Prendado
En un diccionario, de aproximadamente 3.297 páginas, encontré un sinfín de palabras. La inmensa mayoría ni sabía que existían y muchas otras ni siquiera deberían estar (por lo absurdo de su significado).
Hubo un verbo que llamó mi atención: prendar. El librito -nótese la ironía- lo dio una definición muy similar a la de estar enamorado. Mi búsqueda fue todo un éxito, he de admitir, ya que buscaba nuevos términos para describir cómo me siento. ¡Me siento prendado!
¿Suena tan feo como se lee? Pues creo que lo importante acá es lo que significa, más allá de su conjugación. Esta nueva expresión que decidí añadir a mi vocablo me encanta, principalmente porque ya no serán un cliché mis declaraciones de amor. Los te amo y estoy enamorado, ya pasados de moda y utilizados por toda la humanidad, quedaron atrás. El estoy prendado llegó para quedarse.
Vamos, todo esto parece un ridículo, pero para mí no. Renovar los conceptos del amor tan inmenso que siento es algo trascendental y poder manifestarlo de formas nunca antes dichas es realmente lo que mereces.
Quiero que se note que eres distinta. He dicho muchas veces que estoy enamorado, no recuerdo ya cuantos te amo han soltado mis labios. Quiero que esto sea especial porque no eres como las demás. Llegaste hasta donde nadie había podido y no cabe duda de que contigo no se necesita nada más (¡pero nada más!).
Siempre tuyo. Tu prendado amor.
La imagen utilizada para este texto es una obra del pintor neerlandés Vincent van Gogh, elaborada en 1889 y que lleva por nombre “Lirios”.