Todos los días, cada mañana, cada nuevo amanecer, es una nueva oportunidad. Es una oportunidad para vivir, para reconocer nuestra realidad, para abrir los ojos hacia el mundo que nos rodea y para conocernos a nosotros mismos. Todos somos resultados de nuestras decisiones. Decidir supone elegir la respuesta ante cualquier situación y aceptar las consecuencias que se deriven. Por lo tanto, decidir implica:

• Responsabilidad para escoger entre varias opciones.

• Aceptación de las consecuencias. Porque como decía el profesor y escritor Stephen Covey: “Cuando uno recoge una punta del palo, también recoge la otra”.

Creo que ningún camino está predestinado, creo que nosotros vamos construyendo nuestro camino conforme a las decisiones que tomamos minuto a minuto.
Cada decisión nos lleva por un camino (acción- reacción)… Y para mí, no existen las casualidades, sino las causalidades. Decisiones, elecciones que nos llevan a ciertos caminos.

Es como cuando vamos manejando en un lugar desconocido y llegamos a un cruce, tenemos en ese momento la oportunidad de tomar una decisión de tomar derecha o izquierda, por más simple, esa decisión nos llevará a un camino, a un paisaje y a un panorama totalmente diferente.

Lo increíble y lo curioso, es que esas decisiones con esos caminos, nos llevan a cruzarnos con los caminos de otros que también están tomando sus propias decisiones, nos topamos además, con mundos nuevos, con nuevas vistas, con nuevas perspectivas y sobre todo con personas nuevas. Que se van conformando como parte de nuestra vida y nuestra perspectiva de ella, para decisiones futuras.

Muchas decisiones, nos van a llevar por caminos incorrectos, por caminos que nos sentiremos perdidos o equivocados, lo importante es seguir decidiendo, tomar la experiencia de vivir ese camino incorrecto como parte de nuestro crecimiento, para que nuestras futuras decisiones, nos lleven a mejores caminos y sobre todo hacia donde queremos llegar como seres humanos, a nuestras metas.

Alguien dijo “Si no tomas decisiones, otro las tomará por ti y no pensará tanto en tu felicidad como tú mismo”. Yo comparto esta opinión.

Cuando decides puedes fallar. Cuando decides puedes ser criticado. Cuando decides, toca pasar a la acción y ello implica esfuerzo y como todo, cambio, incomodad e incluso miedo. Por eso muchas veces las personas tendemos a retrasar la toma de decisiones. Pero ¡ojo!, si las retrasas tanto puedes dejarte guiar por otros capitanes y llegar a un destino que en nada se parezca a aquél en el que deseas permanecer. Entonces, entras en crisis y sólo parece quedar la opción de huir y destruir en vez de acercarte y construir.

Dentro de nuestro camino van a haber muchas cosas que no vamos a poder controlar, como los semáforos, la gente que atraviesa en mal lugar, el clima, los caminos mal hechos… O en otros términos, lo único que podemos controlar, es lo que decidimos sobre nosotros, sobre cómo queremos ver las cosas, sobre qué tomar y qué dejar, sobre quién queremos ser y quién queremos dejar de ser, podemos decidir sobre quién queremos que nos acompañe en nuestro camino, mas no a quien nos podamos topar.

Tomamos decisiones que nos llevan a caminos que nos llevara a mundos nuevos que no conocemos, más lo que este dentro de el, no lo podemos controlar, ni manejar solo decidir si seguir ahí o seguir manejando.

No dejes que la corriente te lleve, no dejes de hacer lo que crees en tu corazón que es lo correcto, no culpes a la vida sobre lo que te pasa, recuerda, que la vida te regalo el poder de decisión.
¡TÓMALO!

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¡Hasta el próximo post! ❥