La vida no es perfecta y si lo fuera sería muy sosa.
Las habilidades básicas del lenguaje son cuatro: hablar, escuchar, leer y escribir. Cada una de ellas tiene sus propias características, así como fortalezas y debilidades. Particularmente, pienso que una de las más difíciles de lograr es la de escuchar.
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Antes de continuar es necesario recordar que no es lo mismo “oír” que “escuchar”, se oyen los sonidos, se escucha el mensaje. Cuando estamos interpretando, analizando lo que oímos estamos escuchando.
Debo reconocer que soy pésima escuchando y tengo muchas anécdotas al respecto, una voz monótona y repetitiva me entontece y mi mente empieza a divagar sola y de repente me doy cuenta de que no he estado atenta a la conversación, igual si el tema abordado no es de mi interés, suelo irme del terreno y hacer mi propio espacio en la luna quizá.
Pero si me gusta lo que estoy oyendo puedo mantenerme atenta y hasta disfrutar, creo inclusive que estoy reflejada en más de un tipos de escuchantes que enunciaré luego, porque estos se mueven de territorio. Supongo que cada hablante se merece el tipo de escuchante que le toca.
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Hago esta aclaratoria porque mi texto no va dirigido a orientar sobre cómo escuchar, sino a reflexionar acerca de esta habilidad tan necesaria para que la comunicación se dé.
En mi vida he conocido solamente a dos personas que tienen la habilidad de escuchar bien desarrollada. Son personas que te miran con atención mientras estás conversando con ellos, te hacen preguntas del tema que les estás hablando, te interrumpen para que les aclares ideas, recuerdan afirmaciones que les has dicho en otro momento, te dan su punto de vista, aportan contenidos a lo que les estás diciendo y al final de la conversa quedan ambos satisfechos del intercambio.
Este es un tema que me ha llamado la atención desde hace bastante tiempo por lo que puedo enumerar una serie de características de algunos interlocutores con los cuales podría hacer un catálogo de tipos de escuchantes.
Para este ejercicio voy a usar un ejemplo con una temática sencilla y cotidiana, pero que puede ser igual para cualquier otro tema de conversación. Vamos a imaginarnos que a tu interlocutor le dices: “desde hace unos días tengo una molestia en una rodilla, creo que es en la rótula.”
Te interrumpe antes de que continúes para aclararte que así no se dice, que rótula es el término coloquial, pero que cuando vaya al médico le diga que es en la patela donde tienes la molestia. El sabiondo siempre sabe más que tú mismo qué es lo que te está pasando. Luego se lanza un discurso acerca de un libro que leyó de un médico que comía pasteles y se olvida por completo que empezaste a hablarle de una rodilla.
Este siempre ha pasado por la situación que tú le comentas y te cuenta toda su historia personal termina hablando de las musarañas y su forma de reproducción e igualmente se olvida de tu rodilla.
Sabes que a mí también me está pasando, cada vez que subo o bajo escaleras me cruje, me suena, no sé, como si tuviera agua adentro, voy a tener que irme a ver eso porque ya me está preocupando. Mira chica y anoche por donde yo vivo se metieron unos ladrones,bla, bla, bla.”
Ay chica qué casualidad eso mismo me dijo ayer una vecina que la rodilla le duele, yo le pregunté si se había caído pero ella me dijo que no, que no sabe qué será lo que tiene, a propósito ella sabe coser y hace unos edredones preciosos te voy a llevar allá para que le compres uno, bla, bla, bla.
¡Cuidado!, eso le pasó a mi primo y se descuidó con eso y está padeciendo de la rodilla, ahora siempre carga unas muletas.
Con seguridad, son los meniscos, eso lo operan, pero no te vayas a hacer operar porque a los días estás igualita. Bla, bla, bla.
Colócate unos pañitos de agua caliente y reza una oración a San Simón, que con eso se te cura. ¿Supiste que aumentaron el sueldo?
Conmigo trabaja una mujer que se cayó de las escaleras de su casa y le van a cortar la pierna porque se le metió un clavo en la rodilla y eso se le infectó.
Ya va, déjame enviarle un mensaje de texto a mi primo el cirujano Simón, para ver si te consigue una cita con él. Mira chica y cuéntame ¿ya te depositaron el bono?
Le estás hablando y está escribiendo, leyendo o mirando el teléfono celular y te dice:
“sigue, sigue que yo te escucho, lo que pasa es que estoy revisando aquí, mira ¿tú sabes que hace unos días descubrieron un nuevo archipiélago al sur de Tanganipun?”
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Se queda en blanco, no te contesta nada y luego te dice:
Cuéntame qué hay de nuevo.
No has terminado de decir rodilla cuando ya introduce su tema de conversación que no tiene nada que ver con lo que tú le comentaste.
Una de las actividades humanas más complejas es la comunicación, que se hable y se escuche no quiere decir que se tenga comprensión del mensaje, son muchos los factores que intervienen para que esta no se dé, a nosotros nos toca comprender que no somos perfectos a la hora de expresarnos, pero que podríamos poner un poquito de atención en esta habilidad tan necesaria para la convivencia.
Si te gustó coméntame y si no, atento al próximo tema. Gracias por pasar a leer.
Que buen tema @Charjaim. A mi me sucede siempre que escucho muy bien e interpreto, hablo y comento sobre el tema y al final cuando me toca hablar de algún tema en específico con esa misma persona, no me escucha a mi jaja.
Pero excelente tus apuntes sobre los tipos de personas que hay al escuchar a las otras. Me gustó mucho. En estos tiempo está muy de moda el versátil por el tema de los teléfonos y todo aquello, sobre todo en los jóvenes.
Un gran saludo. Ten un buen día amiga. Espero tu nuevo post
Suele pasar también, ja, ja, es que la comunicación es un proceso complicado. Sí, el versátil es muy común y no solo con los jóvenes, también se ve en personas mayores. Saludos. Gracias por tu comentario.
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Muy buen tema!. Aquí en Argentina hace muchos años había un dibujo animado cuyo personaje se llamaba Petete. Este personaje fue creado para enseñarle a los niños con un gran libro estilo enciclopedia sobre diversos temas y cuando finalizaba decía "el libro gordo te enseña, el libro gordo entretiene...". Cuando alguien encuadraba dentro de los Sabiondos le poníamos de sobrenombre (nickname se dice ahora) Petete. Te sigo.
Gracias, aquí también conocimos a Petete, y aún decimos algunas veces cuando nos queda grande un cuaderno luego de pegarle recortes, que se parece al libro gordo de Petete. Gracias por pasar. También te seguiré.
Hay un porcentaje alto de tutti fruty.