Llega el lunes y con él lo obligatorio. Habrá que ir necesariamente, ya no valen los lamentos, las quejas, los gritos en la puerta de “mamá no me dejes”.
Cada uno ha aprendido en ese transcurso, que los sueños se dejan en la almohada hasta la noche, ahora toca hacer como que si de verdad le gustara un poco, pero no, cada día es más pesada, más rutinaria y monótona. La emoción es que lleva en el bolsillo dos billetes, que ojalá le alcancen para comprar una chupeta en la cantina. El tiempo de recreo es el mejor, hay unos columpios y con suerte podrá balancearse, si los guapetones se lo permiten.
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Por orden de tamaño debe hacer una formación; allá adelante se oyen voces, él solo escucha los murmullos de los que tiene a su alrededor. Habrá pelea en la salida, uno de la A y otro de la B, iba a ser la semana pasada pero vino la mamá y se llevó a su hijo porque se le murió alguien.
Ojalá haya chupetas de uva, que son las que más le gustan, no se la puede comer allí mismo, porque todos querrán pasarle la lengua y eso su mamá dice que es cochino, él tampoco lo hace, pero cuando compra algo todos quieren que les dé y si no lo permite, le dicen que lo esperan a la salida. Entonces mejor la guardará en el bolsillo, ojalá no se la roben.
Nuevamente se escuchan las voces adelante, hablan de algo pero él sigue sin entender, ahora comenzaron a cantar el himno, él lo hace y ve como la niñita de la otra fila cierra los ojos como si intentara dormir parada, terminó ese himno y viene otro, ahora es el del Estado y después vendrá el de ellos; todos los días es así. Los de adelante se están persignando, toca rezar el Padre Nuestro. Ojalá no haya que cantar cumpleaños, esos zapatos ya le están quedando chicos y le aprietan el dedo pequeño. Levanta un pie y luego el otro y se está quieto.
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Si no hay chupeta de uva tendrá que ser de fresa, si se le pone la lengua roja, la hermana lo descubrirá y le preguntará que por qué no le llevó una a ella. Ella no entiende que el tío le dio a cada uno dos billetes y eso solo alcanza para una chupeta, además ella ya gastó los suyos.
La que menos gusta es la de limón porque es muy ácida, si no queda de fresas le tocará comprar de esa.
Un empujón lo espabila. “CAMINA”, le gritan los de atrás y él da dos saltos y se pone en marcha. De repente, la niña de la otra fila, cae largo a largo y todos corren a ver qué le pasó. Que se aparten, que le den aire, gritan y ahora sí todos se dispersan.
Se rompió la formación y no sabe si ir al salón o quedarse allí a ver qué hacen con ella, eso pasa todos los días, es normal, y… ¿si aprovecha de comprar la chupeta?
Contenido original, estoy haciendo una campaña personal contra el Plantón al que someten a los niños en las escuelas cada día, antes de entrar a clases, tiempo que destinan a cantar los himnos, hablar de efemérides y otros, pero donde el niño se ve obligado a estar parado llevando sol, aguantando sed, calor, y otras penurias.
Imagen principal es propia elaborada en canva.com
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Que drama el que viven los escolares mi estimada amiga @charjaim, y peor en Venezuela porque ellos son las víctimas de la mala situación. Yo pienso que todos los adultos somos los "sobrevivientes" del sistema escolar, aún recuerdo los miedos de aquella época.
Un fuerte abrazo!!!
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Hola, @mario-trivelli, sí, es un verdadero drama, las escuelas con carencias de todo, inclusive de docentes, pero llenas de rituales absurdos. También recuerdo mi calvario escolar, por mucho tiempo asociaba escuelas y hospitales con el mismo miedo. La vida cambia y ella se mantiene en el pasado. Saludos cordiales. Gracias por la visita.
Madre mía!!! Estos patriotismos son muy exagerados. Yo recuerdo vivirlos en la época de Franco, menos mal que ya pasaron... 😊
Aquí se han mantenido a través de los años, relajando quizá la forma, ya no es solo por patriotismo sino cualquier hecho, como un cumpleaños, por ejemplo, también se incorpora al acto y los niños allí, esperando que termine el suplicio, porque para ellos lo es, sobre todo lo de primer grado que entienden poco de qué se trata todo esto. Saludos cordiales.
Una practica que muchas veces se convierte en un maltrato más, porque tal como el niño de la historia, él está en otro asunto: no escucha ni himno, ni rezo y mucho menos malas lecturas de alguna efemérides.
Éxito en tu campaña.
Eso quería mostrar, que el niño solo tiene en mente lo que le interesa en ese momento y nada más, es una antesala a la larga y aburrida mañana que le toca enfrentar. Gracias, estoy empeñada en eso, ojalá me dé algún resultado positivo, para el bienestar de los niños.
Hola charjaim,
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