EL DESEO.
Le dije:
-Me gusta cuando estás de espalda y caminas modelando en frente de mi.
-No sé de qué hablas.
-Qué me gusta morir por ti.
-No quiero que mueras por mi, quiero que vivas junto a mi. -replicó tomándome de la mano-.
Supe ahí que no tenía que perderla.