CONTENIDO DE CALIDAD. UNA GUÍA. (Parte1)

Amigos de Steemit, he escrito algunas recomendaciones para producir contenido de calidad. Las notas que he hecho, provistas de algunos ejemplos, se sustentan en mi experiencia de más de dos décadas como especialista en lengua y literatura. No pretendo, sin embargo, hacer cátedra. De hecho, se me ha ocurrido que podría hacer algo útil para la comunidad después de leer el lanzamiento del Proyecto Lince, de @lince (y asustarme un poco, la verdad). Tampoco pretendo pasar como experta en manejo de contenidos digitales, ni de redes… nada de eso. Lo mío es, simplemente, pasión por la lengua —y, en especial, por mi idioma, el español, que amo profundamente. Lo que encontrarán acá, si tienen la paciencia de llegar hasta el final, tal vez los ayude a mejorar sus posts, y, ojalá, a multiplicar sus votos.

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A escribir se aprende escribiendo, y la gracia no se regala embotellada; sin embargo, escribir bien, estoy convencida, ayuda a que la gracia natural que posean sea poderosa. Veamos.

• Un contenido de calidad no es necesariamente original en su totalidad, sino un tema bien tratado; que ha sido adecuadamente documentado y/o reflexionado desde una perspectiva propia, con la curiosidad que hace que lo conocido sea visto de nuevo de la manera en que hemos olvidado mirarlo. Cuando se escribe desde una perspectiva personal, es evidente que la principal fuente de referencias es nuestra visión del mundo, nuestras experiencias y nuestro conocimiento. Sin embargo, es muy probable que nuestros escritos desde esta perspectiva (que puede ser sumamente original y rica como la tradición del ensayo literario demuestra) luzca pobre si no se nutre convenientemente de un conocimiento adecuado del tema que tratamos o prescinda del conocimiento de los muchos escritores que han explotado con gran belleza y profundidad esta perspectiva. No tiene por qué ser un gesto erudito, pero la búsqueda de este conocimiento eventualmente nos llevará a aventuras más atrevidas, y ojalá estemos preparados para asumir el reto (y comprender su utilidad). Sí, conocer los ensayos de Miguel de Montaigne puede ser útil (y una experiencia de lo más entrañable, si se lo permiten), pero también intentar entender (y acá intentar entender es intentar leer) por qué “Llamadme Ismael”, comienzo de Moby Dick, de Hermann Melville, es una frase que ha quedado acuñada en la historia del arte de todos los tiempos como uno de los acercamientos vitales más complejos hacia la dificultad que implica la comunicación de la experiencia del sí mismo.
  Cultivar la perspectiva personal, pues, no es fácil. Tiene mucho de striptease filosófico y exhibición de malabares frente al espejo solitario de la memoria.

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• Un contenido de calidad entiende la importancia de la profundidad. Ser profundo no implica ser soberbio ni pedante. Ser profundo implica que hemos tenido la cortesía de escudriñar la materia de nuestros escritos de modo tal que nos hacemos dignos de nuestros lectores. No se trata de escribir galimatías, sino de tener un lenguaje adecuado para la dificultad y el registro de nuestros escritos. Ser profundo es ser respetuoso con la inteligencia de nuestros lectores.
  Cuando Jorge Luis Borges escribió:
  ¿Quién es el mar?¿Quién es aquel violento
  Y antiguo ser que roe los pilares
  De la tierra y es uno y muchos mares
  Y abismo y resplandor y azar y viento?
  (Puedes leer el poema completo en www.poeticus.com)
  No quiso ser confuso, ni escribir una adivinanza. Quiso expresar un pensamiento complejo y de complejo esplendor. Esta estrofa supone que su lector es inteligente, le gusta la belleza y está dispuesto a hacer un esfuerzo de comprensión y sensibilidad. Es un texto respetuoso.

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• Un contenido de calidad es comprensión del manejo de la información en el contexto de colaboración con los lectores. Para entender este punto tal vez sea útil recurrir a las prerrogativas conocidas en lingüística como Máximas conversacionales del discurso, establecidas por el filósofo del lenguaje inglés Paul Grice en 1975 (se puede encontrar información básica muy orientadora en el artículo de Wikipedia.org dedicado a Paul Grice). Simplificaremos:
   Máxima de cantidad: que la contribución que hagas tenga la cantidad justa de información para lo que necesitas comunicar. (Contribuciones las llama Grice, y es reconfortante que nuestras intervenciones discursivas sean consideradas una contribución al acto de comunicar).
   Máxima de cualidad: sé veraz. No afirmes lo falso ni lo que no puedas sostener fehacientemente con argumentos o pruebas.
   Máxima de relación: que tu contribución sea relevante para el diálogo en el contexto de tu comunicación particular o en el de los discursos sobre el tema tratado.
   Máxima de modo: sé claro, tan breve como puedas y tan ordenado como consigas. Un rasgo que recoge estas tres virtudes es la concisión.
  Por supuesto, cuando nos acercamos por primera vez a estas máximas, podríamos entender erróneamente que escribir bien es ajustarse un apretado corsé. Nada más lejos de la verdad (y de la intención de Grice, que no pretendía normar el comportamiento lingüístico de nadie). Deben entenderse más bien como recomendaciones que permiten facilitar la comunicación, en el entendido de que el acto de comunicar es un acto donde los participantes cooperan, contribuyen, con la calidad del intercambio. Y en el entendido de que, a la par que los comunicadores más generosos son aquellos que trabajan para obsequiar a sus interlocutores con calidad, los más preciados son aquellos que conceden, a través de la calidad, las infinitas posibilidades de libertad que solo la lengua tiene para dar.

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Si me lo permites, entonces, amigo lector steeminiano, continuaré en un próximo post. Solo ten la bondad de hacerme saber si te interesa.

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Publicado también con posterioridad en mi blog http://lamanosigilosa.blogspot.com/