honor al credo de la grey, las mujeres debían ser el complemento ideal para el alcohol, cigarrillos y música improvisada entre platillos y cuerdas. Así que, a diferencia de la mayoría de los relatos paranormales, que suelen ocurrir estando convenientemente solos, sin testigos presenciales, esto sucedió junto a aquella punk rocker que me arrastraría hasta ese punto. O, nos arrastraríamos hasta allí. A plena luz del día, en una cancha pública, en medio de demostraciones de amor impúdicas y algo más. Pero eso: estando completamente lúcidos y concientes.
Foto del día del suceso
Yo estaba algo irascible. La que para ese momento era mi novia, siempre había sido gótica y extrañamente desinhibida de toda clase de preceptos sociales, y cual masa de barro me permití ser moldeado a sus gustos y pareceres. No obstante, durante un breve tiempo, algo movió el suelo del confort de nuestra relación, y lo que sería, quizás, también el fundamento del mismo: ella empezó a relacionarse con cristianos. Asistir a una iglesia, eventos, células, compartires... Y yo, cual novio desinteresado, moría de rabia por eso, pero no decía nada. A fin y al cabo, "si Dios no existe, que relevancia habría de tener".
Al cabo de uno o dos meses, ella saldría a un retiro en donde algo extraño sucedió. Líderes y jóvenes llegaron comentando sobre "los milagros en aquella chica"; tardaría poco en saber que ella "había sido poseída y, en una acto de sobrenatural demostración, había arrojado hombres y líderes contra el suelo, gritando con tres voces diferentes en idiomas inteligibles."
Yo no habría podido asumir el asunto con el mayor humor y carisma posible. Allí estaba yo, sentado a los bancos de una iglesia escuchando a la punk rocker de metro cincuenta (no por nada apodada pitufina) hablar de como arrojó hombres por los cielos, para luego sentirse liberada luego de ciertas cosas que me desinteresaron escuchar. Sin pena ni gloria me paré y me marché de ese recinto, y tras recibir una llamada de ella, la convoqué en aquella cancha al día siguiente "para discutir nuestro futuro".
De más está decir que fui un manipulador...
Sobran los detalles de lo que ocurriría luego de confrontarla y decirle que debía escoger su Dios o yo. Que llevabamos años corriendo contra la corriente, gritando blasfemias a viva voz en conciertos, jugando la ouija por diversión, y dejándola a medias solo para interrumpir todo entre besos y demás.
Cabe destacar que ella tenía una ouija rosada. Muy cute, la verdad.Cual si hubiese despertado de un trance, me vio a los ojos y me dijo "... Si algún día vuelvo a olvidar el Sexo, drogas y Rock 'n Roll por alguna otra clase de dios, golpeame fuerte." Y se arrojó sobre mí en aquella cancha pública, a plena luz del mediodía, y sucedía aquello que sobra mencionar.
De pronto, un jadeo... Algo disonante, fuera de la armonía natural que nos rodeaba. Una incomodidad que erizaba el cuerpo sin necesidad de entender lo que sucedía. Era una pesadez que inhundaba cada célula del cuerpo, como si de pronto empezaran a crecer en sobremanera, pero sin hertrofía ni nada aparente.
Ella es la primera en subir la mirada, y emite algo mas bien parecido a un sollozo. Y, de pronto, la palidez recubre su rostro cual sol ocultandose tras las nubes. Yo, aún sintiendo aquella pesadez, me percato de su reacción, y volteo hacia donde ella está mirando... y nada.
La veo con mirada obnubilada, preguntándole si de verdad le pareció el momento indicado para una broma. Pero parecía que ella ni siquiera escuchaba mis palabras. Su rostro se estaba quieto, mudo, con cierto temblor en su labio inferior que solo me generó mayor intriga. Entrecerré mi vista hacia aquella dirección, y le dije: "¿Qué se supone que vemos?" A lo que ella levanta sus dedos, como si ella sintiera aquella misma pesadez que me abrazaba, y temblando apuntando hacia la dirección dijo: "Es el, y otro... Son dos... dos hombres. Miran hacia acá, y se ríen."
Imagen obtenida gracias a Pinterest.
Al escuchar eso, me levanté y amagué hacia aquella dirección. Al notar que ella retuvo mi brazo para que no fuese, me percaté que de verdad se creía la historia. Envalentonado, fui hacia ese árbol y con risa sardónica empecé a golpear al aire, vociferando insultos y retando a lo que fuese que ella veía. Con detalles solo me recuerdo gritando:
"Muy valientes, asustando siempre a la misma muchacha. Ven, búscame. ¡Te reto! A ti, a Dios, a quien sea que le haga esto."
