BREVE RELATO DE LA AUTOBIOGRAFÍA DE MI VIDA

Un 30 de mayo de 1967 nació en la Maternidad Concepción Palacios de la Parroquia San Juan, Caracas-Venezuela BELKIS AIDA GUZMÁN HUÉRFANO. Para el momento de su nacimiento fue recibida por sus padres biológicos, FRANCISCO JULIAN GUZMÁN Y BELLAMIRA HUÉRFANO DE GUZMÁN; la niña era la cuarta de tres hermanos, dos varones y una hembra. Freddy, Alexander, Peggy y BELKIS.

Hola, mi memoria histórica comienza desde que tenía aproximadamente cinco años de edad, recuerdo que ya en ese entonces no éramos cuatro sino cinco porque había nacido mi último hermano varón, Nelson. Yo era una niña tranquila, me chupaba el dedo índice, era temerosa pero a su vez como todo niño, juguetona, me encantaba escuchar las canciones infantiles que cantaba mi papá, un hombre culto, militar, con mucho carácter, excelente lector y conocedor de la historia de Venezuela y Cultura General y me deleitaba con la tranquilidad, paz interior, espiritualidad, y humildad de mi mamá, ambos fueron un complemento influyente en mi crecimiento personal.

Desde muy pequeña sentí el apego hacia mi hermano Alexander quien falleció a los 17 años y hacia una tía paterna, mi primera maestra en casa, la que me enseñó a leer, escribir, sumar restar, multiplicar y dividir. Alexander era un sol, con una actitud como la de mi madre, tranquilo, servicial, trabajador, popular en el barro; mi tía Teodora era de carácter fuerte, regia, maestra de vocación y de corazón, amaba a los niños, nos amaba a todos, hijos y sobrinos, era consentidora y hasta alcahueta; dos complementos más para mi vida.

Inicié el preescolar a los 6 años, a esa edad leía, escribía y sacaba algunas cuentas (me enseño mi tía). Fui una llorona en potencia, no me gustaba la escuela, no quería salir del lado de mi madre, lloraba, lloraba siempre lloraba. Mi hermano Alexander me consentía y me convencía, me levantaba en hombros (a caballito) y aterrizaba en el aula; mi maestra Elizabeth también me mimaba, me sobrellevaba y se llenaba de paciencia para lograr mi adaptación al colegio, era cariñosa y risueña.

A los siete (7) años fui promovida no a primer grado sino a segundo porque estaba muy adelantada gracias a las enseñanzas de mi tía, mi madre y mi padre quienes siempre estaban pendientes de mi educación. Llegó a mi vida la maestra Elena, ya no lloraba tanto, Elena era una hermosura, dócil, delicada, elegante, altiva, cariñosa, inteligente, respetuosa y amable con sus estudiantes.

En tercer grado, con ocho (8) años me recibe la maestra Lucía, una persona fría, de pocos acercamientos (ya me había mal acostumbrado al calor humano), era regia, carácter fuerte, toda una patrona, de voz fuerte e imponente.

Nueve (9) años, cuarto grado. Me informan que nuevamente mi maestra sería Lucía, ¡el detónate! No lo podía creer, no la quería, no la aceptaba, empieza de nuevo mi “berrinche”, lloraba y lloraba, quería la maestra de mi hermana, quería que fuese ella quien me diera clases, rechacé tanto a la maestra Lucía que logré mi objetivo (risas), me cambiaron de salón con la maestra Carmen Peña, ¡sentí un gran alivio! Llegó el día, el sentimentalismo estaba a flor de piel, lloré una vez más al entrar a clase y me bautizaron cariñosamente con el nombre de “la llorona”, recuerdo a la maestra contando mi historia, exponía a mis compañeros de clase las razones por la cual fui cambiada de sección, ella se reía con picardía, siempre sentí su calor humano, sus abrazos en los momentos más necesitados, su respeto, el respeto hacia todos sus alumnos era contagioso, Carmen Peña nos llevaba a su casa y allí nos recibía con meriendas, música, alegría desbordante, definitivamente una maestra como ninguna, una maestra que se acercaba a la realidad de sus estudiantes y ganaba su confianza, falleció casualmente hacen ocho días.Con Carmen Peña cursé cuarto, quinto y sexto grado, gran oportunidad para empoderarme de muchas de sus bondades.

Ya adolescente. Etapa de transición, una dura realidad, un mundo donde no puedes ni debes pasar desapercibido, donde la juventud se impone con las faltas de respeto, intolerancia, burlas, acosos… en esta etapa tenía que aprender a convivir pero, sin dejarme manipular, debía demostrar cuan fuerte era y si estaba en capacidad de resolver conflictos. Mi dilema estaba entre seguir siendo la niña tímida, sumisa, de pocas palabras o despertar y sacar el otro lado de mi personalidad para no dejarme atropellar por los compañeros.

Superé la etapa, mi proceso de adaptación (lo reconozco) no fue fácil, mi actitud sumisa no me ayudó en los tres primeros años del liceo pero, logré sostenerme en el Sistema Educativo hasta terminar bachillerato. La etapa más bonita durante mi adolescencia fueron cuarto y quinto año, ya con 15 y 16 años compartía, tenía amistades, era extrovertida, conversadora, mostraba mucho más de mí que en otros momentos.

Llegó el momento de la universidad, de la elección, de evaluar cuál sería el próximo objetivo y para ello, para tomar la decisión tardé aproximadamente unos diez años (como todo adolescente impredecible jejeje); mientras tanto copié uno de mis patrones de infancia, comencé a atender a niños de la comunidad (tareas dirigidas), los ayudaba con las tareas de la escuela y reforzaba sus debilidades en caso de ser necesario.

