Crypto era un adolescente de 12 años que vivía encerrado haciendo inventos en su laboratorio. El niño no quería ir a la escuela y permanecía largas horas encerrado en su agradable espacio.

Crypto veía la escuela aburrida, sin nada interesante para su vida. La maestra no permitía usar su tableta para hacer sus curiosas investigaciones ¡Ah! pero hacía reclamos constantes añadiendo que Crypto no sabía leer en voz alta, eso lo hacía molestar aún más.

--¡Para qué quiero una escuela! gritaba rebelde Crypto.

--Es normal ir a la escuela hijo, allá podrás aprender muchas cosas, la maestra estará allí para enseñarte todo lo que desees, también estarán tus amigos y amigas para compartir y jugar con ellos.

--¡Bah! Madre, yo puedo aprender solo, la escuela es aburrida, no quiero estar allá, los niños me molestan y la maestra ni toma en cuenta mis habilidades, ¡bah!.

--¡No es cierto Crypto! Grita la madre desesperada. Es hora de regresar a la escuela, a partir de esta semana retomarás tus actividades, los últimos días sólo te ha dado por hacer locuras, ¡destruiste el ventilador!, ¡cables eléctricos¡ ¡la radio de tu abuelo!, ¡mi tortera! ¡Oh no, me volverás loca!

Crypto furioso corre desde la cocina hasta su habitación y allí comienza a murmurar con cara de toro bravío, llega al laboratorio y arranca con fuerza una manta que cubría un extraño objeto posado encima de una mesa, era su gran invento, su rostro se iluminó al verlo y trajo de vuelta una gran sonrisa en sus labios.

--No iré a ninguna escuela para escuchar a la maestra diciendo lo mismo todos los días, ña,ña,ña,ña. Debo apresurarme, ya sabrán que no estoy loco.

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Crypto pasó los días de la semana encerrado en su laboratorio armando y desarmando ¡plin!, ¡plan! ¡plon! ¡plun! El estrepitoso ruido aturdía a su madre quien no encontraba la forma de ver lo que el niño hacía.

---Ya casi termino, demostraré a todos quien soy y todo lo que he aprendido en casa, ya lo verán, me llamarán ¡CryptoSabio! y haré ver las escuelas del futuro.

Llegó el día, Crypto entró al aula con un enorme objeto en sus brazos, lo colocó con sumo cuidado encima del escritorio, con orgullo arrancó el manto de su obra y... ¡taraaann!, presentó a Cryptobotito, un pequeño robot eléctrico que al enchufarlo hacía girar el aspa, captaba ondas sonoras propagada en el aire, el objeto receptor era la radio y éste a su vez enviaba información en tiempo real a sus audífonos de Crypto.

¿Cuál es la información que recibes Crypto? preguntó una de sus compañeras entusiasmada.

Sobre criptomonedas, respondió rápidamente. Con la información podremos analizar gráficas, evaluar el comportamiento de las monedas virtuales explicó Crypto.

Ante el discurso tan elocuente de Crypto se rompió el silencio, el aula estalló con gran algarabía, los compañeros y compañeras de Crypto se acercaron a él para abrazarlo y felicitarlo, lo alzaron en brazos y celebraron juntos su maravilloso invento. Los jóvenes ansiosos y curiosos, tocaron a Cryptobotito, detallaron cada una de sus partes y quedaron asombrados por el ingenio de su compañero.

Fuente

Cryptobotito fue expuesto en un lugar privilegiado, desde ese momento, las maestras se animaron, convirtieron sus espacios en aulas-talleres y dieron libertad a los estudiantes para que hicieran lo que más que les atrajera, trabajaban en equipos, armaban, desarmaban y evaluaban objetos. La escuela se llenó de vida y alegría, los niños y niñas no dejaban de asistir a sus clases, ni dejaron de inventar cosas maravillosas para el mundo.

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Este post fue diseñado para participar en el concurso de escritura organizado por #FuerzaHispana, si deseas entrar te invito a leer las bases del concurso Aquí. El separador utilizado pueden hallarlo en el siguiente enlace Fuente sperador. Gracias por leer y comentar.