Relato: Buena suerte padrino

in #cervantes6 years ago

Saludos a los amigos de la comunidad Steemit.

En esta oportunidad quiero compartir con ustedes otro de los relatos del libro Blacamán en Maturín y otros relatos. Buena suerte padrino está inspirado en un hecho real, me lo contó Anick López, un amigo.

Este relato, tuve a bien revisarlo, tras unas observaciones que me hicieran, después de publicarlo, Rubi Guerra y Adriana Cabrera, desde su experiencia notaron el escaso aporte a la temperamento de John, siendo este el “personaje redondo” del cuento. Agradecida a los amigos, espero haber superado el despiste.
El dibujo realizado especialmente para la edición del libro, está hecho con la técnica de tinta sobre papel. 20 x15 cm. 2012.

Buena suerte padrino

Apenas tenía yo once años, era el quinto parto de mamá y debido a las circunstancias, a la abuela le parecía mejor mantenerme alejado. Decía, -A la víspera, todo detalle cuenta y muchacho tremendo lo que hace es estorbar. Por lo que, nos vino de perlas, la invitación de mi padrino a San Antonio del Golfo. Todos suponían que yo y la chiva, éramos buenos para hacerles pasar unas vacaciones divertidas al ahijado del padrino, que después de estas vacaciones lo internarían en un colegio militar.
John, también de tez rosada como el padrino, era fuerte y temerario, nadaba con estilo y bajaba sin careta igual que yo, a recolectar papos de reina y caracoles, competíamos todo el tiempo. Mis padrinos, se conocieron el mismo año en que él llegó a trabajar al campo petrolero de Caripito, cuando ella competía en esos días para ser reina de carnavales. A los pocos meses se casaron. No pudieron tener hijos, siempre estaban buscándolos, aquí se cumplió el dicho, miaja de gringo no llega lejos.

Nos vistó la tía Antonia, muy amiga de los padrinos. Como siempre buscando la manera de educar nos contó, que estando ella de maestra en Caripito, un año antes de la llegada del padrino, el gerente anterior debió salir de forma intempestiva, por ser displicente con un médico oriundo de Trinidad. Fueron muchas las que debió aguantarle el doctor, hasta que, lento pero seguro logró enamorarle a la esposa, una hermosa pelirroja. Ambos enamorados esperaron un viaje del gerente a los Estados Unidos. Todos vieron, nadie habló. Nueve meses después el mismo doctor le tocó partear a su propio hijo. Las enfermeras por solicitud del agraviado, trataron de sustituir el niño por el de una joven margariteña, catira, esposa de un mecánico de tez clara, la única que parió allí el mismo día. Gran escándalo armó el esposo, entonces todo se supo. El gerente y su esposa se fueron al Norte, el niño quedó con su padre. Gran silencio después de la sobremesa, todos nos mirábamos buscándole sentido a la moraleja bateada por la tía.

Desde nuestro arribo a San Antonio comenzamos a pasarlo estupendamente. Con la suerte de estar en época de Semana Santa, hasta vimos una pelea de caimanes machos en La Peña. Casi perdemos a la chiva por querer meterse dentro del corralón, para separar, con sus topados, a los últimos gladiadores. Al final del día John y yo, nos llevamos cada uno, un diente y un preparado afrodisiaco para el padrino, compuesto con pipe de caimán rayado y miel.

Ya finalizaba la semana, los padrinos se nos unieron al paseo: la cava con hielo, el whiskey y las arepas con Diablito, nos permitieron esperar la picada de los peces sin desesperación. Entre un trago y otro, el padrino se envalentonó e invitó a su mujer a reposar bajo un pequeño bosque de dividivis. Nosotros sobre el bote pescando. La chiva en la popa parecía una gárgola. El viento travieso de la tarde, trasladó la conversación de los padrinos hasta el lugar donde estábamos. Ella, le decía bastante contrariada, -Sólo cuando ese muchachito llegue a la luna, yo haré lo que me estás pidiendo. Me imagino que se refería a John, porque yo más lejos de Margarita no tenía pensado llegar. La chiva sorprendida se cayó en las aguas del golfo, mientras nosotros privados de la risa la sacábamos entre berrido y berrido.

Estos últimos años, cómo han pasado de rápido. Mi mamá por fin había dejado de parir, la chiva también y yo estaba casado con tres hijos. Como era un día especial, quise pasarlo con mis padrinos para ver el aterrizaje de John, y tal vez su rescate, pues, se había quedado atrapado en el espacio unos días más. Sentados, todos tensos, esperábamos. No siempre se conocía al protagonista de una historia. Al momento de ser rescatado, todos los presentes teníamos los ojos fijos en la pantalla de la TV y al ver la cara de John, paramos de rezar, para tomarnos un trago largo y celebrar.

-John, unas palabras no están de más, le solicitó el periodista. Y él, al levantar el brazo, pronunció tres palabras para saludar al mundo -¡Buena suerte padrino! De todos los seres del planeta, sólo nosotros cuatro supimos interpretar aquella frase. Padrino, se rascó la barba y madrina, lo miró de reojo para decirle entre dientes, -Además de astronauta, tremendo compinche resultó el ahijado.

Hasta el próximo relato

Sort:  

Cómo siempre, termino tus posts con un sentimiento de que he estado en un lugar bien bonito, independientemente del tema, que, en este caso, además, me sacó una sonrisa. Un abrazote.

Coin Marketplace

STEEM 0.19
TRX 0.15
JST 0.029
BTC 62629.89
ETH 2572.37
USDT 1.00
SBD 2.74