Y reía. Reía como un desgraciado que no se tragaría por un momento la historia de aquel demonio, de aquel suceso, de los hombres siendo arrojados por la chicuela de metro cincuenta. Y le dije viéndola a los ojos: "¿Ves? Son unos cobardes, si es que existen."
Bla, bla, bla...
Pero, su mirada no estaba en mí. Ella veía más atrás de mí, y tras un grito ahogado , su mirada se apagó, y me bastó como señal para entender que algo ocurría allí, así que voltee con la misma pomposidad y petulancia quehabría hecho antes, para presenciar junto a mi un bulldog negro azabache, cual si fuesen brasas esperando por arder, como un cuervo disfrazado de noche, con grandes músculos por espalda entrecerrados cual si fuesen una caja fuerte, y con una mirada y aspecto infernal.
Ante tal espectáculo, sentí como se durmieron mis piernas, pero bastaba la fuerza para sostenerme allí de pie, como por inercia. El aliento brotaba de su hocico, mientras que mi aliento me faltaba. De pronto solo se oía la respiración de aquel animal. No existían mis latidos, a pesar de que no dudaría que mi frecuencia cardíaca sobrepasara todos los estándares de medida en ese instante. Mientras yo adoptaba una postura como de vaquero apunto de desenfundar su pistola, aquella bestia contrajo cada músculo de su espalda como quien agarra vuelo para arrojarse sobre su presa, y yo supe que eso no era buen augurio.
Yo intentaba convencerme de que no había nada sobrenatural en el asunto. Era un perro, solo eso. Un golpe, una patada, una piedra el hocico bastarían para alejarle de mi; pero de pronto, y como si conociera mis pensamientos, abrió su hocico cual si fuese a ladrar, y se escuchó en perfecto gutural, legible y con un castellano impecable, un grito (o más bien, alarido), de mi nombre. Pude identificar cada letra en aquel aullido, y bastó el breve instante que me distraje al sentir el roce de la mano de la joven que me alcazaba por la espalda para notar como la criatura emprendía su marcha acelerada hacia nosotros.
Si había quince metros que nos separaran, es mucho decir. Era como si avanzara un metro por cada galope, fúrico. Rabioso. Intempestuoso. Bastaron los instante en su marcha solo para abrazar a la muchacha y caer ambos en tierra al sentir como si algo atrevasara nuestro pecho, pero sin llegar nunca a impactar nuestros cuerpos. Vi mis manos temblar sobre las piedras, y a ella sollozando hasta las lágrimas: y ni un solo rastro de aquella aparición azabache.
Ni un rastro de los seres bajo el árbol.
Ni un rastro de la soberbia veleidosa, ribomblante y sardónica que me distinguía en aquella tarde. Eramos solo dos seres diminutos, azotados por la enorme carga de adrenalina que nuestro organismo había disparado. Aturdidos por aquel alarido, y a la expectativa de cualquier aparición que allí quisiera surgir y rematar aquel medio día.
Quisiera decir que hasta allí llegó nuestra jactancia y deseos de comernos al mundo. Lamentablemente, no. Y fueron muchos, muchos, muchos, los sucesos que ocurrieron hasta llevarnos a los dos a direcciones opuestas. Irónicamente, luego de seis años de aquel suceso, hoy yo soy cristiano, no por el suceso per sé, pero esto si me permite recordar mi egolatría y necedad al querer creerme superior a un mundo espiritual que existe, y que sin duda me sobrepasa.
¿Ella? Pues, decidió perseguir el sexo, drogas y Rock 'n Roll. No critico con esto a quienes hoy día viven alineados a esa filosofía y grupo etario. Sólo diré que las experiencias sobrenaturales en ella han sido más y más marcadas con el paso de los años, y hoy día se auto-proclama enemiga de aquel "Dios no conocido".
muy buena estructura para ver el contenido de manera que te quede el mensaje. saludos y mis respetos mi apoyo con voto.
Debo admitir que la penúltima foto me ha dejado aterrado, la veo de noche y no duermo pensando en esas extrañas figuras. Existen cosas que nos negamos a creer pero están ahí, lo creamos o no, es un misterio.
Gracias por participar en el reto :)
Wow nefe que redacción tan impecable, de verdad siento que nunca me canso de leerte, la historia me dejo impactada juro que apenas estaba por terminar me imagine miles de cosas que pudieron haber pasado, que fuerte de verdad. También se me hace interesante leer sobre esas facetas tuyas, me gustó mucho el texto, sigo impactada jajaja