De memorias, para seguir.

in #cervantes6 years ago
La vida ofrece momentos que podrían transformarse en un reinicio. Y no, no me refiero a olvidar todo cuanto se haya vivido, sea esto agradable a la memoria o no. Me refiero a poder ser capaces de afrontar errores, situaciones dolorosas y hasta luchar batallas contra parte de nosotros mismos que podrían lastimarnos (inseguridades, miedos, infancias profundamente difíciles).
Hoy quise volver a un lugar que dio vida a los temores más absurdos de mi mente infantil y al mismo tiempo me instruía en infinitas maneras de soñar.
En aquél momento, aunque no lo supiera, me encontraba con una parte de mi bastante compleja, difícil, retraída, asustada, una Betania que vivía en una Caracas que no quiere recordar, en la casa #40 de un barrio al que no quiere volver. A pesar de esto, podía ser feliz ¿No? Esa era mi premisa. Mientras existiese el temor al monstruo bajo la cama, mis miedos reales no parecían tan reales. Era más sencillo temerle a la oscuridad que temerle a una persona. Era más sencillo ver sombras en el patio, confundir siluetas con fantasmas, antes que desconfiar de las personas que dicen estar allí para cuidarte: tu familia.
Pasó mucho tiempo sin que pudiese comprenderlo. Papá siempre cantaba una canción de Ruben Blades que me enseñó mi primer concepto del amor que era capaz de procesar a esa corta edad: “familia es familia y cariño es cariño”. Crecí pensando que aquello era una verdad irrefutable y que, por descarte, mi familia jamás sería capaz de lastimarme. Luego, limité ese espectro.
Mi familia, en el sentido más estricto de la palabra, es el recuerdo de mi padre, la dedicación de mi mamá y el amor que siento por mi hermana; y esto ha sido así, claro, porque hubo un amor de base que me permitió crecer a pesar de las infinitas dificultades. Mi papá fue mi papá porque se dedicó a serlo, no porque me haya engendrado. Mi cariño se construyó sobre acciones, y no sobre un supuesto sistema de correspondencia familiar. Siempre fue mucho más que un apellido. Lo mismo puedo decir de hermanos(as) de mi mamá, a los que amé y continúo amando por una cantidad de razones que no puedo reducir al hecho de que sean mis tíos. O mi abuela, sus hermanos, otros tantos nexos.
En esta casa crecí y me aferré a estos criterios. Aprendí a continuar, quizá no de la mejor manera posible, pero fui capaz de mantenerme con vida, de ver a mi hermana crecer y de valorar, a pesar de las circunstancias, la dedicación infinita que mamá ponía –y sigue poniendo- en cada acto.
Corrí por sus corredores, me escondí en su patio cuando la luz del día me acobijaba, escuché historias del pasado y aprendí a valorar las mías propias. Jugué a ser grande en un momento en que tenía miedo de crecer y aunque debo admitir que en ocasiones ese miedo aún prevalece, también aprendí a vencerlo y no ser yo la vencida.

Es muy difícil escribir esto en estos momentos. Más que escribirlo, ser capaz siquiera de enunciarlo. Admitir y continuar es, por naturaleza, una motivación bastante complicada, pero no seríamos nada sin el intento de conseguir ese perdón propio.
Hoy, a pesar del caos, quiero quedarme con la niña que creció entre esas ramas y junto a las personas que cultivaron ese hermoso espacio. Quiero brindar por ella, al mismo tiempo que dejo atrás a la Betania de la casa #40. Dejo atrás a esa Betania, pero me quedo con su experiencia, porque un modelo de lo que no debe hacerse jamás también es importante. Anoche, por primera vez, fui capaz de admitirlo en voz alta y hoy, en este momento, quiero ser capaz de continuar. Soy lo que soy, a pesar de lo que fui y eso es algo que ni yo misma, en mis miedos más profundos, puedo quitarme jamás.

Coin Marketplace

STEEM 0.29
TRX 0.12
JST 0.034
BTC 63423.51
ETH 3252.70
USDT 1.00
SBD 3.91