Autor: Salvador Dalí
Estilo: Surrealismo
Técnica: Óleo sobre lienzo
Dimensiones: 24 x 33 cms.
Ubicación: Museo de Arte Moderno, Nueva York.

Sin duda este ha sido el análisis más complicado que me ha tocado realizar hasta los momentos, esta obra ofrece muchos elementos dispersos lo que abre un abanico de posibilidades de interpretación, el hecho de que cada figura tenga cierto distanciamiento e independencia de las demás hace que sintetizar una conclusión total de la pintura parezca imposible, son distintas piezas que no encajan para armar el rompecabezas, o quizás esté cometiendo el error de querer hacer que todo encaje en una obra surrealista.

“La persistencia de la memoria” también conocida como “Los relojes derretidos” o “Los relojes blandos” es la obra más reconocida del pintor catalán Salvador Dalí. Esta fue completada en 1931 y ese mismo año se exhibió al público por primera vez en la Galería Pierre Colle de París entre el 3 y el 15 de junio. Desde 1934 hasta la actualidad ha pertenecido al Museo de Arte Moderno de Nueva York.

En “La persistencia de la Memoria” el tema principal es el tiempo, pero también se abordan otras temáticas debido a su intenso simbolismo. Dalí quiere mostrarnos el paso inevitable del tiempo, pero no de un tiempo como componente independiente de la realidad, sino de uno que forma parte y depende del espacio. Recordemos que pocos años atrás Albert Einstein había descubierto la teoría de la relatividad y Dalí era conocedor de este planteamiento, por eso los relojes están derretidos, para mostrar que el tiempo no es absoluto, sino que este varía al deformarse el espacio.

Sobre el cuadro y su relación con el espacio-tiempo Dalí diría lo siguiente:

Desde ellos (los relojes) soy históricamente aquel que ha sabido resolver la ecuación espacio-tiempo, pero todo mi arte traduce la calidad de la angustia más moderna, en cuanto expresión de un delirio que rebasa todos los dinamismos de lo real. El tiempo no se puede concebir sino el espacio.

Esta obra es de estilo surrealista, movimiento artístico creado en 1924 por André Breton en su famoso manifiesto. Los surrealistas, inspirándose en cierta medida por las teorías freudianas creían que la única forma genuina de expresarse era accediendo al subconsciente, para lograr esto se valían de técnicas como el automatismo o la desorientación reflexiva.

También consideraban que en los sueños se podía llegar a ese estado mental en el que la razón no puede limitar lo que se quiere expresar, el pensamiento humano en su estado más puro sin ataduras, esta influencia surrealista hizo que Dalí muchas veces plasmara lo que soñaba en sus obras.

Análisis

A primera vista podemos ver un paisaje simple, en el fondo se encuentra un mar que se confunde con el cielo y a la derecha una formación rocosa de un acantilado, generalmente se suele asociar con un paisaje de Costa Brava, muy común en la obra del pintor. En primer plano a la izquierda, se encuentra un bloque de madera, que cumple las funciones de una mesa, sobre ella se encuentran dos relojes y un pequeño árbol, de una de las ramas de este árbol también cuelga un tercer reloj. En el centro de la obra resalta una figura extraña que parece ser un rostro del que cuelga el cuarto reloj de la obra.

Cada reloj tiene una característica particular. De los dos que se encuentran en la mesa, el primero es un reloj de bolsillo que se mantiene firme (a diferencia de los otros tres) y tiene hormigas a su alrededor, se asocia también al erotismo ya que este es el que se lleva más cerca de los genitales, el segundo se escurre por el borde de la mesa y sobre el reposa una mosca. El simbolismo de estos animales radica en que, como bien se sabe, tanto las hormigas como las moscas siempre se encuentran cerca de lo putrefacto y decadente, en este caso, los relojes.

El tercer reloj es el más curvado de todos, se mantiene sobre la rama del árbol sin hojas que sobresale de la mesa, una de sus manecillas señala directamente al número 6 pero la otra no se alcanza a ver. El cuarto y último se encuentra sobre la roca que recuerda vagamente a un rostro (que duerme) por sus resaltables pestañas y nariz, tampoco se mantiene firme, está deformado. Este rostro puede representar la mortalidad del ser humano, pero también se dice que podría ser un autorretrato de Dalí ya que era un elemento muy común en otras de sus pinturas.

Estos relojes representan diferentes realidades, las horas que señalan no coinciden, aunque son cercanas. En la obra se está pasando por un mismo instante a los ojos del espectador, pero la deformación de los relojes muestra la relatividad del tiempo. El paso del tiempo ha dejado su marca sobre ellos “derritiéndolos” pero, aun así, siguen cumpliendo su función de dar la hora.

A pesar de que la presentación es realista en sus técnicas, la relación de los objetos y sus extrañas dimensiones, nos muestran una imagen incongruente y sin mucha lógica, que nos provoca confusión junto a una sensación de soledad causada por los amplios espacios del paisaje.

Con respecto a la luz, vemos que el cuadro está dividido en dos partes no simétricas: a la derecha una zona dominada completamente por la oscuridad, mientras que a la izquierda y al fondo del cuadro, donde se encuentran los objetos más importantes, hay un foco de luz que proviene del cielo que los ilumina suavemente y los hace proyectar sombra. Este contraste entre los tipos de luces ayuda a crear una atmósfera onírica.

Los colores usados son variados, predominan los tonos fríos (azul, blanco y gris) que contrastan con los cálidos (amarillo y marrón). Se aprecia que los tonos cálidos nos acercan a las formas aumentando los detalles, mientras que los tonos fríos acentúan la pérdida de definición de los contornos.

Luego de este análisis un poco detallado, resalta el hecho de que el acantilado iluminado por el crepúsculo está muy alejado de los relojes, el paisaje es el elemento que parecen no ser afectado por el paso del tiempo.

Curiosidades

• Aunque no se puede observar muy bien en el cuadro, existe la firma de Dalí donde se lee: Olive Salvador Dali. Olive era una de las formas en que Dalí llamaba a su musa Gala en privado ya que decía que su cara era ovalada y el color de su piel era como una oliva.

• En una entrevista en 1935, Dalí, dijo que para la realización de estos relojes se había inspirado en el queso Camembert:

Podéis estar seguros de que mis famosos relojes blandos no son otra cosa que el queso camembert del espacio y el tiempo, que es tierno, extravagante, solitario y paranoico-critico