A los 19 años me involucré con el Ministerio de la Familia, con ellos hice varios cursos, talleres, asistí a charles y asumí el rol de Madre de Atención Extraescolar (MAE), poco a poco me fui relacionando con el trabajo social, fui adentrándome cada vez más en la comunidad, sumaba más y más niños, niñas y adolescentes a las actividades. Comencé a construir mi casa y primero fue “escuelita” que vivienda, conseguí donaciones de mesas, sillas, cuadernos, colores, lápices, meriendas para niños etc.

A los 20 años ya estaba ganada para el trabajo comunitario, comienzo en calidad suplente en la Escuela Básica Manuel Cabré ubicada en Caricuao es decir, empiezo también a involucrarme con la carrera de Educación. Paralelamente, estaba gestando un proyecto comunitario con algunos amigos y mi hermana mayor, juntos formamos parte de la fundación de una ONG con atención al niño excluido, Instituto de Educación Alterna (IDEA), el objetivo era, preparar a niños y niñas en sus procesos de enseñanza e insertarlo nuevamente al Sistema Educativo, conseguimos la donación de un terreno y recursos económicos para la construcción de una “Escuelita”; conseguimos más donaciones de mobiliarios, ropa, alimentos, meriendas y paseos para los muchachos, otro logro importante fue conseguir el reconocimiento y validación de certificados por parte del Ministerio de Educación, costaba mucho insertar a los chamos al colegio, algunos docentes tristemente rechazaban la propuesta de inclusión, por tales motivos la acreditación por parte del Ministerio llegó a ser una bendición.

Como podrán evaluar, crecí en un mundo donde el trabajo comunitario y la educación fueron conjugados y marcaron un patrón en mi vida. Para mí lo comunitario es educación y la educación es trabajo comunitario. Un educador se hace y crece con el contacto de la gente, los niños, niñas, adolescentes. Un educador sabe y conoce la realidad de sus chamos, fabrica empatía con ellos, le tiende su mano, lo ayuda a crecer, ofrece herramientas para que logre resolver conflictos, un educador no solo oye sino escucha a sus alumnos…

A los 26 años dejé la Escuela Manuel Cabré (culminada la suplencia) y me estrené en el liceo con el Padre Carlos Guerendiaín un excelentísimo maestro, grande, inmenso, gigantesco el Padre Carlos, otra persona que llegó a mi vida para complementar y solidificar mi futuro. El Padre Carlos me motivó para seguir estudiando, con él me inicié en la Pastoral Social de la Iglesia y el mundo de la Escuela Técnica Industrial.

Logré hacer la carrera de Educación en La Universidad Central de Venezuela (UCV), fui profesora de aula en la Escuela Técnica Industrial San José Obrero, Fe y Alegría, luego asumí la Coordinación Pedagógica, lideré el proyecto de transformación curricular bajo el enfoque de planificación y evaluación por competencias, participé como facilitadora para desarrollar habilidades de planificación y evaluación bajo el enfoque por competencias en apoyo a Fe y Alegría en dos zonas: Miranda y Caracas-Vargas, he diseñado junto a dos colegas módulos instruccionales para desarrollar habilidades sociales, competencias para la vida, comunicación y liderazgo bajo el mismo enfoque en apoyo al Centro Gumillas, fui llamada para formar parte del equipo de la DNE, Dirección Nacional de Escuelas de Fe y Alegría (cargo que rechacé).

YO EN FORMACIÓN DE COMPETENCIAS EN LA ESCUELA BÁSICA VIRGEN DEL ROSARIO, FE Y ALEGRÍA, MARACAY

He participado en investigaciones sobre situación de alimentación de niños, niña y adolescente en Venezuela junto a CANIA e investigadores de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), también en el área de violencia juvenil junto a la Dra. Gloria Perdomo (gran amiga), participo en actividades de la REDHNNA Red de Derechos Humanos de Niñas, Niños y adolescentes, algunos docentes del colegio y estudiantes apoyamos en actividades desarrollada con Redlamyc y la Lic. Carla Naveda, otras investigaciones con el Laboratorio de Ciencia Sociales (LACSO) de la UCV. He impulsado dentro del colegio cátedras o áreas de competencias para “aprender a aprender”, “aprender a emprender” y “aprender a pensar” de igual manera hemos trabajado en equipo para evaluar desempeño transformando la evaluación cuantitativa en evaluación cuali-cuantitativa agregando vital importancia a la cualificaión. He desarrollado estudios de cohorte bajo métodos cuantitativos, poseo dominio en el análisis e interpretación de datos estadísticos, diseño base de datos.
Actualmente me involucro en plataformas complejas como lo es steemit, trato de entender este mundo y trato de adaptarme a él sin morir en el intento, no me resisto a los cambios, por el contrario, me gusta la innovación la creatividad, asumir riesgos… me encanta el dinero pero, soy de las que pienso que no lo es todo en la vida, el dinero es una recompensa complementaria más no la riqueza porque la riqueza está en todo lo construido, lo edificado a través del tiempo y lo que te llena de satisfacción para momentos como estos en donde no puedes dejar de escribir y lo que te permite auto- valorar lo grande que somos y todo lo que podemos aportar al mundo.

Cierro diciendo: amo a Dios por sobre todas las cosas, me amo a mí misma, amo a mi familia, amo a mi país Venezuela, amo la educación, el trabajo social y todos los que conspiran en este universo. Bendigo haber nacido y crecido en el seno de una familia humilde, noble, trabajadora, amorosa y agradezco a Dios todos los días por haberme dado la familia que tengo, mi esposo, hijos y nietos. Le agradezco también haberme puesto en los lugares y momentos indicados porque sabemos que sus tiempos son perfectos, simplemente a Dios le agradezco la vida.

Abrazos virtuales y stemianos para todos.